Juan Goytisolo: "En este pa¨ªs sigue sin haber sentido del humor"
Juan Goytisolo, uno de los novelistas m¨¢s importantes de la posguerra espa?ola, pas¨® por Madrid para participar en dos actos culturales sobre el hecho narrativo. El viernes, en la librer¨ªa Cuatro Caminos, contest¨® a un coloquio sobre su propia literatura y en general la de habla hispana, en el contexto de la exposici¨®n de Narrativa Hisp¨¢nica que esta librer¨ªa ha organizado. Y el pasado jueves intervino en la facultad de Letras de la Complutense, en el seno de otra exposici¨®n bibliogr¨¢fica, esta vez de la Editorial Seix Barral. All¨ª dio una conferencia que, como siempre trat¨¢ndose de Juan Goytisolo, result¨® controvertida.
?He observado -dijo Goytisolo a EL PA?S- que seguimos sin tener sentido del humor en este pa¨ªs. Como en los mejores tiempo de la dictadura, se tergiversan mis palabras y se pierde lo que hab¨ªa de iron¨ªa.? ?Yo habl¨¦ -dijo- de esa contradicci¨®n entre el cr¨ªtico y el ficcionador en el escritor. Eso fue lo que analic¨¦.?Sobre la controvertida incultura de los escritores, dijo: ?Efectivamente, he detectado un profundo desinter¨¦s entre los escritores de todo el mundo hacia el estudio de disciplinas como la po¨¦tica o la ling¨¹¨ªstica, que se consagran al an¨¢lisis del material objeto de su trabajo creador. Este desinter¨¦s es com¨²n a la mayor parte de los escritores, no s¨®lo en el ¨¢mbito hispanoparlamente, lo cual no parecer¨ªa de extra?ar, dada la cerraz¨®n de nuestros autores y cr¨ªticos, y el ambiente tribal de compadreo, sino tambi¨¦n en comunidades de cultura mucho m¨¢s viva y din¨¢mica que la nuestra, como Estados Unidos, Francia, Inglaterra o Alemania. Yo creo que se trata de un terror supersticioso a desentra?ar ese misterio de la creaci¨®n, que puede llamarse inspiraci¨®n o como sea, un miedo a perder la espontaneidad creadora. Y quiz¨¢, tambi¨¦n, la constataci¨®n de los fracasos, el callej¨®n sin salida a que han llegado muchas experiencias experimentalistas en los ¨²ltimos tiempos, que invitan al escritor a desconfiar de los estudios te¨®ricos y cient¨ªficos sobre la literatura y el hecho de escribir, como si la ciencia literaria obligara a la creaci¨®n a convertirse en una simple glosa de la teor¨ªa.? ?No importa que esto haya ocurrido algunas veces -afirma Juan Goytisolo- que a veces la incomunicabilidad sea el fruto de quienes intentan romper las reglas de juego usuales, y que se llame antiguo ("esto ya lo hizo Joyce hace cuarenta a?os") a todo escritor novel que intenta romper los c¨¢nones establecidos. Rechazar hoy por anticuadas las tentativas de Joyce o C¨¦line, cuando se escribe, ya en plan digno, como Gald¨®s o Baroja, es directamente monstruoso. En suma -contin¨²a Goytisolo-, conviene no olvidar que todos los grandes creadores, ll¨¢mense Rabelais, Cervantes o Sterne, desafiaron las convenciones art¨ªsticas de su ¨¦poca, y mostraron una viva preocupaci¨®n por el conocimiento de las diferentes t¨¦cnicas narrativas y por las doctrinas literarias de la ¨¦poca. En la medida en que la vilipendiada vanguardia es sin¨®nimo de autorreflexi¨®n, podemos afirmar serenamente que Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, fue nuestro primer vanguardista.?
La importancia de la ling¨¹¨ªstica en la creaci¨®n literaria fue calificada por Juan Goytisolo como ?uno de los hechos diferenciadores de la literatura de nuestra ¨¦poca respecto a otras, junto a la mayor complejidad y a la mutaci¨®n continua del corpus te¨®rico, hasta el punto de que resulta pr¨¢cticamente imposible abarcar todas las teor¨ªas que estudian, por ejemplo, el hecho novel¨ªstico?. ?En este sentido -dice Goytisolo-, va esa especial fuerza mim¨¦tica que ha convertido algunas obras de creaci¨®n recientes en simples glosas, simples ejercicios de estilo, aplicaci¨®n pr¨¢ctica de alguna de ellas.?
?As¨ª que -termina Juan Goytisolo- dada la importancia de las teor¨ªas literarias en nuestra ¨¦poca, el antiteoricismo que postulan muchos autores de ficci¨®n, algunos de ellos muy importantes, es m¨¢s bien de fachada, y yo sospecho que se debe a razones de estrategia personal. Quien m¨¢s quien menos, incurren todos secretamente en ese abominable vicio solitario que llamamos teor¨ªa. La verdad es que todos, hasta yo mismo, hemos incurrido en la explicaci¨®n de nuestra obra, en ese dar pistas desdichadamente falsas a la cr¨ªtica que suele ser el trabajo autorreflexivo del escritor cuando escapa a la novela para enfrentarse a la entrevista, a la conferencia, al cursillo sobre su propia obra. La autocr¨ªtica, que reconozco que era ir¨®nica, ya la hice en la Universidad el otro d¨ªa. Recuerda -dice Goytisolo- que era la primera vez que pisaba una facultad espa?ola desde que dej¨¦ derecho hace ya algunos a?os.?
?En cualquier caso, all¨ª mantuve, y ahora tambi¨¦n, que el esfuerzo de la obra corresponde al autor, pero su resultado pertenece ya a todo el mundo con su propia excepci¨®n. Por eso me he manifestado siempre por la supresi¨®n de la propiedad intelectual, derecho que deber¨ªa desaparecer en prioridad a los restantes derechos de pertenencia o dominio de nuestro triste mundo.?
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