Pintura y gr¨¢fica cubanas
Prologada por Alejo Carpentier, la exposici¨®n que aqu¨ª se comenta acierta a congregar los mejores ejemplos de la nueva, por no decir de toda la pintura cubana. En estas mismas p¨¢ginas declaraba el ilustre prologuista, d¨ªas atr¨¢s, c¨®mo las artes pl¨¢sticas no hab¨ªan logrado en su pa¨ªs un cierto grado de autonom¨ªa y autocton¨ªa hasta la segunda d¨¦cada de nuestro siglo. Hab¨ªan incluso de pasar veinte a?os m¨¢s para poder aludir a una vanguardia propiamente cubana, y ello merced a los afanes de la generaci¨®n presidida por Wifredo Lam, Amelia Pel¨¢ez, Mariano Rodr¨ªguez, Ren¨¦ Portocarrero, Luis Mart¨ªnez Pedro..., que son los que, a su vez, encabezan la muestra colectiva que por estos d¨ªas se presenta en Madrid y, por primera vez, que uno sepa, en Espa?a.Hasta comienzos del siglo (y a diferencia de lo ocurrido en otros confines de la Am¨¦rica latina, como M¨¦xico o Per¨², que contaban con una gran tradici¨®n pl¨¢stica) dif¨ªcilmente se puede descubrir en Cuba alg¨²n asomo de una pintura legitimable e imposible de parangonar con el auge de otras artes, cual la m¨²sica, de f¨¦rtil ascendencia en la antesala del Nuevo Mundo. Lo cubano de esas manifestaciones pl¨¢sticas de principios de siglo en modo alguno exced¨ªa el asunto o argumento, ya que la t¨¦cnica era heredera tard¨ªa de la que emplearan los artistas de los salones franceses, con tales cuales adobos de pintores espa?oles del corte de un Sorolla o un Zuloaga.
Pintura y gr¨¢fica cubanas
Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo. Ciudad Universitaria.
Con los a?os veinte, y por reclamo espec¨ªfico de la vanguardia parisiense, aparecen en la escena del arte aquellos pioneros que se llamaron Marcelo Pogolotti, Carlos Enr¨ªquez, Eduardo. Abela.... y, tras ellos, los aut¨¦nticos conformadores, ya en los a?os cuarenta, de una pl¨¢stica propiamente cubana, en cuya renovaci¨®n expresiva es la visi¨®n metaf¨®rica de la realidad (los sutiles arabescos de Amelia Pel¨¢ez, la flora exuberante de Mart¨ªnez Pedro, el desmadre barroco de Ren¨¦ Portocarrero..., y el asombroso car¨¢cter tot¨¦mico, especialmente, con que Wifredo Lam adorna a sus singulares criaturas) la que termina por trascender sobradamente el mero contenido argumental de ¨¦pocas anteriores.
Otras dos hornadas de pintores y grabadores consuman el ciclo de esta bien nutrida muestra colectiva. De entre aqu¨¦llos cabe destacar a Nelson Dom¨ªnguez, Mario Gallardo, Fayaz Jamis, Aldo Men¨¦ndez, Ra¨²l Mart¨ªnez, Manuel Mendive.... y, por lo que a los otros concierne, valga decir que es una holgada decena la que aqu¨ª y ahora viene a representar el quehacer gr¨¢fico de las nuevas generaciones cubanas. ?Algo m¨¢s? El deseo de admirar por estas tierras, si ello fuera posible, una exposici¨®n antol¨®gica del gran Wifredo Lam.
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