Las transformaciones del PCE
EL DESARROLLO y las resoluciones del IX Congreso del PCE clausurado ayer, podr¨¢n decepcionar, tal vez, a los amantes de las emociones fuertes y a quienes creen que, los cambios pol¨ªticos tienen que producirse siempre por saltos bruscos y de forma espectacular. Sin embargo, estos cuatro d¨ªas de abril representan un momento significativo en la historia de los comunistas espa?oles.El veterano grupo dirigente no ha perdido, corno era de prever, el control del aparato del partido y del centro donde se elaboran las decisiones. Sin embargo, se ha visto obligado a aceptar una limitaci¨®n de sus poderes y a permitir la apertura de un debate. que no ha hecho sino comenzar. en las bases de la organizaci¨®n. Dada la inexistencia p¨²blica de tendencias y la dificultad para descifrar el cr¨ªptico c¨®digo que suelen emplear los comunistas para expresar sus discrepancias. no resulta f¨¢cil establecer conclusiones acerca del significado de las altas y bajas en el Comit¨¦ Central Y en el comit¨¦ ejecutivo. En cualquier caso. parece que fa renovaci¨®n ha comenzado. Si los comunistas tuvieran sentido del humor. podr¨ªan bautizar estos acontecimientos con el nombre de ?esp¨ªritu del 19 de abril?.
En las sesiones plenarias. abiertas a los informadores. s¨®lo se han confrontado las posiciones a prop¨®sito de la Tesis VI. que trata de la ?democracia pol¨ªtica y social. y de la va c¨¦lebre Tesis XV. sobre el abandono de la invocaci¨®n can¨®nica al marxismo-leninismo. En ambos casos Gan¨® la propuesta oficialista. pero ya es una novedad que la votaci¨®n llegara a realizarse. Adem¨¢s, en las comisiones. las otras trece tesis del Comit¨¦ Central han sido objeto de debates. de negociaciones serias y de modificaciones a veces sustanciales antes de ser presentadas, aun sin propuestas alternativas, al plenario del congreso.
Algunas de esas alteraciones afectan a las ideas m¨¢s celosamente defendidas por la direcci¨®n del partido. La visi¨®n seg¨²n la cual el cambio de r¨¦gimen se oper¨® de acuerdo con las l¨ªneas y los deseos de la ejecutiva del PCE. reiteradamente expresados en los ¨²ltimos veinte a?os, ha sufrido una dr¨¢stica rebaja con la matizaci¨®n de que la ruptura no lleg¨® en realidad a producirse. Los pactos de la Moncloa. en cuya iniciativa el se?or Carrillo jug¨® un, decisivo papel, han sido tambi¨¦n objeto de una operaci¨®n de desmaquillaje que los ha dejado reducidos a la condici¨®n de unos acuerdos forzosos de car¨¢cter defensivo y de realizaci¨®n problem¨¢tica. Los destemplados ataques de Carrillo al PSOE han sido contrapesados por declaraciones que insisten en la necesidad de unir fuerzas con los socialistas y comunistas. Se dir¨ªa que los militantes del PCE y del PSOE tratan de pasar por encima de la hostilidad de sus direcciones, evidenciada en esta ocasi¨®n tanto por las palabras del se?or Carrillo -obsesionado por arrebatar clientela electoral al PSOE y por desplazarle como partido hegem¨®nico de la izquierda- como por el desplante pol¨ªtico que signific¨® la inasistencia del se?or M¨²gica como observador socialista a las sesiones. La eliminaci¨®n del r¨®tulo ?marxismo-leninismo? ha sido acompa?ada de grandes protestas de admiraci¨®n por la figura y la obra del revolucionario ruso. y de la recomendaci¨®n del propio Carrillo de ?estudiar a Lenin atentamente. como, uno de los maestros fundamentales del marxismo?. Ese debilitamiento de la vehemencia inicial contra todo lo que est¨¦ asociado con la Uni¨®n Sovi¨¦tica se ha hecho igualmente patente en la prudencia con que se han manejado las cr¨ªticas respecto a los pa¨ªses del Este.
Como conclusi¨®n. podr¨ªa decirse que ha comenzado la transformaci¨®n de las relaciones jer¨¢rquicas dentro del PCE. orientada a limitar los poderes del secretario general. A lo largo del congreso se ha podido apreciar tambi¨¦n. un crecimiento de la influencia de los dirigentes comunistas de CCOO consecuencia l¨®gica de su ¨¦xito en las elecciones sindicales. as¨ª como la consolidaci¨®n del PSUC como centro de poder relativamente independiente. resultado natural de su importante contribuci¨®n (un 20 % de los militantes. alrededor de un tercio de los sufragios, un 40 % de los diputados) a los efectivos del PCE. La ausencia del se?or Berlinguer y del se?or Marchais en un acontecimiento en que su aparici¨®n era de rigor muestra, por lo dem¨¢s, que el eurocomunismo, como fen¨®meno internacional. es todav¨ªa s¨®lo un proyecto. Las tesis pol¨ªticas, el informe presentado por el se?or Carrillo y los debates del IX Congreso ponen de relieve tambi¨¦n que el eurocomunismo no ha logrado a¨²n unas claras se?as de identidad en el terreno te¨®rico. Tercera v¨ªa frente al ?marxismo-leninismo? y a la socialdemocracia, se ofrece todav¨ªa como un h¨ªbrido de sus dos rivales, m¨¢s pr¨®ximo tal vez al segundo que al primero. Intento de generalizaci¨®n te¨®rica, al fin y al cabo. de la pr¨¢ctica del Partido Comunista italiano -hegem¨®nico en la izquierda y en el mundo sindical. con 1.700.000 militantes y algo m¨¢s de un tercio del electorado, al frente del gobierno de importantes sectores de la Administraci¨®n local y dotado de una rica tradici¨®n te¨®rica y cultural-, no es probable que las contribuciones decisivas a esa nueva v¨ªa vengan de un partido que. como el espa?ol, se halla a¨²n lejos de alcanzar los obletivos conquistados por los herederos de Gramsci y Togliatti.
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