El R¨¢cing gan¨® en el ¨²ltimo minuto
Los aficionados racinguistas est¨¢n hechos a prueba de infarto. El domingo, una vez m¨¢s, vieron a su equipo descendido de categor¨ªa durante 89 minutos, como anteriormente lo hab¨ªan visto quince d¨ªas atr¨¢s cuando dej¨® escapar el ¨²ltimo punto del Sardinero ante el Sevilla. Pero igual que hace una semana vieron renacer sus esperanzas de permanencia en Sarri¨¢, en el ¨²ltimo minuto del partido con el Madrid lleg¨® el ?milagro? con el gol de Jim¨¦nez.El partido que disputaron R¨¢cing y Real Madrid tuvo dos fases completamente diferentes. Un primer tiempo movido, con buenas acciones por parte de ambos equipos, destacando, por una parte, el ¨ªmpetu y el coraje de los locales, y, por otra, la tranquilidad, la mesura y el buen hacer de los campeones de Liga. Sin embargo, el segundo per¨ªodo fue malo de solemnidad, si exceptuamos el contragolpe de la vanguardia merengue, que no se mostr¨® muy peligrosa, precisamente, a lo largo de los noventa minutos.
Empez¨® el R¨¢cing con fuerza, creando la primera ocasi¨®n de gol a los cuatro minutos, cuando Quique fall¨® un bal¨®n s¨®lo ante Miguel Angel. Pronto se dejaron sentir los nervios en las filas del R¨¢cing. En el minuto veintis¨¦is Quique volv¨ªa a fallar otra ocasi¨®n inmejorable para marcar, y s¨®lo un minuto m¨¢s tarde Miguel Angel, el mejor sobre el terreno de juego, colosal toda la tarde, deten¨ªa dos remates a bocajarro de Jim¨¦nez y del propio Quique nuevamente, atajando el esf¨¦rico en tres tiempos.
En el minuto 37 fue el Madrid, por medio de Juanito, su mejor hombre en ataque, quien dispuso de la m¨¢s clara ocasi¨®n para inaugurar el marcador. Chut¨® bien el h¨¢bil extremo, solo ante Damas, pero el meta portugu¨¦s desvi¨® a corner. Al minuto siguiente Jim¨¦nez desperdici¨® un bal¨®n de oro servido por Quique, y tres minutos m¨¢s tarde el propio Jim¨¦nez, volver¨ªa a fallar otra clara ocasi¨®n de gol, merced a otra nueva y brillante intervenci¨®n de Miguel Angel.
Durante los ¨²ltimos veinte minutos del primer periodo el Madrid cedi¨® terreno al R¨¢cing, y fue en ese tiempo cuando los locales dispusieron de las ocasiones de gol m¨¢s claras, que no supieron aprovechar, una veces por las buenas acciones de Miguel Angel y otras por la notable presencia de los nervios, que atenazaban continuamente a los hombres de Yosu.
La segunda fase fue mala. Las imprecisiones abundaron por parte local, mientras los campeones de Liga trataban de poner a¨²n m¨¢s nerviosos de lo que estaban a los racinguistas, elaborando las jugadas desde atr¨¢s, bien dirigidos por Wolff y Del Bosque, pero excedi¨¦ndose en el pase de bal¨®n, sin llegar a profundizar y no acertando, como es costumbre en los merengues, con el contragolpe. Eso fue lo que le salv¨® al R¨¢cing de la derrota. Porque en el minuto diecisiete Roberto Mart¨ªnez, solo ante Damas, cuando lo m¨¢s f¨¢cil era marcar, dispar¨® muy mal, haciendo que el esf¨¦rico rebotase en las rodillas del cancerbero local.
La entrada de V¨ªctor en el eje del ataque santanderino no mejor¨® las cosas para los hombres de Yosu, que ya se encontraron deca¨ªdos y casi, dir¨ªamos, conformes con el resultado que campeaba en el marcador. En el minuto veintinueve Jim¨¦nez remat¨® muy bien de cabeza, pero Miguel Angel volvi¨® a lucirse, atajando perfectamente el bal¨®n. Despu¨¦s el R¨¢cing se vino abajo. Faltaban tan s¨®lo diez minutos para concluir el encuentro cuando el equipo local, animado por gritos de su hinchada, que sonaron como pocas veces en el Sardinero, sac¨® fuerzas de flaqueza e hizo lo imposible para llegar a los dominios de Miguel Angel. Tan s¨®lo faltando segundos para finalizar se consigui¨® el gol. La alegr¨ªa fue desbordante en los locales, con invasi¨®n del campo por parte de los hombres del banquillo, abrazos y j¨²bilo en las gradas y decepci¨®n y gestos de desesperaci¨®n entre los madridistas. Pr¨¢cticamente no hubo tiempo ni para poner nuevamente el bal¨®n en juego.
Un nuevo bal¨®n de ox¨ªgeno aprovechado -aunque a ¨²ltima hora- por el R¨¢cing, que mantiene aspiraciones de permanecer en la Divisi¨®n de Honor.
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