Alen (Fiat) gan¨® al pinchar Mikkola (Ford)
La ¨²ltima etapa del Rallye de Portugal, cuarto puntuable para el Campeonato de? Mundo, se desarroll¨® en condiciones similares a las anteriores. La dur¨ªsima pugna sostenida entre el Fiat de Alen, en cabeza de carrera, y el Ford Scort de Mikkola, separado. por s¨®lo once segundos antes de salir en la ¨²ltima etapa, no fue apta para card¨ªacos. Diferencias de escasos segundos en tramos de velocidad durante muchos kil¨®metros, mantenidas a lo largo de las pruebas especiales hasta el final de la carrera, es algo que rara vez puede verse en pruebas de estas caracter¨ªsticas, tan duras y tan largas.
Despu¨¦s de los abandonos de Waldegaard y Rohri, que hab¨ªan figurado en cabeza de carrera m¨¢s o menos espor¨¢dicamente, y del retraso de Nicol¨¢s por un pinchazo, el Fiat de Alen part¨ªa en primer lugar en la ¨²ltima y decisiva etapa. Doce pruebas especiales de velocidad ten¨ªan que dilucidar el duelo que se manten¨ªa en etapas anteriores. La emoci¨®n iba a durar hasta el ¨²ltimo tramo, pr¨¢cticamente hasta la meta. All¨ª, las caras descompuestas por los nervios y la tensi¨®n mantenida durante muchas horas reflejaba la preocupaci¨®n de los equipos.Los once segundos de ventaja con los que part¨ªa Alen en la ¨²ltima etapa es un bagaje muy corto para este tipo de carreras. En tramos tan largos y tan duros, las diferencias suelen ser superiores en una sola prueba especial. A veces, llegan a ser m¨¢s de un minuto. De ah¨ª que, quedando a¨²n doce por disputarse, nada estuviese decidido.
Los dos hombres, Alen y Mikkoia, atacaron al m¨¢ximo. El hecho de ser todos los tramos sobre asfalto igualaba un poco a ambos, pues ninguno de ellos es especialista en este medio. Mikkola fue recuperando, segundo a segundo, la desventaja, aunque nunca las diferencias en los tramos de velocidad fueron tan grandes como para poder despegar a cualquiera de ellos de su rival.
En el pen¨²ltimo tramo, Mikkola consigui¨® su objetivo. Se hab¨ªa colocado en cabeza, comandando la carrera con su Ford, y con cuatro segundos de ventaja sobre el Fiat de Alen.
Pero tampoco era una ventaja para poder ir tranquilo. El m¨¢s m¨ªnimo fallo pod¨ªa hacer que las posiciones se invirtiesen. Un error, por leve que fuera, despu¨¦s de haber estado pilotando hasta el l¨ªmite durante cuatro d¨ªas por carreteras de todo tipo, pod¨ªa costar el triunfo precisamente en el ¨²ltimo tramo, en el instante final.
En esta ocasi¨®n, no fue un error, sino una jugada desafortunada del destino. En el ¨²ltimo tramo, cuando part¨ªa como l¨ªder, aunque nada estaba decidido, el Ford de Mikkola pinchaba una rueda, perdiendo mucho tiempo y, con ello, toda posibilidad de triunfo. Alen, favorecido por la fortuna, venc¨ªa por tercera vez en esta prueba -segunda consecutiva-, dando a Fiat su primer triunfo de resonancia en una temporada en la que hab¨ªa comenzado con mal pie.
Tras el F'at de Alen, el Ford Escort de Mikkola se clasificaban, aunque ya a m¨¢s de quince minutos del vencedor, el franc¨¦s Nicolas, tambi¨¦n sobre Ford Escort, por delante del sueco Andersson, con Toyota -primero de grupo dos-, en su vuelta a los rallyes tras su anunciada retirada, pero a casi media hora del l¨ªder. Tras ¨¦l los Opel de Warmbold y Kullang, y el peque?o Peugeot 104ZS del veterano Makinen. En total, veinte coches, de los 118 que tomaron la salida, pudieron alcanzar la meta. El que cerraba la clasificaci¨®n terminaba a m¨¢s de cinco horas del vencedor, lo cual resulta parad¨®jico cuando el triunfo llegaba en el ¨²ltimo tramo, despu¨¦s de correr much¨ªsimos kil¨®metros con diferencias de escasos segundos.
Tras es prueba, Fiat pasa a la cabeza del mundial, con 46 puntos, seguida muy de cerca por Porsche y Ford, ambos con 41.
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