Canci¨®n de abril
Adi¨®s, abril, adi¨®s con mi canci¨®n, y la oferta postrera que me has hecho de dos millones por anunciar un no s¨¦ qu¨¦ en la tele. Hemos dicho que no, muchacho, abril, porque somos as¨ª, y as¨ª morimos.Yo de La Mancha vengo, hermoso Almagro, pueblo que tiene en sus corrales a la luna, como la enorme vaca de los cielos. El se?or gobernador conserva flecha y yugo en la fachada. El sabr¨¢ por qu¨¦. Adi¨®s, abril, en Tablas de Daimiel (el pueblo de Fisac), que un veterinario ha desviado las aguas negras hacia las lagunas y la fauna se muere con la flora. Y las Tablas se secan. Abril en las lagunas, gris y lila. El se?or obispo, en Ciudad Real, no ha dejado poner de frente dos mujeres desnudas, s¨®lo piedra. Las han puesto de culo, hermosos gl¨²teos, que los curas no saben que por detr¨¢s se peca.
Nada ha dicho el obispo, en cambio, de lo que un tal Higueras, arquitecto, ha hecho en la hermosa plaza, oblonga plaza de honradez manchega, metiendo un pastel neog¨®tico, un postre arquitect¨®nico a modo de Ayuntamiento, desde cuyo exterior, con tanta floritura, se ve orinar al se?or alcalde. Adi¨®s, abril, que vengo de La Mancha y me encuentro a Voltaire en mi camino. Alfaguara ha editado sus op¨²sculos sat¨ªricos y filos¨®ficos:
-Jes¨²s no instituy¨® ni a los benedictinos ni a los premostratenses ni a los jesuitas -me dice, sorbiendo por la nariz un rap¨¦.
Al se?or obispo de Ciudad Real tampoco debi¨® instituirle Jes¨²s. Adi¨®s, abril, que me dejas enfermo, en lecho paralelo al de Andr¨¦s Amor¨®s, que se levanta y cuida de mi gloria, va a la Universidad y habla de m¨ª, en pie sobre su dolor y su sabidur¨ªa. O ?ngel Tom¨¢s Mart¨ªn, presidente de la C¨¢mara de Comercio de Murcia, que no est¨¢ de acuerdo con los toledanos y es partidario de trasvasar el Tajo:
-Coincido plenamente en que no ha habido una informaci¨®n suficiente a nivel popular.
Jorge Cela me receta saricaria para el vientre, hierba que cura cosas. Francisco Gavil¨¢n cree en la fotograf¨ªa como terapia. Ahora parece que los psiquiatras le estudian a uno el pasado por el ¨¢lbum familiar, y no mediante el rollo del div¨¢n. Cobrar, yo creo que cobran lo mismo. Mariano Garc¨ªa Dom¨ªnguez, de San Pedro Latarce, Valladolid, ha creado el Movimiento Infinito, y as¨ª se lo comunica a las Naciones Unidas. Y Fernando Granda, de la platina de este peri¨®dico, quiere que le haga un diccionario cheli, pero retro, y Pedro, el cartero, quiere salir aqu¨ª, y abril, abril me llueve en el chaleco.
Nelson I?iriz, otro uruguayo, insiste:
-M¨¢s del cuarenta por ciento de los que no han emigrado de mi pa¨ªs han sido torturados, encarcelados, o violadas sus madres, esposas e hijos.
Sangriento abril de las revoluciones, de las revelaciones. Areilza nos anuncia un sarao de su partido, una fiesta en el Meli¨¢-Castilla, con seis mil invitados, fin de fiesta y m¨¢s cosas. Y yo aqu¨ª, entre los l¨ªpidos y los triglic¨¦ridos, delf¨ªn feliz de las transaminasas, Adi¨®s, abril, que vengo ole La Mancha, versos de Juan Alcaide y Caba?ero. Ahora ha hecho Garc¨ªa Hortelano una antolog¨ªa de los cincuenta. ?Y por qu¨¦ falta Eladio? ?Cabe a¨²n alguna duda, a estas alturas, de que Claudio Rodr¨ªguez, de Zamora, y Eladio Caba?ero, de La Mancha, son los poetas m¨¢s emocionantes, m¨¢s inmanentes entre los ni?os de la guerra?
Muy hermoso libro el de Garc¨ªa Hortelano. L¨¢stima de amistades y consignas. Insiste Nelson I?iriz, uruguayo:
-El setenta y dos por ciento de la poblaci¨®n se encuentra desnutrida en mi pa¨ªs.
Adi¨®s, abril, me voy, pero me quedo. Viene Juan Jos¨¦ Plans a entrevistarme. Termina ya tu libro, Juan Jos¨¦, tus memorias amargas de postguerra. He aqu¨ª otro ni?o m¨¢s de los cincuenta. Carmen Rigalt, en L¨ªbera, saca a Soledad Becerril primer ministro. Saca un buen Gabinete de mujeres. Y saca los abortos clandestinos. Como el aborto est¨¢ prohibido, hay quien les quita el ¨²tero, por diversas razones, a las mozas.
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