Presentaci¨®n interesante de Paco Aquilar
Fichas, libros, juramentos ganaderos dir¨¢n lo que sea, pero el sobrero, de Leopoldo Picazo, que se lidi¨® en la novillada de ayer en Las Ventas era un toro. No hab¨ªa m¨¢s que mirarle la cara, echarle al cuajo una somera ojeada. Si parec¨ªa toro, toro ten¨ªa que ser. Sigamos definiendo su personalidad: huido de capotes y caballos, se mostr¨® como manso. Y para terminar: para la muleta fue reserv¨®n, de manera que nadie habr¨ªa criticado al debutante, Paco Aguilar, si se lo quita de en medio.Pero este Aguilar es un c¨²mulo de contradicciones. De feas trazas con el capote, inhibido en la lidia, con toda la pinta del que est¨¢ a sus precauciones y s¨®lo eso, muleta en mano, en cambio, es un jabato, o como tal se muestra. Al sobrero dicho le sac¨® faena, porque se meti¨® en su terreno, le someti¨® y hasta es muy posible que le asustara. Aquello que se pens¨® iba a ser un macheteo para acabar pronto, fue una faena en regla, de pocas florituras pero mucho mando, y con la emoci¨®n que se derivaba de las circunstancias mencionadas.
Plaza de Las Ventas (lunes)
Tres novillos de Ben¨ªtez Cubero (2.?, 3.? y 4.?) y dos de Lora-Sangr¨¢n (1.? y 5.?), desiguales de presencia, mansurrones, manejables. El primero derrib¨®. Y un sobrero -sustituy¨® al sexto, de Lora, devuelto por cojo- de Loopoldo Picazo, con trap¨ªo de toro, manso y reserv¨®n. L¨¢zaro Cormona: Estocada contraria, rueda de peones y descabello (palmas y pitos cuando sale a saludar). Pinchazo perpendicular atravesado y media estocada tendida (silencio). Morenito de Maracay: Estocada atravesada que asoma y descabello (vuelta con protestas). Estocada corta, baja y rueda de peones (algunas palmas). Paco Aguilar, de M¨¢laga, debutante: dos pinchazos bajos y media estocada tendida y ca¨ªda (vuelta). Dos pinchazos, estocada baja, rueda de peones y descabello (vuelta por su cuenta).Presidi¨® con acierto el comisario Ming¨¹ens.
Tuvo su compensaci¨®n con el otro novillo -este de verdad-, que le lleg¨® de seda al ¨²ltimo tercio. Aguilar se tir¨® de rodillas (exactamente: se tir¨®) en el centro del ruedo y en tan inc¨®moda postura enjaret¨® media docena de derechazos. As¨ª, para abrir boca. El resto ya no fue tan brillante, quiz¨¢ porque las facilidades que daba el novillo restaban calidades a la labor del artista. Hubo muchos derechazos y naturales, limpios de ejecuci¨®n, desde luego, pero forzados, y el trasteo no tuvo unidad, porque se desarrollaba por diversos terrenos, a la ventolera que le diese al novillo, el cual ten¨ªa cierta tendencia a escapar de las suertes, para irse a su querencia.
Querencias y terrenos fueron la t¨®nica de la corrida, y quien los tuvo en cuenta resolvi¨® su papeleta. Por ejemplo, la querencia del que abri¨® plaza estaba en el tercio del seis, y por eso le embesti¨® a Carmona con violencia durante la primera parte de su faena, que plante¨® en el nueve. Poco a poco el novillo llev¨® la pelea a donde quer¨ªa, y all¨ª pudo el espada sacar algunos muletazos de buen corte, con un ayudado por bajo de impecable factura. El cuarto se quedaba corto y, cuando iba con m¨¢s recorrido, Carmona no templaba los pases.
Hab¨ªa en este torero un evidente deseo de torear a la ver¨®nica con pureza, lo cual es muy de agradecer. Tambi¨¦n en Morenito de Maracay, quien, adem¨¢s, lance¨® variado, y le vimos chicuelinas, navarras y gaoneras. Es importante que los novilleros se empleen con el capote, pues por ah¨ª puede venir la renovaci¨®n verdadera de la fiesta, dado que sus mayores en profesi¨®n, los matadores de alternativa, no suelen utilizarlo sino para mordello, y los m¨¢s nerviosos, mascallo. Pero Morenito, adem¨¢s, dej¨® el recuerdo de detalles de torero con gusto; sus derechazos, pases de pecho con la izquierda y ayudados al boyante segundo de la tarde, fueron reposados y de muy buen corte. La pena es que tampoco lig¨® y que alguna vez se meti¨® en los f¨¢ciles caminos del circular¨ªn-circular¨¢n, que no son para Madrid.
En el otro ocurri¨® lo de los terrenos que dec¨ªamos: no acert¨® con ellos ni con la distancia, y sal¨ªa achuchado. Pero, de nuevo, para rematar, hubo tres ayudados a dos manos, de muy fino trazo Es fino este suramericano en el manejo de capote y muleta, tanto como vulgar con las banderillas. Poco acierto al clavar, poca verdad al reunir. Mejor le hubiera ido si se abstiene. Sobre todo si cay¨®, en la cuenta de que en laplaza estaba el que fue matador de toros Manolo Ortiz. Iba de subalterno de Aguilar, y al sobrero le coloc¨® dos pares extraordinarios. Dos pares valientes, con reuni¨®n en la cara para clavar arriba y luego salir andando, como debe ser. Incluso mejor¨® el novillo-m¨¢s-bien-toro tras el tercio, pues a partir de entonces dej¨® de corretear sin rumbo. Es decir, que lo ennort¨®. Y Aguilar pudo hacer la faena que aqu¨ª se cuenta, con lo que redonde¨® un debut interesante en Madrid.
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