Defensa de la pornograf¨ªa
En su editorial Prensa y democracia, del 9 de abril, me ha sorprendido el, en mi opini¨®n, desgraciad¨ªsimo comentario a prop¨®sito de la defensa -absolutamente encomi¨¢ble- de M. Mancebo, condenada por la publicaci¨®n, hace dos a?os, de fotos consideradas ?pornogr¨¢ficas? por entonces y que hoy no se lo parecen al editorialista. Esa sentencia, por tantos motivos lamentable, deber¨ªa precaverle a la hora de calificar o descalificar la ?pornograf¨ªa?, que ni ¨¦l ni nadie sabr¨ªan definir lo que os, si no es que resulta simplemente del ¨¢nimo condici¨®n variable de sus diferentes censores.S¨®lo as¨ª se entiende el helador p¨¢rrafo que acompa?a la defensa de la periodista: ?Todo ello, claro est¨¢, sin defender la pornografia, que nos parece una corrupci¨®n evidente del mercado. Pero su tratamiento es m¨¢s pol¨ªtico, pedag¨®gico y hasta m¨¦dico que represivo.?
As¨ª que la pornograf¨ªa es evidentemente corruptora del mercado. Hay que esperar que la evidencia sagazmente descubierta no se haga p¨²blica, porque si la Constituci¨®n futura define a Espa?a como basada en una econom¨ªa de mercado, el paso siguiente es preconizar la prohibici¨®n de lo que ?a quien corresponda? le parezca pornogr¨¢fico por... anticonstitucional.
Aguardo ese momento, sin embargo, s¨®lo para que me expliquen en qu¨¦ consiste esa ?corrupci¨®n? tan evidente. F¨ªsica no es, porque circula del mismo modo y por los mismos canales que otras mercanc¨ªas de imagen y letra impresa. Presumo que se trata de alguna corrupci¨®n metaf¨ªsica del mercado por el car¨¢cter intr¨ªnseco de su contenido ?pornogr¨¢fico?, contenido indefinible hoy, seg¨²n parece, con respecto a dos a?os atr¨¢s, pero que debe haber desentra?ado ya el editorialista cuando tan claramente identifica su evidencia ?corruptora? de la organizaci¨®n b¨¢sica de nuestra econom¨ªa. Ya puestos, ?nos har¨¢ la merced de aclararnos si esa ¨ªntima corrupci¨®n anti-mercantil de la ?pornograf¨ªa? nace del abismo incorruptible de la extrema izquierda comunista, o si no es de izquierdas ni de derechas, o sea, de extrema derecha?
M¨¢s me intriga a¨²n el tipo de ?tratamiento? que preconizan. El ?pol¨ªtico? no puede ser otro que la represi¨®n, como hasta hace poco, porque no hay otra alternativa a la permisividad: o pueden circular o no. Paso del tratamiento ?pedag¨®gico? hasta que se especifiquen las normas y edades de esa escolaridad sexual. Lo que ya no puede pasar, que se me atraganta, es lo del ?tratamiento m¨¦dico?, que en la ¨²ltima instancia se reserva, cabe suponer, para los contumaces del corrupto vicio. ?Les dar¨¢n pastillas a los aficionados y electroshocks a los editores o los intemar¨¢n a todos en hospitales pornopsiqui¨¢tricos -en celdas individuales, por prevenir org¨ªas- para curarlos de ese mal? ?Ser¨¢n curas los m¨¦dicos, o cristianos, al menos? ?Habr¨¢ monjas en este tratamiento, que, por supuesto, no es represivo, qu¨¦ va, sino m¨¦dico-pedag¨®gico-pol¨ªtico.
Se lamentan del auge del g¨¦nero er¨®tico ante el escaso ¨¦xito de la prensa de partido. Si no otra cosa, muchos -n¨²meros cantan- le agradecemos al cambio pol¨ªtico espa?ol poder comprar -si queremos- revistas verdes, y no s¨®lo azules, rojas o roj¨ªsimas, al garantizar el cumplimiento, con menos trabas, de ley elemental del mercado de la oferta y la demanda, que hasta ah¨ª llega la democracia. Si los empresarios y dem¨®cratas lo creen, s¨®lo falta ya que declaren republicana y antimilitar a la ?pornograf¨ªa? para volver a la noble censura, que garantice que por Espa?a s¨®lo podamos Ver productos nobles -como hasta ahora- circulando noblemente por un mercado que se defienda de la ruina basado en principios de alt¨ªsima e ¨ªntima incorruptibilidad.
No, se?ores. No. Las fotograf¨ªas e ilustraciones er¨®ticas o pornogr¨¢ficas, o lo que ustedes quieran, que se exponen a la venta en Espa?a no ?har¨ªan enrojecer al marqu¨¦s de Sade? -deber¨ªan saberlo, de haberlo le¨ªdo- ni hacen ruborizar a nadie hasta la fecha, salvo a los que gustan de exhibir rubores.
Lo que s¨ª puede hacer enrojecer -de irritaci¨®n o enfado, no de verg¨¹enza- es la ligereza y la irresponsabilidades de afinnaciones como las expuestas, indignas en un peri¨®dico ejemplar de ordinario en la defensa de la democracia. ?O es que creen que la ?pornograf¨ªa? es lo malo de la democracia? ?No est¨¢n viendo, en el caso Mancebo y en mil m¨¢s, que la pornograf¨ªa es, en la sociedad democr¨¢tica, campo privilegiado donde se disputan y se dirimen cuestiones tan fundamentales como la libertad de expresi¨®n y, por ende, la democracia misma, en los pocos pa¨ªses que intentan disfrutarla?
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