Archiveros y bibliotecarios: "Es necesaria una pol¨ªtica cultural coherente"
En Espa?a, donde el patrimonio cultural es tan rico como inexplorado, hay quinientas personas que se dedican profesionalmente a atender archivos. Seg¨²n las cifras consideradas como buenas por los pa¨ªses cultos occidentales, nos faltan 13.500 titulados al frente de nuestras bibliotecas. Entre los quinientos archiveros mencionados, la mitad es personal contratado.En este contexto, la Administraci¨®n ha convocado oposiciones a funcionarios del Cuerpo de Archivos y Bibliotecas, actualmente dependiente de dos direcciones generales: la del Libro y Bibliotecas, y la del Patrimonio Art¨ªstico, Archivos y Museos, con un programa en el que, en funci¨®n de las necesidades sociales, y para dar mayor flexibilidad al personal capaz de dedicarse a estos temas, se han eliminado determinadas materias -como la Paleograf¨ªa o el Lat¨ªn- que se consideraban selectivas en exceso, e innecesarias en determinados centros que trabajan con lecturas modernas. La convocatoria y el programa han despertado las iras de diversos sectores relacionados con el tema: de un lado, un grupo de funcionarios del cuerpo, apoyados por el 75% del personal numerario, protestan por el bajo nivel que prev¨¦n en el nuevo personal. Y han impugnado las oposiciones que, salvo suspensi¨®n a ¨²ltima hora, se celebrar¨¢n el pr¨®ximo d¨ªa 17. Por otra parte, alumnos de las escuelas de documentaci¨®n y personal contratado de Archivos y Bibliotecas, plantean la clave del tema en la falta de reconocimiento profesional de los archiveros y documentalistas, por parte de la Administraci¨®n. Las escuelas de distintos niveles existentes en Madrid y Barcelona, que son las ¨²nicas que imparten los conocimientos espec¨ªficos para pasar las oposiciones al Cuerpo, no son reconocidas, capaces de dar un carnet profesional. En lo ¨²nico que coinciden unos y otros es en remarcar las carencias y en reclamar una pol¨ªtica de archivos y bibliotecas coherente.
En Espa?a funcionan actualmente 143 archivos. De ellos, cinco son hist¨®ricos generales, cuatro regionales, dos de distrito, 43 provinciales, veinte son los de la Administraci¨®n, uno pertenece al Tribunal Supremo, quince a las Audiencias territoriales y 53 a las delegaciones de Hacienda de cada administraci¨®n provincial. En ellos se recoge la documentaci¨®n y expedientes que dan fe de lo que va ocurriendo cada d¨ªa, y su valor es claro: son los datos concretos que permitir¨¢n hacer historia, generalizar y comprender una ¨¦poca. Existen, adem¨¢s, fuera de todo control, archivos particulares, de propiedad privada, cuya conservaci¨®n y acceso depende de la buena voluntad de los due?os.
Escaso personal
Los 142 archivos estatales est¨¢n, atendidos por una plantilla de 182 archiveros, 146 auxiliares y un n¨²mero de contratados variable, pero que no llega a la centena. Este exiguo personal debe estudiar, catalogar, redactar gu¨ªas y atender las consultas, servir la informaci¨®n.El volumen de la informaci¨®n y lo repetitivo de ¨¦sta obliga, sobre todo en los archivos de la Administraci¨®n, a expurgar la mole informativa, lo que genera una nueva fuente de conflictos: desde distintas corrientes de opini¨®n, y en estos mismos d¨ªas son muchos los que se preguntan qui¨¦n ha de realizar el expurgo, con qu¨¦ criterios, en beneficio de qui¨¦n. Se acusa a determinados gestores de la anterior Administraci¨®n de haber ocultado, por v¨ªa de la destrucci¨®n, datos comprometedores, que podr¨ªan llegar a la opini¨®n p¨²blica pese a los tortuosos caminos que los documentos de la Administraci¨®n p¨²blica han de recorrer hasta pasar a ser capaces de ser estudiados por los interesados.
Por su parte, seg¨²n datos oficiales de 1975, de las 6.623 personas que trabajan en bibliotecas espa?olas, 1.068 eran diplomadas, de las cuales 666 son universitarios; 339, bachilleres, y 94 ten¨ªan los que antes se llamaba bachiller elemental -el equivalente a la actual EGB-. Las normas internacionales ped¨ªan un m¨ªnimo de un bibliotecario diplomado por cada 2.500 habitantes, lo que en Espa?a har¨ªa necesarios 14.000.
Por otro lado, sigue candente el problema de la distribuci¨®n de las bibliotecas p¨²blicas, que cada vez tienden m¨¢s a descentralizarse y distribuirse por los barrios. Tanto el Colectivo de Bibliotecarios -formado por miembros del Cuerpo Facultativo- como el Colectivo de Profesionales de Archivos y Bibliotecas -formado por alumnos de la Escuela de Documentalistas y por contratados de la Administraci¨®n- se?alan la necesidad de la creaci¨®n de bibliotecas, en una red coherente, y por los barrios. Los segundos se?alan, asimismo, la necesidad de que su gesti¨®n sea controlada por las asociaciones de vecinos, que deber¨ªan tener, asimismo, iniciativa en su creaci¨®n y mantenimiento. En este sentido se ha planteado el problema de los funcionarios que ven¨ªan de la Jefatura del Movimiento y que, tras la desaparici¨®n de este organismo, han quedado adscritos a varios ministerios, siendo un buen n¨²mero de ellos -especialmente de la Secci¨®n Femenina- los que pasan al mundo de las bibliotecas.
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