Barajitas y S¨¢nchez Bejarano quieren seguir de modestos
A Luis Valdenebro le correspondi¨® un manso de El Pizarral aquerenciado en chiqueros. Se le escapaba tras los rejones de castigo, pero un par de veces oblig¨®, consinti¨® y templ¨® las embestidas, con seria exposici¨®n, y consigui¨® encelarlo. Estuvo muy torero Luis Valdenebro en esta labor y tambi¨¦n cuando, pie a tierra, lig¨® unos derechazos de aires camperos. Su labor, sin embargo, no fue completa, pues clav¨® desigual, casi siempre con alivio y por los adentros.El Pirri coloc¨® al tercero un estupendo par de banderillas. Cuando entr¨® en turno de nuevo, el torro correteaba sin fijeza y nadie era capaz de pararlo. Lo par¨® ¨¦l mismo, con el cl¨¢sico zapatillazo en la arena -j¨¦!- y se fue a la suerte por derecho, despacio. Al llegar a jurisdicci¨®n, el toro no respondi¨®. Pirri, que en aqu¨¦l segundo crucial dudaba si clavar o no, se vio arrollado por la fiera. Los pitones pasaron a deg¨¹ello junto a su garganta, pero, afortunadamente, el derrote no hizo carne. Pudo ser una tragedia. Y el p¨²blico aplaudi¨® al Pirri, que hab¨ªa estado hasta entonces y estuvo despu¨¦s en torero, muy eficaz con el capote.
Plaza de Las Ventas
Cinco toros de Francisco Campos Pe?a, bien presentado (baj¨® mucho el tercero), bien armados. Flojos, estaban cojos primero y sexto, y s¨®lo ¨¦ste fue devuelto al corral. Dieron juego y tuvieron nobleza, salvo el tercero Cumplieron con los caballos y fue bravo el cuarto. Un sobrero de Marib¨¢?ez (sexto), con trap¨ªo, manso y dif¨ªcil. Barajitas, que confirm¨® la alternativa: media estocada tendida, rueda de peones, media estocada tendida, ca¨ªda y delantera, y cuatro descabellos (pitos). Media estocada tendida, estocada corta tendida y cuatro descabellos (bronca). S¨¢nchez Bejarano: tres pinchazos, numerosos capotazos, descabello, aviso y otro descabello (silencio). Estocada corta atravesada, rueda de peones y diecis¨¦is descabellos (m¨¢s palmas que pitos y saludos). Ra¨²l S¨¢nchez: pinchazo, otro hondo, rueda de peones y descabello (aplausos y saludos),. Tres pinchazos, otro hondo atravesado, rueda de peones y dos descabellos (ovaci¨®n). Un toro de El Pizarral, para el rejoneador Luis Valdenebro: tres rejones de muerte y, pie a tierra, estocada baja (vuelta al ruedo). Presidi¨® con desacierto el comisario Mantec¨®n.
Para Ra¨²l S¨¢nchez fue el peor lote. Hay quien nace con estrella y hay quien nace estrellao -decimos el pueblo- Ra¨²l S¨¢nchez es de estos ¨²ltimos. Las corridas a la desesperada son para ¨¦l. Y cuando una corrida no sale a la desesperada como ayer, si hay en ella garbanzos negros tambi¨¦n son para ¨¦l. Escarb¨®n, prob¨®n, mam¨®n, era el tercero de la tarde; reserv¨®n prob¨®n, derrot¨®n, a¨²n m¨¢s mam¨®n, el sobrero. Y con los dos se jug¨® el tipo. Si se quiere, a lo bestia. Os¨¢, sin exquisiteces, sin aflamencar el cuerpo para darse importancia. M¨¢s bien a lo basto, con toda la reciedumbre que es su caracter¨ªstica, las femorales en abierta exposici¨®n a la cornada.
El problema estaba, lo mismo en uno que en otro toro, no tanto en aguantar la embestida como en sortear el veneno del final del viaje, porque ambos lo cortaban para pegar, la cabezada al bulto. Ra¨²l S¨¢nchez, conocidas tragaderas para soportar estos y otros peligros, aguant¨® los atragantones que fueron menester, y aunque su estilo de artista no dej¨® huella (ni pod¨ªa ocurrir tal cosa), s¨ª derroch¨®, una vez m¨¢s, valor y honradez profesional.
Barajitas y S¨¢nchez Bejarano tuvieron mejor suerte. O peor suerte, seg¨²n se mire, pues la bondad de los toros que les correspondieron exig¨ªan m¨¢s altas calidades. El veterano Barajitas satisfizo su sue?o de confirmar la alternativa, pero fue a cambio de un fracaso may¨²sculo, porque lleg¨® con lo puesto; es decir, con esa ilusi¨®n pero sin valor ni recursos. Dio un sainete. En el saldo de S¨¢nchez Bejarano est¨¢ con n¨²meros rojos el triunfo que dej¨® escapar.
Le correspondieron a este torero dos nobles campospe?a, de mejor ritmo el quinto. A ambos les lance¨® con gusto a la ver¨®nica (aunque ofrec¨ªa demasiado capote) y les instrument¨® buenos derechazos; los de la segunda faena, sobre todo, le salieron dibujados, y hubo adem¨¢s, un afarolado y pases de pecho con la izquierda, de excelente ejecuci¨®n. Pero mediados los dos trasteos, se vino abajo el diestro, desaprovechando unas embestidas que eran claras, y acab¨® matando muy mal. Despu¨¦s de lo de ayer, Barajitas y S¨¢nchez Bejarano no podr¨¢n seguir quej¨¢ndose de que no les den contratos. Tuvieron la oportunidad de que un triunfo sonado les borrara de la lista de los modestos, y la desaprovecharon lamentablemente. Est¨¢n donde estaban.
Cuatro toros perfectamente toreables es mucho m¨¢s de lo que cab¨ªa esperar de los campospe?a. Sin ser aparatosa, tuvo seriedad la corrida. Pec¨® de floja, y ,salvo el toro que abri¨® plaza, manso, cumpli¨® con los caballos. El cuarto recibi¨® con bravura un puyazo largu¨ªsimo. Met¨ªa los ri?ones, hundida la cabeza en el peto, sin poder derribar al caballo, que se apoyaba en tablas; mientras, El Moro pegaba desde arriba a placer, y Barajitas, a distancia, bendec¨ªa el castigo. La presidencia debi¨® tornar cartas en el asunto, como en el caso de las ruedas de peones, o en el de la suerte de que los toros se estrellen en el burladero del siete, o... No le vimos bajar a la arena a darles un cap¨®n a los infractores, de donde deducimos que se lo dar¨ªa por escrito, en papela con mebrete de la DGS. Es lo suyo ?no?
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