Los te¨®logos y Aranguren
En su art¨ªculo sobre el espacio cultural de la Democracia Cristiana, Jos¨¦ Luis L. Aranguren nos ha cal?ficado como te¨®logos de ?cristianos por el socialismo?, mientras adjudicaba a otros el papel de te¨®logos de UCD. Se trata, evidentemente, de una abreviatura -empezando, por lo que a nosotros se refiere, por el nembre mismo de te¨®logos-, cuyo exacto sentido conoce bien el propio Aranguren. La abreviatura, sin embargo, ha d¨ªsgustado profundamente a Fernando Sebasti¨¢n y a Olegario Gonz¨¢lez de Cardedal, que en una reacci¨®n destemplada, remitida como ?Carta al director?, preguntan cu¨¢les son sus relaciones personales y profesionales con los hombres de UCD, as¨ª como sus afinidades ideol¨®gicas, para merecer la denominaci¨®n de te¨®logos suyos.La pregunta es sorprendente, puesto que en las p¨¢ginas de este mismo peri¨®dico, al cual ellos tambi¨¦n han tenido libre acceso, han defendido, hace apenas unos meses, tesis eminentemente ucedistas sobre el tema pol¨ªtico-religioso de mayor trascendencia en el momento, la confesionalidad en la educaci¨®n, y por cierto en el sentido de propugnar no s¨®lo la escuela confesional sino la universidad cat¨®lica, tesis situada bien a la derecha del espectro interno de UCD. La cuesti¨®n no es la de unos lazos personales con hombres de UCD, sino la de unas conexiones objetivas, donde un determinado modelo teol¨®gico, al margen de la intenci¨®n y a¨²n de la conciencia de sus valedores, favorece objetivamente a una opci¨®n pol¨ªtica.
Tambi¨¦n es sorprendente e improcedente la irritaci¨®n Contra el uso que hace Aranguren de la tribuna de EL PAIS, por parte de quienes repetidamente han hecho uso de esa misma tribuna y, sobre todo, de quienes desde los puestos respectivamente de rector y decano de Teolog¨ªa en la Universidad Pontificia de Salamanca han disfrutado ampliamente de todo el poder institucional de la Iglesia, con unos medios de expresi¨®n y difusi¨®n eclesi¨¢stica y tambi¨¦n civil (Televisi¨®n incluida) a su alcance, bastante m¨¢s poderosos que los de Aranguren, medios que ni en los tiempos de la dictadura ni tampoco ahora est¨¢n a disposici¨®n de otros pensadores cristianos no ortodoxos. Hay un poder que da el prestigio y la honestidad intelectual, y otro que confiere la instituci¨®n. Ha sido de este ¨²ltimo del que ellos precisamente se han valido para asegurarse la reproducci¨®n de sus opiniones e impedir la de otros.
En cuanto al tema de fondo, el de si cada opci¨®n pol¨ªtica necesita una cobertura teol¨®gica, es bien claro que no. Tanto los cristianos por el socialismo, cuanto la UCD del se?or Su¨¢rez, existen sin necesidad de las bendiciones o del permiso de los te¨®logos. Lo que ocurre es que la teolog¨ªa, como cualquier otro discurso, tiene siempre que ver, positiva o cr¨ªticamente, de modo inconsciente o a sabiendas, con pr¨¢cticas sociales y con proyectos alternativos de sociedad. Algunos te¨®logos son conscientes y otros inconscientes de ello: esa es toda la diferencia. Pero la ignorancia de los propios condicionamientos objetivos no otorga al ignorante un supuesto saber incondicionado.
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