"La calle ha dejado de ser un lugar de relaciones humanas"
Los problemas causados por el tr¨¢fico son suficientemente conocidos por los madrile?os a trav¨¦s de su experiencia diaria: atascos, ruidos, contaminaci¨®n, stress y, en resumen, una sensaci¨®n de agobio y malestar general. Las medidas adoptadas no han sido nunca eficaces. Muy al contrario, han provocado la ira de los conductores y, en algunos casos, la solidaridad de los peatones, como ha ocurrido ya varias veces con la gr¨²a.La invasi¨®n del autom¨®vil
Los componentes de la mesa redonda coinciden al exponer que la calle ha dejado de constituir un lugar de relaciones humanas. ?La calle, que ha sido siempre un elemento de relaci¨®n en todas las culturas y sobre todo en los pueblos mediterr¨¢neos, ha sido la primera afectada por la invasi¨®n del centro residencial por oficinas y comercios especializados. Aunque el cambio afecte s¨®lo a un 10% o un 20% del total, es suficiente para provocar un deterioro grave en la calidad de vida.?
?El uso de viviendas origina pocos viajes, los dos diarios del cabeza de familia al trabajo y alg¨²n otro, como llevar los ni?os al colegio, en caso de que asistan a un centro situado fuera del barrio. Son esas actividades terciarias invasoras las que acarrean un volumen de tr¨¢fico muy considerable.?
?Este cupo de viajes, en una ciudad como Madrid, basta para llenar las calzadas, invadir las aceras, en fin, para que la calle deje de ser un lugar m¨¢s o menos seguro y placentero. Se pierde as¨ª un espacio de juego para los ni?os, de ch¨¢chara para las vecinas o de paseo para los ancianos, sectores de la poblaci¨®n que cada vez se marginan m¨¢s en las pocas plazas que subsisten, siempre, que no se utilicen para instalar aparcamientos subterr¨¢neos (como la plaza del Rey) o se conviertan en meras glorietas de tr¨¢fico (como la plaza de San Mart¨ªn). Otra de las grandes p¨¦rdidas que degrada la trama social de la ciudad es la de las fiestas del barrio, que aparte de consideraciones pol¨ªticas o culturales, se las ven negras para encontrar espacios destinados a las tradicionales verbenas y bailes populares. As¨ª, la gente tiene una raz¨®n m¨¢s para abandonar el centro, aparte de las presiones especulativas que sufren por parte de los propietarios de los edificios, y este mecanismo es como una rueda que genera m¨¢s sustituci¨®n de usos, una congesti¨®n m¨¢s acusada y con ello un ulterior desplazamiento de otro sector de la poblaci¨®n, etc¨¦tera.?
Las falsas soluciones municipales
-?Se puede decir que el Ayuntamiento, al querer solucionar o paliar el problema de tr¨¢fico en el centro, ha causado un grave da?o a Madrid sin conseguir, adem¨¢s, solventar efectivamente el problema en cuesti¨®n?
-?S¨ª, se puede plantear as¨ª. La falsa soluci¨®n que el Ayuntamiento utiliza con m¨¢s frecuencia es tratar de incrementar la accesibilidad al centro, y lo hace a costa de lo que sea. A costa de talar ¨¢rboles, de eliminar bulevares (ya no queda casi ninguno en Madrid, salvo las calles Ibiza, Sair¨ªz de Baranda y algunos m¨¢s), de estrechar aceras, de convertir en insoportable la vida para los vecinos de los bajos, de los primeros pisos o de las plazas, de reservar las calles al tr¨¢nsito rodado exclusivamente, prohibiendo el aparcamiento tanto de usuarios de paso como de residentes, etc¨¦tera. Y esto no ya s¨®lo con calles importantes, como la de Fuencarral o Atocha, sino que afecta ya a las cafles secundarias, que hasta hace poco eran puramente residenciales y que se las est¨¢ incluyendo a la fuerza en esta din¨¢mica negativa de invasi¨®n por el tr¨¢fico de paso, congesti¨®n, degradaci¨®n y peligro.?
?Hay que tener en cuenta, adem¨¢s, que en los barrios del centro predominan las personas de cierta edad. Estas personas, maduras ya o ancianas, son justamente las menos preparadas para defenderse de los ataques, a todos los niveles, que sufren, y la ¨²nica soluci¨®n que les queda es permanecer en casa y salir lo menos posible. Los ancianos y los ni?os ya no pintan nada en la calle. Se da la paradoja de que en el centro, donde tienen todas las cosas a mano, no pueden salir, porque les atropellan, y en la periferia, donde hay menos problemas de tr¨¢fico, se encuentran aislados, mal comunicados y sin equipamientos. Es dram¨¢tico que se expulse a ancianos de sus barrios de toda la vida, y se les lleve a residencias situadas a treinta kil¨®metros de la capital a esperar que se mueran: tienen aire puro, pero se mueren de aburrimiento, cuando la verdadera calidad de vida consiste en que el aire limpio est¨¦ en el centro de la ciudad.?
La pol¨ªtica de aparcamientos
Los ingenieros y arquitectos presentes en la mesa redonda, todos ellos j¨®venes, representantes de un tipo de profesional que estudia los aspectos propios de su especialidad en el contexto social y no como algo aislado de la vida cotidiana, se expresan combinando las, expresiones fuertes con la iron¨ªa. Saben que el problema es de muy dif¨ªcil soluci¨®n. Rechazan que las autoridades y los grupos de presi¨®n no hayan tenido una pol¨ªtica urban¨ªstica, sino que la han adecuado a sus intereses, que muy pocas veces han coincidido con los intereses de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n.
Y, adem¨¢s de la falsa soluci¨®n de incrementar la accesibilidad del veh¨ªculo privado al centro a costa de las calles y los vecinos, el Ayun tamiento ha prodigado toda una serie de medidas complementarias a aquellas, igualmente equivoca das.
?La primera fue la pol¨ªtica de creaci¨®n de aparcamientos subterr¨¢neos, adoptada desde la ¨¦poca en que Arias Navarro ocup¨® la Alcald¨ªa y en colaboraci¨®n con su hombre de confianza, Vald¨¦s, como delegado de Circulaci¨®n y Transportes. Es una pol¨ªtica de apoyo decidido al veh¨ªculo privado, en detrimento del transporte p¨²blico, de los vecinos y de la calidad del medio ambiente urbano. Se comienzan a construir los monstruosos scalectrix, se destrozan los bulevares, convirti¨¦ndoles en v¨ªas r¨¢pidas de ronda, comienzan las concesiones privadas para construir aparcamientos en el centro. Esta actividad origina unas expectativas de aparcamiento y mo vilidad mediante el veh¨ªculo pri vado en el centro de la ciudad que, evidentemente, no son reales y que, m¨¢s que ninguna otra causa, colabora a la congesti¨®n y destrucci¨®n progresiva del centro.?
-?El caso de la gr¨²a ser¨ªa otra de las falsas soluciones a las que aluden?
-Exactamente. Aproximada mente la mitad de la poblaci¨®n del Area Metropolitana (casi toda la periferia inmediata y lejana) carece de medios de transporte p¨²blico c¨®modos y eficaces. Pr¨¢cticamente se les obliga a desplazarse en su propio coche, y luego se le multa o se le retira por la gr¨²a. Pero tienen que seguir utiliz¨¢ndolo, y llega un momento en que el riesgo de la gr¨²a se convierte en un gasto fijo m¨¢s, como el de la gasolina.
?Entre par¨¦ntesis, es por dem¨¢s sintom¨¢tico que lo ¨²nico ejecutivo sea el pago de las 2.000 pesetas del traslado al dep¨®sito, en lo que consiste el negocio de la empresa concesionario privada, y no la multa municipal propiamente dicha, que la mayor¨ªa se niega a pa gar o paga tarde. El traslado es mucho m¨¢s caro que cualquier otro servicio de gr¨²a privado en el casco. urbano, que oscila entre las setecientas y las mil pesetas.?
?Tampoco el cerrar el centro al tr¨¢fico, como se ha hecho en otras ciudades europeas, es una soluci¨®n real. Crear un espacio privilegiado s¨®lo originar¨ªa una mayor presi¨®n especulativa por parte de las inmobiliarias y de los servicios especializados y, por consiguiente, una aceleraci¨®n en el proceso de expulsi¨®n de los antiguos residentes y comerciantes.?
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