El jard¨ªn de los derechos
Hac¨ªa una ma?ana de primavera. Los empleados de la mudanza estaban levantando las alfombras de pasillos y salones y por el portal¨®n principal, abierto de par en par, entraba el sol constitucional de la calle al bar del Congreso. Corr¨ªa un fino relente de m¨¢rmoles lavados, ese frescor del suelo desnudo. Ayer el Congreso parec¨ªa un balneario con una luz tamizada y un silencio de lujo donde un corro de diputados est¨¢ plantando el jard¨ªn de los derechos. Como quien no quiere la cosa, sin un grito, sin una salva, con la elegancia de una alegre caravana que va de bajada, resulta que los padres de la patria nos est¨¢n confeccionado una revoluci¨®n francesa a la medida.Todo lo que ayer aprob¨® la comisi¨®n constitucional tiene una sonoridad magn¨ªfica. La asistencia de abogado antes de prestar declaraci¨®n, el procedimiento de habeas corpus, la garant¨ªa del derecho al honor, la inviolabilidad del domicilio y el secreto de Jas comunicaciones, la libertad de residencia y circulaci¨®n por todo el territorio nacional, los derechos a la libre expresi¨®n en todos sus matices. Todo, lo regalan todo. Puede que resulte agrio y est¨¦tico estar acampado al este del Ed¨¦n con el porro puesto en la comisura o con la metralleta cogida en el cepo del sobaco pensando que esta democracia, reforma pol¨ªtica, ruptura, escombrera fascista o escorial org¨¢nico, no era lo que se hab¨ªa so?ado. Pero le digo a usted que eso que se est¨¢ votando en el Congreso, como si tal cosa, un poco a la pata la llana, tiene una importancia capital. Esas bellas palabras aplicadas a la vida misma tendr¨ªan el efecto del ca?¨®n Berta. Los padres de la patria est¨¢n escribiendo en bronce una revoluci¨®n difuminada.
En ese ambiente de jardinera primaveral ayer la Comisi¨®n Constituyente se dedic¨® con alegr¨ªa y consenso a plantar y a regar todos los derechos de la persona. No hubo un s¨®lo roce. Los grupos de izquierda, que en este tema trabajan muy unidos a la Minor¨ªa Catalana, plantearon una enmienda para introducir en el art¨ªculo 19 de la Constituci¨®n la cl¨¢usula de conciencia de los periodistas e informadores, como una garant¨ªa de independencia moral y una protecci¨®n a la libertad y el derecho de informaci¨®n. La destap¨® Roca Junyent, la ilustr¨® Virgilio Zapatero, la coment¨® Pilar Brabo y le dio un ligero toque de efecto Sol¨¦ Tura. Pero no hubo necesidad de mucho regate porque e1jpego estaba dominado. En un momento la izquierda envi¨® la pelota al ¨¢rea del centro y all¨ª la recogi¨® h¨¢bilmente Luis Apostua y la clav¨® de tac¨®n en la propia porter¨ªa. Luis Apostua es un brillante periodista que ha hablado en nombre de UCD y de los intereses morales de su oficio. La ley regular¨¢ el derecho a la cl¨¢usula de conciencia y al secreto profesional. Ese ha sido su remate pol¨ªtico y literario, que ha prosperado.
Por lo dem¨¢s, ya lo saben. La comisi¨®n constitucional, alegre y confiada, avanza atravesando el jard¨ªn de los derechos hacia el valle de la libertad. Este ilustre corrillo de diputados se comporta con una amistad de oficina y est¨¢ muy entretenido dinamitando los puentes hacia el pasado a golpe de art¨ªculo.
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