Tibia intervenci¨®n de Espa?a ante la asamblea del desarme de la ONU
Espa?a intervendr¨¢ en la Asamblea Extraordinaria de las Naciones Unidas sobre el desarme el pr¨®ximo d¨ªa 2 de junio. La necesidad de que se reconozca el fracaso de los esfuerzos de desarme en el mundo, el deseo de que se cree un foro negociador rotativo y flexible y de que se incorporen a esta dial¨¦ctica conceptos como los de seguridad, progreso econ¨®mico y tecnol¨®gico, ayuda al desarrollo y definici¨®n del armamento son las ideas esenciales que la delegaci¨®n hispana desarrollar¨¢ a lo largo de su intervenci¨®n.
El discurso que debe pronunciar Marcelino Oreja o el presidente Su¨¢rez -si se confirma su presencia en Nueva York- y que, a la vista de sus primeros bosquejos promete pasar inadvertido, nada en la autop¨ªa y otorga a Espa?a el papel de comparsa que desempe?¨® con ¨¦xito en foros similares a?os atr¨¢s.A lo largo de los dos ¨²ltimos a?os la secretar¨ªa general de la ONU inici¨® los preparativos de esta asamblea con la designaci¨®n de un comit¨¦ preparatorio en el que se incluy¨® a Espa?a dentro del llamado grupo de pa¨ªses de ?Europa occidental y otros Esta dos?. Dicho comit¨¦ elabor¨® un proyecto de declaraci¨®n o de documento final de la asamblea, pendiente de su aprobaci¨®n y rectificaci¨®n a lo largo de los de bates que se iniciar¨¢n hoy en Nueva York.
La participaci¨®n de Espa?a en el grupo occidental europeo, y m¨¢s concretamente en el denominado ?grupo Barton? -de tendencia atl¨¢ntica- fue m¨¢s bien escasa, aunque mantuviera una postura matizada frente a las posiciones de los pa¨ªses de la OTAN y aliados de EEUU del Atl¨¢ntico y del Pac¨ªfico. Madrid se mostr¨® reticente en relaci¨®n con el Tratado de no Proliferaci¨®n Nuclear, y s¨ª favorable al desarrollo de la energ¨ªa nuclear pac¨ªfica. Asimismo, favoreci¨®, con Austria, una propuesta sobre el mecanismo de la negociaci¨®n de desarme encaminada a favorecer la creaci¨®n de una conferencia en la que participen un mayor n¨²mero de pa¨ªses que los que actualmente trabajan en Ginebra sobre este tema, mediante una participaci¨®n rotativa y seleccionada. Tambi¨¦n destac¨® Espa?a, en estos trabajos preparatorios, el problema de Gibraltar como base militar impuesta, y su preocupaci¨®n por la b¨²squeda de zonas desnuclearizadas y desmilitarizadas y de que las negociaciones se inserten en el marco de la ONU.
Intervenci¨®n espa?ola
La intervenci¨®n espa?ola, pendiente de su ¨²ltima redacci¨®n, tendr¨¢ como punto esencial un an¨¢lisis hist¨®rico del desarme, partiendo de la primera conferencia de La Haya, y la conclusi¨®n de que los resultados obtenidos, hasta el momento, son desalentadores, muy pr¨®ximos al fracaso total y justificaci¨®n suficiente para reemprender el camino de la negociaci¨®n. Tambi¨¦n har¨¢ referencia a la peculiaridad de Espa?a como pa¨ªs no ?armamentista?, o como pa¨ªs no superarmado, con escasa dedicaci¨®n de su PNB a la producci¨®n y compra de armamento, para insistir, m¨¢s adelante, en la necesidad de que se incorpore a toda conferencia de desarme las relaciones ¨ªntimas existentes entre seguridad y desarme, entre desarme y desarrollo tecnol¨®gico y progreso econ¨®mico. En la incidencia de este tema en las ayudas al desarrollo y en la necesidad de una nueva definici¨®n del armamento de nuestro tiempo.
Por ¨²ltimo, ser¨¢ aportaci¨®n hispana, en el apartado de los mecanismos de las negociaciones de desarme, su ubicaci¨®n en varios planos: bilateral (como las conversaciones SALT ya en marcha, para control de armamentos); multilateral, como las negociaciones de Ginebra y a propiciar en el seno de la ONU ; y, sobre todo, el deseo de Madrid y Viena de establecer un foro negociador mediante un sistema de representaci¨®n rotativa y flexible de pa¨ªses.
Posible renuncia al protagonismo
El papel estrat¨¦gico determinante que Espa?a desempe?a en el Mediterr¨¢neo, la presencia de bases militares en nuestro territorio (pactadas o impuestas con Washington y por Londres, respectivamente), las estrechas relaciones que Madrid mantiene con numerosos pa¨ªses no alineados, y su proximidad a zonas conflictivas como Africa no parece que ser¨¢n los temas claves de la intervenci¨®n hispana que, al parecer, renunciar¨¢ a todo protagonismo -que Francia intentar¨¢ captar por boca del propio Giscard d'Estaing- y, en definitiva, a la oportunidad que ofrece la convocatoria de la ONU para que Espa?a defina las l¨ªneas maestras de su pol¨ªtica de desarme y seguridad.
La invitaci¨®n yugoslava a la incorporaci¨®n hispana en el grupo de los ?no alineados?, el deseo sovi¨¦tico de la no ampliaci¨®n de los bloques militares (OTAN y Pacto de Varsovia,), la posible candidatura de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica a la Alianza Atl¨¢ntica y las relaciones que Madrid mantiene con los distintos grupos de naciones ubicadas geopol¨ªticamente al este, oeste y centro de este debate parecen ser las causas principales de la timidez de la declaraci¨®n hispana esperada en las Naciones Unidas.
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