Silencio fiscal, tambi¨¦n en la democracia
TODO PARECE indicar que la publicaci¨®n de las listas de contribuyentes espa?oles quedar¨¢ nuevamente vedada, esta vez en el texto del proyecto de ley del impuesto sobre la renta de las personas fisicas, al haber alcanzado los miembros de la ponencia parlamentan¨ªa consen so un¨¢nime sobre el car¨¢cter secreto de los datos de los contribuyentes.Publicar o no las popularmente denominadas listas de Hacienda es, por encima de todo, una decisi¨®n pol¨ªtica. Los argumentos a favor y en contra se acumulan en pareja cuant¨ªa y puede decirse que el fiel de la balanza debe inclinarse en ¨²ltimo t¨¦rmino en funci¨®n de las presentes circunstancias, cuando un nuevo orden fiscal, basado en la transparencia, pretende implantarse. No hay, en s¨ª mismas, razones econ¨®micas suficientes como para afirmar o negar la idoneidad de que todos los espa?oles puedan saber qui¨¦nes tributan y en qu¨¦ cuant¨ªa.
El consenso se ha alcanzado en sentido negativo, al parecer en funci¨®n del razonamiento seg¨²n el cual una publicidad total de las listas facilitar¨ªa la exigencia de los denominados impuestos revolucionarios por parte de organizaciones extremistas, como es el caso concreto de ETA. El argumento, absolutamente original, se derrumba por s¨ª mismo: las relaciones de contribuyentes han sido hasta ahora secretas, y los impuestos se vienen exigiendo por la coacci¨®n y la amenaza desde a?os en Euskadi.
Ninguna Administraci¨®n es lo suficientemente eficaz como para implantar un sistema fiscal sin el concurso de los propios sujetos a los que va dirigido. Teniendo en cuenta que defraudar a Hacienda es todav¨ªa deporte nacional por excelencia, podr¨ªa coadyuvar a incrementar la conciencia fiscal del ciudadano comprobar que todos, empezando por los poderosos, inician el camino de la honesta veracidad. M¨¢s que grandilocuentes declaraciones, el ciudadano desea palpar tangiblemente que la transformaci¨®n afecta a todas lascapas sociales para creer que es ya hora de renovar su conciencia fiscal.
Tal y como estamos, m¨¢s de uno va a creer que sus se?or¨ªas han alcanzado tan r¨¢pidamente el consenso en el tema -olvidando de modo total sus promesas electorales- por temor a que se desvelen sus ingresos, incluidos los de algunos diputados de la izquierda.
En definitiva: las listas deben poder ser publicadas.
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