Los ¨¢cratas
Entre las enciclopedias de altos precios y costosas ilustraciones, cerca de esos libros con barbas marxistas leninistas, y esos otros, algo fofos y liberales. Junto a los stands con dibujos, colorines y ni?os muy cerca de los chiringuitos donde se toman las ca?as de la feria, hay un sector disperso pero f¨¢cilmente reconocible: Los Acratas.Con ese nombre, siempre suavizado -son m¨¢s bien ¨¢cratas-, se re¨²nen diversas firmas editoriales, te?idas por ese af¨¢n de libertad, mezclado a la fascinaci¨®n hel¨¦nica, a las utop¨ªas memorables: Laertes, Ucronia, Campo Abierto... Convocan con sus actos divertidos, de poco dinero, a esos barbudos desaseados, acompa?ados de mozas sin sujetador, botas camperas y faldistones largos, indispensables en la feria. Por ejemplo, en la caseta 114 invitan -seg¨²n se pudo leer en un panfleto repartido en mano, tinta roja y cenefa de florecitas, el domingo pasado- a vino envuelto, sin tope de horas. Regalan tambi¨¦n -a-rifan, dicen- diariamente un bal¨®n de reglamento, firmado por los campeones del Mundial de sus dolores, ap¨®crifos seguramente, y ajos, perejil y laurel, que son afrodis¨ªacos y saben bien.
No confundir
No conviene confundir a los ¨¢cratas con los viejos anarcosindicalistas: son ellos mucho m¨¢s serios, mucho m¨¢s en la f¨¢brica que en los verdes campos. Ya lo ha dicho Fernando Savater, que anda entre la dulce acracia y el magisterio, y cuyo libro -nadie se ha atrevido a decir ni p¨ªo, ni en Madrid ni en Barcelona-, llamado Panfleto contra el Todo, est¨¢ entre los tres m¨¢s vendidos de la feria. No conviene confundir al viejo maestro Gaston Leval, anarco internacionalista, fallecido hace tan poco, ni a Joan Ferrer, que se confes¨® para Baltasar Porcel y juntos hicieron La revuelta permanente, una biograf¨ªa de subversi¨®n, guerra y exilio. Pero s¨ª es verdad que en las j¨®venes generaciones -y qu¨¦ palabra tan ¨¢crata esta- sigue alentando, ahora con jeans y lanas, la presenc¨ªa de la rebeli¨®n, del incoformismo, de la libertad, de la creencia en un reino que nunca llegar¨¢ y del desprecio al poder en todas sus formas, hasta en esas tan livianas que dan a muchos hombres el asidero de su identidad. Un s¨ªntoma: la Banda de Moebius ha reeditado para esta feria, por ni se sabe qu¨¦ vez, el Manifiesto de la Comuna Antinacionalista Zamorana, an¨®nimo colectivo adjudicado a Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo. Muy bien.
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