La Iglesia lanza una gran campa?a en Italia contra la ley del aborto
![Juan Arias](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F5a86bcd5-e5fc-49ab-b292-f3043b0fbfd4.png?auth=2d48be4f56908c68f3c88d7da3c4bd83b9078e68267346b6bac73e371847252d&width=100&height=100&smart=true)
Las fuerzas pol¨ªticas hicieron todo lo posible para aprobar la ley que despenaliza el aborto porque tem¨ªan que un refer¨¦ndum sobre este tema hubiese dividido al pa¨ªs en una cruzada entre laicos y cat¨®licos. Pero el peligro de esta cruzada no ha desaparecido porque la Iglesia italiana est¨¢ dispuesta a dar batalla, incluso con la intervenci¨®n del propio Papa, como ocurri¨® ayer. Si al principio se pens¨® que la actitud de Benelli, que habl¨® incluso de ?excomuni¨®n?, podr¨ªa ser un gesto temperamental y aislado, hoy no cabe duda de que su posici¨®n ten¨ªa un buen respaldo. Lo demuestra la declaraci¨®n de Ugo Poletti, cardenal y vicario de Roma, publicada ayer en L'Osservatore Romano; una declaraci¨®n con el m¨¢ximo de autoridad porque el d¨ªa anterior Poletti mantuvo una audiencia privada con Pablo VI, y porque se trata del cardenal que est¨¢ al frente de la di¨®cesis cuyo verdadero obispo es el Papa.
No cabe duda, por lo tanto, que este gesto de Poletti ser¨¢ recogido por los dem¨¢s obispos como ?voluntad del Papa?. Poletti habla de ?excomuni¨®n? sin medias tintas. Dice que ser¨¢n excomulgados, no s¨®lo la mujer que acepte la pr¨¢ctica del aborto, sino tambi¨¦n los m¨¦dicos y todo el personal que de alguna forma colaboren en la operaci¨®n. Dice que la ley es ?inicua? y que la Iglesia tiene el ?derecho y el deber? de pronunciarse, y que trabajar¨¢ con todas sus fuerzas para que el aborto, ?tanto legal como clandestino?, desaparezca. Pide a todos los ?hombres de recta conciencia? que se acojan inmediatamente a la cl¨¢usula que permite la ?objeci¨®n de conciencia?, y explica qu¨¦ deben hacer para poder ponerla en pr¨¢ctica.
Reacci¨®n comunista
El sindicato social-comunista CGIL emiti¨® ayer un comunicado en el cual se afirma ?que es necesario hacer todos los esfuerzos posibles para que la ley pueda ser aplicada?. Se habla tambi¨¦n de una reuni¨®n urgente y a puertas cerradas de los comunistas. Ante el temor de que esta actitud de la Iglesia pueda, en el terreno de los hechos, paralizar la puesta en marcha de la ley, se empieza a hablar de intromisi¨®n anticonstitucional de la Iglesia en una cuesti¨®n de Estado. En un editorial, Paese Sera se?ala: ?desconcierta que la autoridad eclesi¨¢stica, que hasta ayer actuaba como si ignorase la verg¨¹enza de los abortos clandestinos y de los gigantescos intereses que prosperaban en torno a ellos, intervenga tan duramente en el momento en que una plaga social tan grave es afrontada con una ley tan esperada.? Ante hechos tan graves, a?ade el diario romano, ?es necesario ratificar el principio de que la ley votada por el Parlamento es una ley de Estado, y que por lo tanto las estructuras y las organizaciones hospitalarias tienen el deber de aplicarla?.
Declaraci¨®n de la ministro de Salud
Los contrarios a la ley responden que la cl¨¢usula que autoriza la ?Objeci¨®n de conciencia? es s¨®lo una parte de la ley. La ministro de Salud, Tina Anselmi, en una entrevista con la radio, dijo tajantemente que si todos los m¨¦dicos aceptasen la objeci¨®n de conciencia el Parlamento tendr¨ªa que tomar en cuenta esa decisi¨®n del pa¨ªs. Pero la gente se pregunta si los obispos y los m¨¦dicos son la verdadera expresi¨®n de todos los italianos.
Intervenci¨®n de Pablo VI
En el momento de despachar esta cr¨®nica, el propio Pablo VI ha decidido intervenir en el asunto. En un discurso dirigido a unos 10.000 fieles que acudieron a una audiencia colectiva en el Vaticano, el Papa dijo que la ley sobre el aborto ?es una gran ofensa a la ley de Dios?, y record¨® que el principal mandamiento del cristiano obliga a respetar la vida humana.El Papa subray¨® que el derecho a la vida es ?un derecho fundamental de la persona humana? y exhort¨® a los peregrinos a amar la vida humana, explic¨¢ndoles que la verdadera piedad por las dificultades y angustias de la vida humana, no consiste en suprimir su fruto, sino en consolar y eliminar la miseria, pero nunca matar.
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