Austria no opuso resistencia a Brasil
El partido Brasil-Austria, que clasific¨® a ambos equipos para la siguiente ronda del Mundial, fue un triste remedo del H¨¦rcules-Burgos en la ¨²ltima Liga espa?ola. Entonces los dos conjuntos jugaron para empatar en perjuicio del Betis. Ayer, en el campo de Mar del Plata, Austria no quiso ganar en una vergonzosa actuaci¨®n que perjudicaba a Espa?a. El encuentro fue de ¨ªnfima calidad, con un juego lent¨ªsimo, y Brasil, un poco menos desastroso que otras veces, apenas necesit¨® esforzarse para conseguir el m¨ªnimo triunfo que le bastaba. Espa?a no puede lamentarse de esta pobre conclusi¨®n, porque lleg¨® al trance de depender de terceros ¨²nicamente por sus propios errores. La deportividad austriaca se vio pronto que iba a brillar por su ausencia. El milagro del quijotismo centroeuropeo no se pod¨ªa esperar y no se produjo. Lo triste es que Espa?a, pese a sus problemas, no se clasifique ante dos equipos tan mediocres como Brasil y Austria. El nivel de este Mundial es aut¨¦nticamente un desastre, y aun que no hayamos visto los encuentros del equipo de Senekowitsch frente a Espa?a y Suecia, resulta muy duro hacerse a la idea de que se le pueda considerar revelaci¨®n de nada y menos de un Mundial. Con un 4-4-2 descaradamente prudente, convertido a veces en un 5-5-0 incre¨ªble, lo que practica Austria no es f¨²tbol, sino un simulacro de entretener el bal¨®n en los pies para pasar los minutos.
El que enfrente exista una porter¨ªa y que en ella haya que meter -intentarlo, al menos- el bal¨®n, no le interesa. Desde luego. seguro que no le interes¨® el domingo contra Brasil.
Si a este panorama austriaco unimos los fallos defensivos en los centros m¨¢s inocentes sobre el ¨¢rea -caso del gol y otro que acab¨® salvando in extremis Koncilia ante el solitario y sorprendido Jorge Mendoza- comprenderemos que Brasil ten¨ªa ante s¨ª un camino de rosas. Lo triste es que ese otro simulacro de equipo, que supuestamente dirige Coutinho, casi no tuvo fuerzas para aprovechar la ocasi¨®n. S¨®lo las sospechosas facilidades de la defensa austr¨ªaca le permitieron marcar un gol y estar a las puertas de otros m¨¢s. El nuevo equipo brasile?o s¨®lo mejor¨® un poco con la inclusi¨®n de Jorge Mendoza, un delantero media punta, muy m¨®vil y que al arrancar desde atr¨¢s abr¨ªa alg¨²n hueco en la cobertura rival, aunque sin excesiva convicci¨®n. Pero nada m¨¢s.
Brasil domin¨® a lo largo de un partido lent¨ªsimo porque Austria se dej¨® dominar. El juego centroeuropeo termin¨® pr¨¢cticamente en el centro del campo y s¨®lo al iniciarse la segunda parte pareci¨® ?equivocarse? en querer marcar quiz¨¢ para evitar mayores suspicacias. Leao salv¨® una gran ocasi¨®n de Kreuz y luego ¨²nicamente Jara lanz¨® varios disparos rozando el larguero desde muy lejos. En la primera parte no hubo un solo peligro en la porter¨ªa de Brasil. Kreuz y Krankl, los ¨²nicos hombres adelantados, fueron in¨²tiles.
La te¨®rica superioridad combinativa centrocampista a cargo de Austria qued¨® de sobra compensada por la oscura labor, una vez m¨¢s sin confianza y con su nula calidad habitual, de Cerezzo -sustituido antes del final por otro in¨²til Chicao-, Batista y Dirceu. Hickersberger -tambi¨¦n sustituido-, Prohaska y Jara no alimentaron ni reforzaron el fam¨¦lico ataque. Krieger, el defensa del Brujas, bastante tuvo con ocuparse de Jorge Mendoza.
La victoria de Brasil, seg¨²n todo esto, result¨® merecida, pues s¨®lo ¨¦l la busco continuamente. Se limit¨® a atacar por el, centro con Jorge Mendoza y Roberto, y por la derecha, con Gil, pero al menos eso hizo. El capit¨¢n austriaco, Jara, lateral derecho, tuvo siempre un pasillo libre para internarse y nunca avanz¨®. M¨¢s que correr el riesgo de un contraataque, no quiso la aventura de marcar un gol. Perder por 1-0 le era suficiente, aunque hubiese que realizar un sorteo posterior para decidir el orden del grupo. Espa?a, como punto final de una larga serie de errores, ten¨ªa as¨ª una eliminaci¨®n casi truculenta. En realidad no pod¨ªa ser de otra manera. La pena es que pasen a la siguiente fase dos equipos tan malos como Austria y Brasil. El Mundial-78 alcanza cada d¨ªa m¨¢s cotas insospechadas de mediocridad. Por lo visto, el f¨²tbol perdi¨® su br¨²jula hace a?os y Espa?a no es ninguna excepci¨®n.
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