Crece la euforia de los argentinos
? Veinticinco millones de argentinos jugaremos el Mundial.? Esta frase se repite no s¨®lo en una canci¨®n de actualidad, sino en las bocas de muchas personas en cuanto se toca el tema del Campeonato. Argentina est¨¢ volcada desde hace bastante m¨¢s de los diecisiete d¨ªas oficiales que han transcurrido desde la inauguraci¨®n. Despu¨¦s del d¨ªa 25, cuando se celebre la final, o del 27, si la igualdad existente da lugar a un partido de desempate, se podr¨¢ regresar a la realidad.
La imagen que quiere dar Argentina, sea en Buenos Aires, Mar del Plata, C¨®rdoba, Mendoza o cualquier otra subsede del Mundial, es de que todo est¨¢ saliendo bien. Los veinticinco millones de argentinos que ?juegan? el Mundial lo viven aunque no les guste el f¨²tbol, pues se trata de una cuesti¨®n de orgullo patrio como casi nunca se les hab¨ªa podido ofrecer. Con su exquisita amabilidad subsanan cualquier error, y como tampoco hay muchos, el clima en ese sentido no puede ser mejor.Brasil-Argentina, m¨¢s que un partido
El enfentamiento de ma?ana en Rosario entre argentinos y brasile?os, aut¨¦ntico final del grupo B de la fase decisiva, conmocionar¨¢ al pa¨ªs de una forma nunca vista. Los comentarios sobre el choque han hecho olvidar casi los problemas netamente pol¨ªticos que existen con Brasil, a prop¨®sito de las presas de Corpus e Itaipu, en el fronterizo r¨ªo Paran¨¢, pero alguien ha pensado ya en su recrudecimiento seg¨²n se desarrolle el partido. Dado que Inglaterra no est¨¢ aqu¨ª, ni Chile tampoco, los temas de las Malvinas y del canal Beagle, tambi¨¦n en la zona fronteriza de Tierra de Fuego, no tienen importancia. Argentina, eso s¨ª, declar¨® hace bien pocos d¨ªas una jornada de afirmaci¨®n nacional sobre los territorios ant¨¢rticos y las islas tantas veces reivindicadas, pero al d¨ªa siguiente jugaba la selecci¨®n con Italia y nadie se acord¨® de ello. Ni siquiera al perder.
En el conflicto entre Argentina y Brasil por los complejos hidr¨¢ulicos de Corpus-Itaipu, en el alto Paran¨¢, el Gobierno de Brasilia ha ido a escoger el peor momento para cerrar unas negociaciones que le interesaban mucho a este pa¨ªs. Itaipu est¨¢ situado a 350 kil¨®metros al este de Asunci¨®n y a veinte de la frontera paraguayo-brasile?a. La construyen ambos pa¨ªses al tiempo que se desv¨ªa el r¨ªo Paran¨¢ y emplea a la incre¨ªble cifra de 300.000 trabajadores, con un costo de 2.400 millones de d¨®lares -aproximadamente 182.000 millones de pesetas- Corpus se encuentra m¨¢s abajo en el curso del r¨ªo, y ah¨ª intervendr¨ªa Argentina, que necesita, como es natural, aprovecharse del suministro energ¨¦tico de tan magnas obras.
Sin que el tema pueda compararse al conflicto de hace unos a?os entre Honduras y El Salvador, cuya mecha qued¨® encendida por un encuentro de f¨²tbol, no cabe duda que Argentina est¨¢ muy molesta por las trabas que encuentra en Brasil y Paraguay para ganar su batalla de las presas. La victoria pol¨ªtica le permitir¨ªa sacar la energ¨ªa necesaria de sus muchas aguas sin aprovechar. El Gobierno paraguayo de Stroessner, que tambi¨¦n interven¨ªa en las negociaciones de Corpus-Itaipu, neg¨® el aval que le solicit¨® la Junta Militar argentina para construir otro complejo hidroel¨¦ctrico en Yacyreta-Apipe, beneficioso para ambos pa¨ªses, y la opini¨®n existente en Argentina es que Paraguay, hace el juego a Brasil, porque mantiene con ¨¦l estrechas relaciones a la espera de conseguir financiaci¨®n para sus complejos internos.
Curiosamente, Paraguay siempre ha tenido enfrente futbol¨ªsticamente a Brasil y a Argentina, y uno de los dos pa¨ªses le ha cerrado indefectiblemente la puerta de la fase final del Mundial, salvo en 1958. En la actual edici¨®n cayeron ante Brasil.
Los tricampeones mundiales, que han pasado demasiadas angustias en este Campeonato, se encuentran ahora en el camino con Argentina, y s¨®lo cabe desear que las explosiones se produzcan s¨®lo de j¨²bilo y puedan controlarse sea cual sea el resultado. En Mar del Plata, el d¨ªa del partido Brasil-Suecia, una advertencia final por los altavoces fue ya sintom¨¢tica. El ¨¢rbitro acababa de anular el gol conseguido de cabeza por Zico fuera de tiempo, tras el tard¨ªo saque de c¨®rner a cargo de Nelinho, y desde las gradas se escuchaban .graves insultos de la torcida, decepcionada por el empate. La voz pidi¨® a los se?ores espectadores que desalojaran el campo con lentitud, sin nervios, pues era de nueva construcci¨®n y, deb¨ªa ser utilizado no s¨®lo para este Mundial, sino tambi¨¦n para el futuro. En realidad era una mentira, que no se volvi¨® a repetir -el campo en Mar del Plata s¨®lo servir¨¢ en verano para espect¨¢culos folkl¨®ricos-, pero sirvi¨® para calmar a un p¨²blico como el brasile?o, capaz de cualquier cosa. La suerte es que en esos momentos tambi¨¦n entendi¨® lo mal que jug¨® su equipo y que no merec¨ªa la pena protestar.
De cualquier forma, el hecho innegable es que la frialdad del inter¨¦s m¨¢ximo por el RFA-Holanda de C¨®rdoba subir¨¢ todos los grados en el hervidero de Rosario. Sus 40.657 localidades ser¨¢n la cabeza de un arf¨ªler ante los veinticinco millones de argentinos y los muchos m¨¢s brasile?os que lo vivir¨¢n.
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