Dos finales, dos gardenias para ti
En estas liguillas de tres partidos por selecci¨®n, que se superponen en dos cuerpos, como las torres humanas de los ?xiquets? catalanes, para colocar sobre ellas la final, no se juega Copa ni Liga, sino todo lo contrario, que dir¨ªan Tono y Mihura. En realidad, cada selecci¨®n define su suerte casi siempre en los dos primeros partidos, y el que pierde el primero va de cara. Dig¨¢nselo a Espa?a, si no, y a Francia, y a Hungr¨ªa, y a Escocia, y a ?tutti quanti? retornaron ya, y una corroboraci¨®n est¨¢ en el inter¨¦s que puso Schoen en defender el empate en su primer partido de cada piso del Mundial, contra Polonia y contra Italia. Ya veremos si ha sido sagaz o no. Hoy mismo, sin m¨¢s tardar.Porque cada uno de los dos partidos de punta tienen literatura y antecedentes sobre s¨ª, porque est¨¢n situados en el segundo lugar de cada programa de grupo, por ser como segundos el otro punto que define una recta, ya la reafirme con el ¨¦xito, ya la niegue con la derrota, en el programa de hoy hay dos finales como -?ay, Mach¨ªn!- dos gardenias para ti, querido contemplador de la televisi¨®n en el universo mundo y, por supuesto, en el de la TVE, para no decir nada de quienes las presencien ?in situ? en C¨®rdoba y Rosario. En lo m¨¢s espeso de una Liga surge una ?final anticipada?, que antes se llamaban partidos del siglo, hasta que la hip¨¦rbole se ha gastado, y la misma cosa sucede en estas liguillas fr¨¢giles del Mundial, veteadas de Copa, o viceversa, estas copiligas, para llamarles con ecl¨¦ctica iron¨ªa, como el baciyelmo cervantino. Surge y no como un for¨²nculo, sino como un diamante del f¨²tbol.
No es de creer que, salvo en la final del Mundial (si juega Argentina) haya m¨¢s clima de final que el de hoy. Las dos finales no se parecen en nada sino en, tener este car¨¢cter que seguramente les a?adir¨¢ por su situaci¨®n en el centro del programa, como dijimos, un car¨¢cter m¨¢s definitivo, m¨¢s copero, que de estar en lugar inicial, donde cada cual hubiese tirado a ali?ar el empate. Si el Brasil-Argentina y el Holanda-Alemania salen ceroceristas, ya podremos decir en todos los idiomas de la FIFA (si es que el Pen Club catal¨¢n no se opone a lo que escribo) que estamos viviendo el Mundial del miedo, ?le Mondial de la peur?, ?il Mondiale della paura?, ?the World-Cup of fear? y as¨ª sucesivamente.
No es de esperarlo, con todo. El Holanda-Alemania tiene historia corta a alto nivel, pero refulgente, porque fue exactamente la ¨²ltima final mundial del f¨²tbol, que gan¨® Alemania, seg¨²n es sabido, porque Cruyff, tras de la ventaja al minuto, no estuvo en la fiesta como novio, sino como testigo. Adem¨¢s, porque el que gane saldr¨¢ a flote para las finales entre los cuatro mejores. Y lo mismo cabe decir del Brasil-Argentina, pero en olor de multitud en ambos pa¨ªses. Los argentinos que viven en Sao Paulo ya han circulado la consigna de no salir de casa, y si lo hacen no hablar espa?ol. Se deben acordar que en 1938, cuando Italia gan¨® a Brasil en semifinal mundial. fueron asaltadas no pocas fruter¨ªas de italianos.
Aunque el primer encuentro internacional registrado en Am¨¦rica es un Argentina-Uruguay, en 1905, y hay pique entre las riberas del Plata, los encuentros Argentina- Brasil son la guerra, fr¨ªa si hay suerte y caliente, calent¨ªsima, como despu¨¦s del partido de los cuarentas, en Buenos Aires, donde hubo la entrada de Jair a Salom¨®n, y del que las relaciones deportivas quedaron rotas por un plazo largo. Argentina no gana a Brasil desde hace catorce a?os y no hay argentino que ignore que Brasil es el rival a batir, y despu¨¦s de eso, como despu¨¦s de ver N¨¢poles, ya se puede uno morir tranquilo.
Una final matem¨¢tica, otra tumultuosa como un coraz¨®n al galope, pero dos finales, dos gardenias en cada televisor, hoy, domingo, bajo la lluvia argentina.
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