La teor¨ªa los tres mundos y la indepencia nacional
Secretario general d¨¦ la Organizaci¨®nRevolucionaria de Trabajadores (ORT)
El complejo entramado de la actual situaci¨®n internacional y los intrincados procesos hist¨®ricos que la han configurado, someten a dura prueba la coherencia de pensamiento de todos aquellos que quieren explicar los sucesos de hoy y los previsibles de ma?ana.
Los comunistas nos orientamos de acuerdo a la teor¨ªa de los tres mundos, elaborada por el presidente Mao Tse-tung varios a?os antes de su muerte, lo cual no nos exime de hacer el an¨¢lisis de la situaci¨®n particular de nuestro pa¨ªs. Una teor¨ªa cient¨ªfica y revolucionaria que debe su nombre a la correcta divisi¨®n de las fundamentales fuerzas pol¨ªticas del mundo de hoy.
De acuerdo a ella el Primer Mundo lo forman EE UU y la URSS. El imperialismo norteamericano, el socialimperialismo ruso y constituyen los mayores explotadores y opresores, el enemigo com¨²n de todos los pueblos del mundo y de todos los pa¨ªses del segundo y del Tercer Mundo. Ambas superpotencias mantienen una disputa, cada una quiere para s¨ª sola la hegemon¨ªa en todo el mundo. Esa, disputa interimperialista es tan aguda que conducir¨¢ a una nueva guerra mundial.
El Tercer Mundo lo constituyen los pa¨ªses de ?frica, Asia y Am¨¦rica Latina. Vistos en conjunto -es decir, teniendo en cuenta que incluso bastantes pa¨ªses de estos son gobernados por reg¨ªmenes reaccionarios- son la principal fuerza capaz de llevar adelante la lucha contra el imperialismo, contra las dos superpotencias y preparar su derrota, lo cual constituir¨ªa un avance gigantesco en el proceso de la revoluci¨®n socialista mundial.
El Segundo Mundo, formado por Europa, Jap¨®n, Canad¨¢, vendr¨ªa a constituir una fuerza unible en la lucha contra el hegemonismo de las dos superpotencias. Tarea ardua, que implica tambi¨¦n lucha contra la,actitud imperialista de diversos pa¨ªses que figuran comprendidos en este Segundo Mundo.
Esta teor¨ªa es particularmente combatida por los socialimperialistas rusos, ya que los descubre como blanco principal de la lucha antihegemonista. Es precisamente la URSS la superpotencia que est¨¢ a la ofensiva, frente al imperialismo norteamericano, q ue ha visto sus fuerzas mermadas por las derrotas que le han inflingido los pueblos de Indochina y otros, pero que se aferra a su bot¨ªn con u?as y dientes, dispuesto a conservarlo a costa de lo que sea o a morir matando.
La teor¨ªa de los tres mundos nos dice que la Humanidad ser¨¢ salvada, a pesar de la cat¨¢strofe que preparan la URSS y EE UU, si todos los pueblos del mundo y los pa¨ªses que quieren la paz internacional llevan adelante una vigorosa lucha antihegemonista contra las dos superpotencias.
En los pa¨ªses de Europa occidental, la cuesti¨®n de la independencia nacional se presenta como el pefigro de perderla ante la amenaza de guerra mundial que desatar¨¢n las dos superpotencias. que hacen de Europa el centro de su disputa. Tomar la bandera de la independencia nacional, para los comunistas de estos pa¨ªses, no implica el apoyo, sino, al contrario, la lucha contra las actividades imperialistas de sus pa¨ªses o Gobiernos all¨¢ donde se produzcan.
Espa?a ocupa una posici¨®n particular dentro de estos pa¨ªses, en cuanto que ya ha sido privada de una parte notable de su soberan¨ªa e independencia nacionales por la constante intromisi¨®n de EE UU. Pol¨ªtica, militar y econ¨®micamente el imperialismo norteamericano nos ha impuesto una dependencia que a¨²n dura. Para los comunistas espa?oles la lucha por la completa independencia de nuestra Patria es parte inseparable de la que llevamos contra el fascismo, y hoy por la ampliaci¨®n de las libertades democr¨¢ticas y contra la oligarqu¨ªa y el imperialismo.
En Espa?a, la causa de la soberan¨ªa nacional ha estado unida a la causa del progreso social desde que, al comp¨¢s de la p¨¦rdida del viejo imperio colonial, nuestro pa¨ªs se fue convirtiendo cada vez m¨¢s en saqueable econ¨®micamente y manipulable pol¨ªticamente.
?De cu¨¢ntos hechos no se podr¨ªa evitar el recuerdo al echar un vistazo atr¨¢s? Los fusilamientos de la Moncloa muriendo en Madrid el pueblo, mientras el Rey ?deseado? y sus padres pensaban en fincas particulares; los 100.000 hijos franceses del San Luis franc¨¦s, derribando, por el acuerdo de cuatro potencias reaccionarias, el r¨¦gimen liberal espa?ol; los Gobiernos conservadores y liberales titiritieados por los embajadores franceses e inaleses; el boicot a la primera Rep¨²blica; la ?no intervenci¨®n? y la guerra de Franco, Hitler y Mussolini contra la Rep¨²blica, en la que el pueblo quiso encontrar todo lo que el pueblo necesitaba.
Y, finalmente, Espa?a, que se libr¨® de ser colonia de la Alemania nazi por la victoria antifascista en la segunda guerra mundial, entregada de general a general al imperialismo norteamericano.
Toda la experiencia hist¨®rica nos dice a los comunistas que la lucha por la independencia nacional va unida a la lucha contra la clase dominante en nuestro pa¨ªs. Esta siempre ha alardeado de patriotismo. Podemos pensar que le gusta vender caro algo que considera patrimonio exclusivo. La gente que tiene el coraz¨®n en el bolsillo lo deja prendido generosamente en los bancos suizos; tambi¨¦n as¨ª hacen su Patria.
Los comunistas espa?oles aspiramos a la completa independencia y soberan¨ªa de Espa?a. Por tanto, a librarnos por completo de la intromisi¨®n EE UU. Esto exigir¨¢ una dura y prolongada lucha. En el mundo de hoy esta tarea lleva aparejada la de crear las condiciones, continuamente, para que Espa?a no se vea libre de EE UU a costa de verse sometida a la URSS. En todo el mundo esta superpotencia pretende ocupar el espacio de la otra. No hay lugar al que no haya llegado la disputa que libran ambas por la hegemon¨ªa, con absoluto desprecio al deseo de pa¨ªses y pueblos de ser soberanos.
En las actuales circunstancias de Espa?a hay un rasgo muy sobresaliente. Quien quiera verlo no tendr¨¢ que poner ojos como platos. Ese rasgo es el del incremento de la disputa en Espa?a de las dos superpotencias. Si una siempre se comporta arrogantemente, la otra viene pidiendo paso con tantas promesas como mister Marshall, y con la misma actitud de arrogancia, descaro y desprecio.
La lucha por la independencia nacional pasa por hacer frente a esa creciente disputa en nuestro pa¨ªs de las dos superpotencias. Obtener ¨¦xito en esta tarea no puede lograrse sin plantarle cara a una y otra. Y en el proceso que esta tarea exija debemos recuperar terreno a EE UU y cerrarle rn¨¢s a¨²n el paso a la URSS.
Es una actitud completamente err¨®nea pensar del siguiente modo: estamos tan dependientes de EE UU que no est¨¢ mal dejar pasar un poco a los rusos. No es justo pensar que un equilibrio as¨ª sirve a la causa de la independencia nacional. No es acertado ni justo pedir una ?actitud -positiva? tanto hacia EEUU como hacia la URSS, porque ninguna de las dos tiene una actitud positiva hacia Espa?a, aunque haya ?compatriotas? que se benefician de esto. No es extra?o hoy ver a conocidos multimillonarios proyanquis presentarse tambi¨¦n como amigoi, como posibles socios de los rusos.
No puede extra?ar la err¨®nea actitud en quienes buscan hacerse m¨¢s influyentes, catapultados por los servicios que presten a influencias imperialistas extranjeras. Frente a ¨¦stos, hay que levantar la voz de todos los que no queremos que Espa?a sea el campo de batalla para intereses ajenos, y que as¨ª pueda convertirse en el escenario del comienzo de la tercera guerra mundial. Los comunistas, mientras no llegamos al poder y aun ni siquiera al Gobierno, alcanzamos corta influencia en la pol¨ªtica exterior de nuestro pa¨ªs. Aun as¨ª, podemos lograr alguna y no renunciamos a ello.
Por esto queremos que, caso de la integraci¨®n de Espa?a en la CEE, esto sirva para reforzar la unidad europea frente a las dos superpotencias. Por esto queremos que haya un verdadero debate p¨²blico y pol¨ªtico sobre la OTAN para, entre otras cosas, que se vean los verdaderos pensamientos y vinculaciones de quienes tienen la mansedumbre del buey cuando se trata de lograr el consenso entre explotador y explotado, y la bravura del toro de lidia cuando se habla de algo que ha soliviantado al socialimperialismo ruso hasta el colmo de la groser¨ªa diplom¨¢tica m¨¢s intolerable. Por esto queremos que las relaciones exteriores de Espa?a se abran cada vez m¨¢s a los pa¨ªses del Tercer Mundo, cre¨¢ndonos as¨ª un m¨¢s amplio terreno para la lucha antihegemonista.
Una ¨²ltima cuesti¨®n de la m¨¢xima importancia y actualidad. ?Queremos que Espa?a alcance su plena independencia y soberan¨ªa? Si verdaderamente queremos esto hay que ver una realidad: Espa?a es un Estado multinacional. Sin una correcta soluci¨®n al problema interno (la igualdad de derechos de las nacionalidades, que incluye la libre autodeterminaci¨®n) llevaremos una losa sobre las espaldas. Y nos oprimir¨¢n y manipular¨¢n y chantajear¨¢n m¨¢s a¨²n. Esto debiera decir algo a los redactores de la Constituci¨®n, que tambi¨¦n pasaron como sobre ascuas por la cuesti¨®n internacional.
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