Argentina~Brasil, bajo el signo de la dureza
Es probable que Argentina consiga el Campeonato del Mundo, pero si lo hace marcar¨¢ un r¨¦cord casi inigualable: el del adjudic¨¢rselo jugando cada d¨ªa peor. Nadie que no sea un forofo podr¨¢ decir que Argentina es un conjunto con hechuras de aut¨¦ntico campe¨®n mundial. Cualquier sensato espectador imparcial habr¨¢ de llegar a la conclusi¨®n de que la selecci¨®n anfitriona ha alcanzado la situaci¨®n actual gracias a todas aquellas virtudes que nunca le han sido propias. Argentina es, cada d¨ªa que pasa, un conjunto m¨¢s mediocre que se mantiene en buena situaci¨®n gracias a los ¨²nicos valores de que pueden hechar mano los que carecen de aut¨¦ntica calidad: la carrera desbocada y el empuje ciego.En Rosario cont¨® la selecci¨®n albiceleste con el incondicional calor de su p¨²blico. Ni un s¨®lo detalle del ambiente del River falt¨® en el campo del Rosario Central. Los jugadores argentinos, movidos por ese calor que proporcionan las gradas desde antes del inicio del partido, lograron empatar con Brasil que, todo hay que decirlo, posee tambi¨¦n la selecci¨®n m¨¢s mediocre que se le recuerda. En campo neutral Argentina es probable que hubiera perdido. En noventa minutos, dentro de casa solamente cre¨® una aut¨¦ntica ocasi¨®n de gol: la que desperdici¨® Ortiz en el primer tiempo. Brasil, por contra, tuvo el gol cantado por tres veces, y en ellas intervino de manera casi providencial Fillol.
Menotti quiso contar con todos sus recursos. Aline¨® a Luque, que no ha superado la lesi¨®n de codo que padeciera ante Francia y su actuaci¨®n fue pobre, porque Oscar le impidi¨® cualquier movimiento peligroso. Menotti recurri¨® a Beto Alonso, tambi¨¦n salido de una lesi¨®n reciente y su paso por el c¨¦sped fue infructuoso. Kempes volvi¨® a ocupar una posici¨®n concreta y ello facilit¨® la labor de Leao. Kempes solamente udo tirar a gol en buenas condiciones un par de veces, pero en ambas, desde muy lejos. De nuevo el centro del campo argentino fue incapaz de apoyar a su ataque y, adem¨¢s, se vio desbordado en los contragolpes brasile?os.
Argentina luch¨® con fuerza, corri¨® durante todo el encuentro, pero de un modo tan poco pr¨¢ctico que le fue imposible realizar un f¨²tbol rentable, que es lo que hasta el momento hab¨ªa alcanzado. Argentina ha perdido sus tradicionales virtudes y muchos de sus hombres cometen fallos de principiante en sus entregas y act¨²an alocadamente; no hacen correr la pelota, corren m¨¢s ellos y se obstinan en amontonarse en la zona central del terreno.
Brasil se limit¨® durante casi. todo el partido a situar a cuatro centrocampistas por delante de los cuatro defensores y a abandonar a su suerte a Gil y Roberto, ¨²nicos atacantes. Pero sucedi¨® que Gil le gan¨® la pelea a Tarantini y, adem¨¢s, por ese lado llegaron Rodrigues, Neto, Zico y Batista y el juego se desequilibr¨® en contra de la defensa argentina. Esa zona de penetraci¨®n la aprovecharon los brasile?os para intentar sorprender a los argentinos, y gracias a Fillol no lleg¨® a producirse el gol.
Bast¨® que Brasil taponara huecos por zonas en el centro del campo y que Amaral no fallara ni un s¨®lo cruce para que Argentina no pudiera penetrar en los dominios de Leao. El meta brasile?o tuvo bastante menos trabajo que el argentino. La tierra de nadie que dejaba Argentina detr¨¢s de sus delanteros permit¨ªa a Brasil moverse con comodidad. Argentina tuvo como mayor m¨¦rito el que no se arrug¨® cuando se produjeron los conatos le?eros de Brasil al principio del partido, pero poco m¨¢s puede decirse a su favor.
Lo que se hab¨ªa anunciado como la final anticipada, fue una decepci¨®n. Brasil, como hace cuatro a?os, a trancas y barrancas, ha ido mejorando, pero su papel dista mucho de ser el que su historial hace concebir siempre. La final, en todo caso, hay que dejarla a nivel sur americano. El tono del f¨²tbol de estos pa¨ªses no es superior al europec. Probablemente, este mundial habr¨¢ de acabar defini¨¦ndolo como el menos brillante de la historia.
Los argentinos volvieron a celebrar por las calles la actuaci¨®n de su elecci¨®n. Esta vez estaba muy jusitificada la fiesta. El empate fue un pago barato. M¨¢s, no se pod¨ªa pedir.
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