Navafr¨ªa: 310 hect¨¢reas de pastos se pueden convertir en suelo urbanizable

Una delegaci¨®n de vecinos de Navafr¨ªa, t¨¦rmino enclavado en la sierra de Guadarrama, se entrevist¨® ayer con el gobernador civil de Segovia para exigir garant¨ªas de la definitiva anulaci¨®n de unas normas complementarias y subsidiarias que podr¨ªan suponer la desaparici¨®n de los n¨²cleos rurales que existen en esta zona.El per¨ªodo de informaci¨®n p¨²blica de las citadas normas finaliz¨® el 31 de marzo de este a?o. Desde entonces, se encuentran paralizadas en la delegaci¨®n que el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid tiene en Segovia, con ciertas garant¨ªas verbales, de cara a los vecinos, de que el proyecto no seguir¨¢ adelante.

El peligro que representan estas normas reside en que dan pr¨¢cticamente v¨ªa libre a la conversi¨®n de esta parte de la sierra de Guadarrama en una zona m¨¢s de expansi¨®n para los madrile?os. El bajo precio de los terrenos, unido a las inmejorables condiciones de la zona, podr¨ªa dar paso libre a la construcci¨®n incontrolada de viviendas que acabar¨ªan por suprimir a la agricultura y la ganader¨ªa de este pueblo. Punto m¨¢s preocupante a¨²n si se tiene en cuenta que este es el ¨²nico modo de vida de las cuatrocientas familias que habitan actualmente en Navafr¨ªa.

El primer paso de cara a la transformaci¨®n de este pueblo fue la venta del Retamal (v¨¦ase EL PA?S del 21 de marzo y 25 mayo). La finca, de sesenta hect¨¢reas de pastos de usos comunales, fue vendida por el Ayuntamiento hace dos a?os por valor de seis millones de pesetas. La ¨²nica condici¨®n puesta por el alcalde a los tres compradores fue que contaban con un plazo de dos a?os para empezar a construir doscientos chalets.

El ¨²nico, problema es que el suelo de la finca est¨¢ calificado de r¨²stico y para poder construir en ¨¦l era necesario cambiar su calificaci¨®n. Las normas subsidiarias, actualmente paralizadas, contemplan la transformaci¨®n necesaria para que los chalets puedan ser construidos.

La disconformidad e indignaci¨®n de los vecinos se hizo notar desde el primer momento. Setenta vecinos presentaron un recurso a la totalidad de las normas, junto a otro firmado por AEPDEN, con la intenci¨®n de que el proyecto municipal se viniera abajo. Al margen de su disgusto por las construcciones previstas, las familias de este pueblo, que viven de la agricultura y ganader¨ªa, no parecen dispuestas a consentir que las cuatrocientas cabezas de ganado que poseen no dispongan de la ¨²nica finca, con alternancia de la dehesa, a la que pueden llevar a sus animales.