Sobre el t¨¦rmino "nacionalidades" , a¨²n
En la discusi¨®n que va a iniciarse, en el Pleno del Congreso de los Diputados, del proyecto de Constituci¨®n aprobado por la Comisi¨®n Constitucional del Congreso es de prever que se volver¨¢ a debatir la inclusi¨®n del t¨¦rmino ? nacionalidades ? en el art¨ªculo segundo del texto constitucional. Por otra parte, la discusi¨®n sobre esta inclusi¨®n contin¨²a estando presente en las p¨¢ginas de la prensa y en las salas de conferencias. Por ello, creo interesante aportar algunos datos y comentarios a un debate que contin¨²a abierto.Creo que fue mi colega en el Senado, el senador por designaci¨®n real Juli¨¢n Mar¨ªas, quien abri¨® el debate p¨²blico sobre la introducci¨®n del t¨¦rmino ?nacionalidades? en el texto constitucional, en un art¨ªculo hoy famoso, publicado en EL PAIS (15-1-78). En este art¨ªculo, Juli¨¢n Mar¨ªas combat¨ªa la introducci¨®n del t¨¦rmino ? nacionalidades" en el texto constitucional alegando, entre otras razones, que este t¨¦rmino se hab¨ªa introducido en la lengua castellana como una moda recent¨ªsima, imprecisa, que aparece con alguna frecuencia. en los peri¨®dicos. Ante esta ?moda recent¨ªsima?, Juli¨¢n Mar¨ªas se preguntaba: ??De d¨®nde viene entonces este uso caprichoso o inaceptable de la palabra nacionalidad??. Y respond¨ªa: ?Es, simplemente, un anglicismo, de los que tanto gustan. los que no tienen mucha familiaridad con la lengua inglesa. Si no me equivoco, procede de John Stuart Mill, que en su tratado sobre Representative Government (1861), us¨® la palabra nacionality en su recta significaci¨®n y, adem¨¢s de manera imprecisa, como designaci¨®n de una comunidad. ( ... ) Por esta v¨ªa -una teor¨ªa pol¨ªtica inglesa de mediados del siglo XIX- ha en trado en nuestra lengua una moda recent¨ªsima, imprecisa, que aparece con alguna frecuencia en nuestros peri¨®dicos y en los discursos de algunos pol¨ªticos que acaso no saben muy bien de qu¨¦ hablan.? ?Si no me equivoco?, dice Juli¨¢n Mar¨ªas. Y ciertamente se equivoca. Y se equivoca en cuanto atribuye a Stuart Mill la invenci¨®n del t¨¦rmino nacionalidad, un t¨¦rmino que, como de mostr¨® Josep Meli¨¢ en un art¨ªculo publicado tambi¨¦n en EL PAIS (31-1-78), era utilizado en Europa con mucha anterioridad a la fecha del 1861, en que Stuart Mill public¨® la obra citada. Pero no voy a tratar del tema del uso del t¨¦rmino ?nacionalidad? en Europa, antes de Stuart Mill, porque Meli¨¢ lo desarroll¨® con competencia. Voy a referirme exclusivamente al hecho de que en Espa?a, con anterioridad tambi¨¦n a aquella fecha de 1861, el t¨¦rmino ?nacionalidad? era ya usado, aplicado a Catalu?a, por escritores catalanes e incluso por periodistas madrile?os. Es decir, voy a demostrar que el uso de este t¨¦rmino en Espa?a no es una ?moda recent¨ªsima?. En efecto, en 1851, Joan Bta. Guardiola, en su obra titulada El libro de la Democracia, escrib¨ªa estas palabras: ?Mas no anticipemos cuestiones y limit¨¦monos a sentar, por ahora, ese hecho, por nadie desmentido y fecundo en trascendentales consecuencias, a saber: que la raza espa?ola no es una sola: que el idioma en Espa?a no es uno solo; que el clima no es uno solo, y que la historia no es una sola, esto es, que en Espa?a los elementos constitutivos de su personalidad nacional no son uniformes, sino variados, y que no hay en ella, por tanto, un solo pueblo. una sola nacionalidad, sino varios pueblos, varias nacionalidades; que Espa?a no es, en riguroso y buen sentido de la palabra, una sola naci¨®n, sino un haz de naciones.? Unos a?os antes, en 1847, Tomas Bertran i Soler tambi¨¦n usaba el t¨¦rmino ?nacionalidad? referido a Catalu?a. Se podr¨ªa alegar el car¨¢cter progresista -de izquierdas, dir¨ªamos hoy- de estos dos autores catalanes, pero es que un conservador como Joan Ma?¨¦ i Flaquer, director durante muchos a?os del Diario de Barcelona, ¨®rgano m¨¢ximo del conserva durismo catal¨¢n, tambi¨¦n utilizaba el t¨¦rmino ?nacionalidad?. As¨ª, en 1955, escrib¨ªa que ?Espa?a es una federaci¨®n de pueblos, de nacionalidades, de razas distintas, con distintas tradiciones, distintas costumbres y distintos idiomas.? Y explicaba que la ?nacionalidad catalana? se form¨® laboriosamente bajo la tutela de sus condes. Por su parte el progresista V¨ªctor Balaguer, en 1856, escrib¨ªa, tambi¨¦n, que Espa?a es ?una nacionalidad compuesta de diversas nacionalidades?. Poco tiempo despu¨¦s, Francesc Roman¨ª i Pulgolentolas escrib¨ªa asimismo que ?Espa?a es un haz de nacionalidades, cuya soberan¨ªa, la religi¨®n y los matrimonios de sus pr¨ªncipes han aunado, pero no confundido; puesto que la tradici¨®n, el suelo y el clima mantendr¨¢n vivos los caracteres diferenciales de sus respectivos pueblos?. Pero no es solamente en Catalu?a donde a mediados del siglo pasado, con anterioridad a la fecha de 1861 citada por Mar¨ªas, se utilizaba el t¨¦rmino ?nacionalidad? para aplicarlo al pueblo catal¨¢n. Tambi¨¦n lo encontramos utilizado con id¨¦ntica significaci¨®n en Madrid. As¨ª, por ejemplo, el diario conservador madrile?o El Parlamento, en 1855, escrib¨ªa al tratar de la cuesti¨®n catalana: ? Esta peque?a nacionalidad catalana, mezquina concepci¨®n en los tiempos en que vivimos, de grandes aglomeraciones, de grandes nacionalidades ( ... ), esa nacionalidad, decimos, ser¨¢ reemplazada por creencias y sentimientos distintos.?
Senador de la Entessa dels Catalans por Barcelona
Buena entrada, toros de Torrestrella, nobles aunque sosos. El Viti: pitos. Pitos. Paquirri: oreja protestada. Oreja. Armillita Chico: Oreja. Vuelta.
Respecto a la significaci¨®n del t¨¦rmino ?nacionalidad? me permito recordar lo que escrib¨ªan en 1878 los historiadores catalanes Josep Coroleu y Josep Pella i Forgas, en una de sus obras m¨¢s importantes, al justificar la aplicaci¨®n del t¨¦rmino a Catalu?a: ?Hemos dicho la nacionalidad, idea que no debe confundirse con la de naci¨®n, por m¨¢s que en lenguaje vulgar se tomen muy a menudo como sin¨®nimas estas dos palabras, ya que esta ¨²ltima es un estado pol¨ªtico soberano e independiente.?
Creo que estos ejemplos, los ¨²nicos que me permite ofrecer el espacio de un art¨ªculo period¨ªstico, bastan para demostrar que el t¨¦rmino ?nacionalidad? no entr¨® en Espa?a por la v¨ªa inglesa de Stuart Mill, sino que con anterioridad al uso por este autor del t¨¦rmino, este t¨¦rmino era vivo en Espa?a, as¨ª como para demostrar, tambi¨¦n, que las expresiones Espa?a ?haz de nacionalidades?, Espa?a ?haz de naciones? que, al parecer, tanto escandalizan hoy a algunas personas, tampoco son ninguna novedad, ya que eran vivas, en Catalu?a, desde mediados del siglo pasado, por lo menos. Por tanto, no puede combatirse la introducci¨®n del t¨¦rmino ?nacionalidades? en el art¨ªculo segundo de la Constituci¨®n, alegando que es ?una moda recient¨ªsima que aparece con alguna frecuencia en nuestro peri¨®dicos y en los discursos de algunos pol¨ªticos que acaso no saben muy bien de qu¨¦ se habla?, como afirma Juli¨¢n Mar¨ªas. Cuando, en 1906, Prat de la Riba public¨® su obra titulada La Nacionalitat Catalana, al titularla as¨ª, no hac¨ªa mas que seguir una vieja tradici¨®n, la de aplicar a Catalu?a el t¨¦rmino ?nacionalidad?.
Muchas veces me he lamentado del desconocimiento que se tiene fuera de Catalu?a de la literatura pol¨ªtica catalana y de la historia aut¨¦ntica de Catalu?a y del nacionalismo catal¨¢n. Este desconocimiento, con el que hay que acabar si queremos que exista una aut¨¦ntica convivencia entre nuestros pueblos, es el que origina errores como el cometido por Juli¨¢n Mar¨ªas, que he comentado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.