"En las c¨¢rceles espa?olas se ha manipulado la angustia sexual de los reclusos"
Salvador Sagaseta vive en el exilio, desde que cumpli¨® la condena impuesta por un consejo de guerra que se le form¨® como consecuencia de la publicaci¨®n, en una p¨¢gina literaria que ¨¦l dirig¨ªa en el Diario de Las Palmas, de un poema de Pedro Lezcano titulado ?Consejo de Paz? y considerado ofensivo por las autoridades militares de entonces.Mientras estuvo en la c¨¢rcel, Sagaseta recopil¨® material para su libro. Su interpretaci¨®n del problema sexual en las c¨¢rceles puede conducir a conclusiones torcidas, pero el suyo es un estudio serio, prologado por el senador Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s. ?Comprendo que, hoy por hoy, hablar de sexo puede sugerir una intenci¨®n comercial y mucho m¨¢s si, como yo he hecho, unimos sexo y tortura carcelaria, que son dos diablos de moda?, dice Salvador Sagaseta.
?Sin embargo, a?ade Sagaseta, hace ya mucho tiempo que en Italia se estudia el problema sexual en prisiones, entendido como un hecho pol¨ªtico. El recuerdo que conservo de prisi¨®n es el de un mundo enteramente dominado por la angustia sexual, aunque, significativamente, el preso habla mucho de cuestiones sexuales (sobre todo, presuntos recuerdos de la libertad o proyectos para realizar a la salida), sin que casi nunca reconozca en sus conversaciones con sus compa?eros c¨®mo pesa sobre ¨¦l mismo la angustia sexual en aquel momento. Creo que ese hecho es sintom¨¢tico: verse sexualmente impedido es una humillaci¨®n que la v¨ªctima no quiere reconocer.?
Para Salvador Sagaseta, ?el olor a esperma en las celdas, las mantas con semen viejo, las violaciones de menores, los dramas homosexuales, la miseria material y sexual, las cartas de amor le¨ªdas mil veces en un ¨¢ngulo del patio, todo eso no son m¨¢s que las se?ales externas de un drama que cada hombre vive en su intimidad y que acaba haciendo de ¨¦l una sombra humana, d¨®cil y est¨²pida, dotado de una hipersensibilidad infantil donde se mezclan el llanto y la explosi¨®n hist¨¦rica?.
Salvador Sagaseta no cree que ?la prisi¨®n intente recuperar al delincuente. Al contrario, la prisi¨®n entiende la marginaci¨®n definitiva del paria, su degradaci¨®n definitiva, el hacer de ¨¦l un monstruo moral incapaz de relacionarse con los dem¨¢s y de obtener de la vida en com¨²n la energ¨ªa necesaria para transformar su rabia en respuesta colectiva. En este sentido, la constricci¨®n a la homosexualidad, que se deriva de la inhibici¨®n sexual forzosa, o de la imposibilidad de relaciones heterosexuales, cumple perfectamente el objetivo. Un paria homosexual es paria por partida doble, y dos veces marginado. Y esto es lo que se pretende: disolver la rabia de la exclusi¨®n?.
?Me parece muy importante, dice Salvador Sagaseta, que en Espa?a se haya planteado el problema sexual en prisiones a la hora de intentar la reforma carcelaria. Eso sugiere una importante ventaja nuestra respecto a Italia, por ejemplo, donde se ha hablado mucho del problema sexual en las c¨¢rceles, y de forma muy rigurosa, sin lograr que el problema se contemple oficialmente. En este sentido creo que ha sido importante, quiz¨¢ determinante, la atenci¨®n que han dedicado al problema los senadores y diputados de asalto vascos, concretamente los compa?eros Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s y Letamend¨ªa, as¨ª como la capacidad receptiva ante el problema demostrada, en principio, por Garc¨ªa Vald¨¦s. De todas formas, me parece claro que la visi¨®n del director general de Instituciones Penitenciarias acerca de los derechos sexuales de los presos corre el riesgo de convertir el derecho sexual de los penados en materia de premio disciplinario, con lo que la discriminaci¨®n sexual no se superar¨ªa, sino, al contrario, ser¨ªa objeto de nuevas manipulaciones degradantes.?
En t¨¦rminos generales, Salvador Sagaseta estima que la reforma penitenciaria no debe incluir coitos-premio-a-la-obediencia, ni debe contemplar las relaciones heterosexuales, posibles para los penados a los que se le conceden permisos, como exclusivas de aquellos que observan lo que se llamar¨ªa ?buena conducta?. ?Por ejemplo, es muy dudoso que con este sistema hagan el amor etarras y grapos.? Sagaseta cree que se corre el peligro de hacer ?un uso humillante de la angustia sexual de los detenidos, us¨¢ndola como premio a la sumisi¨®n ejemplar?.
Salvador Sagaseta estima, con respecto a la reforma de las prisiones, se ha sufrido un retroceso a ra¨ªz de los ¨²ltimos incidentes habidos en los distintos centros penitenciarios y cree que fas relaciones entre los presos y la direcci¨®n general vuelven a ser tensas despu¨¦s de haber pasado ?una falsa atm¨®sfera id¨ªlica?.
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