Adi¨®s al teatro Benavente
?Ante la imposibilidad de llevar a efecto, por diversas circunstancias, mis proyectos, me veo obligado, de momento, a realizar una campa?a cinematogr¨¢fica. Entre otras muchas cosas; se da el caso de que por falta de fe de las empresas art¨ªsticas y de los actores en sus resultados econ¨®micos, me ha sido imposible reprisar alguna de las obras de don Jacinto Benavente, argumentando en ocasiones las personas interesadas con la imposibilidad de hacer frente a la n¨®mina del reparto de sus obras. Lamentando grandemente verme obligado a tomar esta decisi¨®n, quiero dejar constancia de mi agradecimiento a cuantos han compartido conmigo su trabajo en este local, no sin antes hacer patente que, si seguimos cruzados de brazos, dej¨¢ndonos arrastrar por la corriente sat¨¢nica que nos rodea, el suicidio colectivo puede ser inrninente.? Esta es, con su dolor,su ingenuidad y su pasi¨®n la nota que ha venido a entregarme Apolinar Sanz Pascual, empresario del teatro Benavente de Madrid, que tira la esponja y cierra el teatro. Adios al teatro Benavente. Ha empezado el temido desplome.Apolinar Sanz Pascual es un hombre maduro, correcto y entristecido. La entrevista ha transcurrido bordeando las l¨¢grimas. Apolinar Sanz Pascual no puede m¨¢s. Ha estrenado 32 espect¨¢culos desde la inauguraci¨®n del teatro en noviembre de 1971. Ya entonces fue ¨¢spera su lucha para conseguir salvar las conocidas barreras administrativas. Y desde entonces se ha ido dejando lentamente, temporada tras temporada, la salud y la fortuna, en la quijotesca empresa de sostener un local en Madrid. Ahora se acab¨®. ?La indiferencia burocr¨¢tica, hasta hoy, la falta de subvenci¨®n, anula toda iniciativa, prestando un servicio negativo a cualquier proyecto...? ??En qu¨¦ coopera la Administraci¨®n? ?En qu¨¦ consiste la protecci¨®n al teatro? Ayuda moral, ninguna, acertada y debidamente estudiada; ayuda en RTVE, negativa; impuestos, cuantos m¨¢s mejor.? Todos conocemos bien esta lista de agravios y tristezas que ahora Apolinar Sanz Pascual desgrana.
Me duele haber sido elegido para comunicar esta ingrata noticia. El teatro se muere. El episodio del Benavente puede ser el primer eslab¨®n de una cadena de abandonos y fallecimientos. Las gentes de teatro acaban de elaborar en estos d¨ªas un cat¨¢logo de reivindicaciones que pueden parecer tan innumerables como exhorbitantes; es, simplemente, que est¨¢n ajustadas a la gravedad de las heridas. Todos -y no s¨®lo la Administraci¨®n- tenemos que hacer profundo examen de conciencia. El hundimiento del Benavente no afecta a un hombre y a un teatro; afecta a toda nuestra vida dram¨¢tica. Que no va a seguir existiendo si nuestra sociedad no asume las responsabilidades que le corresponden. No estamos diciendo ahora adios al teatro Benavente. Estamos comenzando a decir adios al teatro. A todo
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