El profesor Herbert Marcuse cumple 80 a?os
Fue el profeta de la rebeli¨®n juvenil en la ¨²ltima d¨¦cada
Herbert Marcuse ha sido uno de los fil¨®sofos contempor¨¢neos cuya influencia social ha sido m¨¢s importante, al menos en una determinada ¨¦poca de la historia reciente. En la actualidad, el profesor Marcuse mantiene activa su vida acad¨¦mica, pero da la impresi¨®n de que ha perdido fuerza su presencia entre los textos preferidos de la juventud universitaria. Herbert Marcuse acaba de cumplir los ochenta a?os de edad. Con este motivo, Carlos Gurm¨¦ndez ha trazado este perfil biogr¨¢fico de tan controvertido fil¨®sofo marxista.
El profeta de la rebeli¨®n juvenil naci¨® el 19 de julio de 1898, en Berl¨ªn. Desde 1919 hasta 1922 estudi¨® German¨ªstica, Filosof¨ªa y Econom¨ªa en las universidades de Berl¨ªn y Friburgo. Su primera obra, La novela art¨ªstica alemana, data de 1922 y constituye un estudio desde los principios de la creaci¨®n novel¨ªstica alemana hasta Thomas Mann, buscando, de acuerdo con el m¨¦todo fenomenol¨®gico, lo esencial oculto bajo los dispersos fen¨®menos hist¨®ricos, Esta obra, por su refinado preciosismo conceptual, recuerda la Teor¨ªa de la novela, de Lukacs.En 1927, Marcuse vuelve a Friburgo a escuchar las lecciones de Husserl. Miembro del Partido Socialdem¨®crata alem¨¢n, es el redactor filos¨®fico de su revista te¨®rica, GesselIschaft. En 1932, bajo la direcci¨®n de Heidegger, publica su primera obra de importancia filos¨®fica: La ontolog¨ªa de Hegel y los fundamentos de una teor¨ªa de la historicidad. Por primera vez se estudia la ontolog¨ªa, no como el primer principio inm¨®vil, sino como la expresi¨®n de la totalidad del ser de la vida. As¨ª formula Marcuse una concepci¨®n ontol¨®gica, realista y vital. Pero el problema de la historicidad va a ocupar desde entonces toda su inquisici¨®n filos¨®fica. As¨ª, se convierte en uno de los int¨¦rpretes m¨¢s profundos y rigurosos de los reci¨¦n descubiertos Manuscritos econ¨®mico-filos¨®ficos de Marx, abriendo una visi¨®n nueva del marxismo, hasta entonces limitado a mera interpretaci¨®n econ¨®mica y evolucionista de la historia. Marcuse realiza una Daseinanalytik sobre la base de la dial¨¦ctica marxista. As¨ª, sus obras Contribuci¨®n a la fenomenolog¨ªa del materialismo hist¨®rico, Sobre el problema de la dial¨¦ctica, Nuevas fuentes sobre los fundamentos del materialismo hist¨®rico, as¨ª como Bases filos¨®ficas del concepto del trabajo, constituyen una profunda anticipaci¨®n del existencialismo marxista, que Sartre llevar¨ªa m¨¢s tarde hacia su suprema expresi¨®n dial¨¦ctica.
Con la llegada del nazismo al poder, Marcuse abandona Alemania en 1933 y se refugia en Estados Unidos. En 1938 ingresa en el Instituto de Investigaci¨®n Social de la Universidad de Columbia. En 1941 escribe su primera obra pol¨ªtico-filos¨®fica, Raz¨®n y revoluci¨®n, que significa una ruptura con su pasado existencialista y un retorno a los conceptos puramente objetivos, ortodoxos, de la dial¨¦ctica marxista . Pero a la vez critica, en otra obra, El marxismo sovi¨¦tico, la visi¨®n puramente objetivista y realista de Engels y Lenin, as¨ª como la institucionalizaci¨®n dogm¨¢tica y did¨¢ctica del marxismo. El creador del existencialismo marxista es tambi¨¦n del freudo-marxismo. que tanta influencia ha ejercido durante la revuelta estudiantil de mayo de 1968. ?Cuanto m¨¢s veces hago el amor, siento un vivo deseo de lanzarme a la calle para hacer la revoluci¨®n.? Sin embargo, el intento de conciliaci¨®n de visiones; opuestas del mundo, este sincretismo filos¨®fico, priva a su obra de una originalidad fundamental. Eros y, civilizaci¨®n constituye una cr¨ªtica de la tesis de Freud de que la represi¨®n de las pulsiones es la condici¨®n de la civilizaci¨®n.
Esta concepci¨®n era v¨¢lida en el contexto de una sociedad subdesarrollada que viv¨ªa en la penuria. Pero gracias a la automatizaci¨®n y a la dimensi¨®n que adquiere el tiempo libre, la necesidad de sacrificios no es indispensable. Una civilizaci¨®n no represiva es posible. As¨ª, en las sociedades capitalistas desarrolladas se crea un nuevo tipo de dominaci¨®n que se extiende a toda la vida social, dirige el ocio, el trabajo y los apetitos individuales. La civilizaci¨®n capitalista se defiende creando y satisfaciendo deseos ilusorios y faIsas necesidades. As¨ª, la sociedad reprime suavemente el eros. Es sabido que la posesi¨®n de objetos, ?la dicha ficticia del consumo?, amortigua el deseo sexual sin reprimirlo.
En 1954, Marcuse es nombrado profesor de Filosof¨ªa de la Universidad de Brandies, de Waltham cerca de Boston. En 1964 publica su obra fundamental, El hombre unidimensional, en el que descubre c¨®mo la sociedad desarrollada realiza una integraci¨®n completa de sus miembros. El pluralismo econ¨®mico y pol¨ªtico, los partidos, los grupos de presi¨®n son aparentes juegos de antagonismo de un poder ¨²nico y concentrado. La sociedad desarrollada no le permite al hombre m¨¢s que una ¨²nica dimensi¨®n: el sometimiento.
La supresi¨®n de las contradicciones mediante su permisivo libre juego crea la m¨¢s fabulosa manipulaci¨®n del ser humano que ha sido conocida jam¨¢s. La alienaci¨®n, de parcial y econ¨®mica se convierte en total y absoluta, penetrando hasta la ra¨ªz del ser humano. As¨ª la ciencia, de investigaci¨®n racional pura se transforma en una rama auxiliar de la pr¨¢ctica industrial. La l¨®gica cient¨ªfica en l¨®gica simb¨®lica. Ciencia y t¨¦cnica se convierten en instrumentos de dominaci¨®n y sujeci¨®n de los hombres. El positivismo l¨®gico mide, calcula, observa la realidad y la organiza para los fines de explotaci¨®n. Por el contrario, la Filosof¨ªa cr¨ªtica construye visiones imaginarias de mundos perfectibles y sugestivos. La literatura ya no es la promesa de felicidad que dec¨ªa Stendhal, sino disgreaciones, violencia, sexo, disoluci¨®n atom¨ªstica de la conciencia. La libertad sexual que disfrutamos, la sociedad permisiva es una forma de apagar el esp¨ªritu de rebeli¨®n, el sexo satisfecho adormece el ¨ªmpetu revolucionario. Y el amor se ha convertido en un sue?o rid¨ªculo del pasado rom¨¢ntico. Los obreros ya no son los destinatarios del esp¨ªritu de liberaci¨®n. La nueva clase obrera que describe Marcuse est¨¢ integrada en el sistema capitalista. Marcuse profetiza la inevitable socialdemocratizaci¨®n de los partidos comunistas occidentales. Sin embargo, otros grupos sociales, como los estudiantes, los marginados raciales, los humillados y ofendidos de la tierra, son los heraldos del porvenir. En su ¨²ltima obra, Contrarrevoluci¨®n y rebeli¨®n (1972) se pronuncia contra una t¨¦cnica invasora de la vida. ?La comercializada, ensuciada y militarizada naturaleza ha podado la vida de los hombres no s¨®lo en el sentido ecol¨®gico, sino en el existencial.? Marcuse coincide con Harich en combatir la ideolog¨ªa desarrollista de la sociedad industrial. Sin duda, con el objetivo de salvaguardar, contra la amenaza creciente de la tecnolog¨ªa, los valores aut¨¦nticos de la naturaleza. Solamente as¨ª se podr¨¢ crear un com¨²n mundo humano, dejando al ¨¢rbol perpetuar su florecimiento.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.