V¨ªctimas por la democracia
?Las Fuerzas Armadas est¨¢n al servicio de lo que diga la Constituci¨®n.? Estas palabras del presidente del Gobierno en su discurso de ayer ante el Congreso resumen la entra?a ¨²ltima de los motivos que han guiado la mano asesina contra el general S¨¢nchez Ramos y el teniente coronel P¨¦rez Rodr¨ªguez, en Madrid. El terrorismo, como dijo Adolfo Su¨¢rez, ha hecho acto de presencia entre nosotros cada vez que hemos tenido que afrontar o franquear una nueva etapa en este proceso pol¨ªtico en el que estamos inmersos todos los espa?oles.En medio, pues, de esta escalada de violencias dise?ada por los enemigos de la democracia, la aprobaci¨®n del texto constitucional por el Congreso de Diputados ha sido la mejor respuesta -y una respuesta que deseamos y esperamos pueda calificarse de hist¨®rica- a la burda provocaci¨®n del terrorismo.
No es de extra?ar que los enemigos de las libertades democr¨¢ticas hayan querido apurar, y sigan haci¨¦ndolo en el futuro cercano, todas las ocasiones de interrumpir por la violencia el ejercicio de la soberan¨ªa del pueblo. El asesinato de los dos ilustres soldados, que se a?ade a la ya, por desgracia, larga lista de servidores del orden, pol¨ªticos, hombres de empresa y periodistas que han pagado con su vida la acci¨®n miserable del bandolerismo pol¨ªtico, se inscribe en un movimiento cada vez m¨¢s desesperado que trata de provocar una intervenci¨®n de las Fuerzas Armadas antes de la aprobaci¨®n definitiva en refer¨¦ndum del texto constitucional.
Sus fines, aunque desde otros supuestos, son lamentable y culpablemente coreados por las voces del terrorismo ideol¨®gico, que desde sus peri¨®dicos y sus tribunas alientan la subversi¨®n. Unos y otros no pueden ver en su ceguera que es demasiado burdo el juego como para que el Ej¨¦rcito caiga en la trampa. Desde un punto de vista estrictamente pol¨ªtico resulta, adem¨¢s, un insulto a la inteligencia y profesionalidad de nuestros militares. Pero conviene no negarse a la evidencia de que el crimen de ayer ha sido perpetrado para facilitar la difusi¨®n dentro de las Fuerzas Armadas de los llamamientos a la involuci¨®n y las condenas a la democracia que lanzan las minor¨ªas que no desean que el proceso de normalizaci¨®n democr¨¢tica llegue a buen fin.
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Por lo dem¨¢s, el Congreso, esta vez s¨ª, ha estado a la altura del papel al que su condici¨®n de representante del pueblo le obliga. La sugerencia del primer secretario del PSOE de que las intervenciones de los portavoces de los grupos parlamentarios fueran retransmitidas por televisi¨®n, es un ¨ªndice de que esa sensibilidad para sintonizar con el clima de la calle que en otras ocasiones ha faltado a los l¨ªderes, finalmente ha sido recuperada.
La conclusi¨®n de que la mejor forma de responder contra el crimen era, precisamente, aprobar en esa misma sesi¨®n el texto de la Constituci¨®n, fue defendida por todos los oradores. L¨¢stima que el l¨ªder de Alianza Popular haya querido, adem¨¢s, en su discurso sacar rentabilidades pol¨ªticas de ocasi¨®n. No era ayer el momento de ganarse votos, sino de apoyar al Estado, cuando el Estado es tan fieramente combatido.
La conclusi¨®n del debate sobre la Constituci¨®n en el d¨ªa de ayer es una gran victoria de la democracia. Queda, ciertamente, el agrio sabor de la retirada de los representantes del PNV, a quienes los incumplimientos del Gobierno no eximen de responsabilidad por la forma general en que han planteado sus reivindicaciones a lo largo de los debates.
El Gobierno se hab¨ªa comportado de manera irresponsable en la negociaci¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas, haciendo ofertas que no quer¨ªa o no pod¨ªa cumplir. Pero los diputados del PNV tambi¨¦n han demostrado enorme rigidez y obstinaci¨®n. Ha sido una pena que las palabras del se?or Cuerda al abrirse la sesi¨®n, condenando sin reservas ni matices la violencia y expresando el prop¨®sito de contribuir a la ?pacificaci¨®n de Espa?a y del pueblo vasco?, tuvieran el contrapunto amargo del abandono por su partido del hemiciclo.
Los l¨ªderes parlamentarios expresaron, adem¨¢s de forma sincera y expl¨ªcita su condena del doble asesinato de ayer. Pero no basta con discursos. El atentado ha sido en su n¨²cleo un atentado contra el Ej¨¦rcito, y el Ej¨¦rcito debe saberse respaldado por la soberan¨ªa popular, cuando el enloquecido ¨¢nimo del terrorismo ha vuelto contra ¨¦l sus armas. El general S¨¢nchez Ramos y el teniente coronel P¨¦rez Rodr¨ªguez son dos v¨ªctimas de los enemigos de la democracia y, por tanto, su memoria debe ser honrada y recordada por los partidarios de la libertad con esa emoci¨®n y en ese reconocimiento.
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