Reflexiones para pol¨ªtica de transportes / y 2
Ex secretario de la Marina Mercante
En el transporte internacional la pol¨ªtica a seguir deber¨ªa ser de decidida ayuda a nuestros medios para conseguir una participaci¨®n .imprescindible para nuestra seguridad log¨ªstica y econ¨®mica en los tr¨¢ficos generados por el comercio espa?ol. Se hace necesario fomentar las l¨ªneas regulares mar¨ªtimas, impuls¨¢ndolas decididamente, complementando la acci¨®n de las empresas privadas con la participaci¨®n de las empresas p¨²blicas que debieran dedicarse a abrir nuevas posibilidades de participaci¨®n en vez de desgastarse en la competencia en tr¨¢ficos nacionales saturados ya por empresas privadas.
Nuestra participaci¨®n en el transporte mar¨ªtimo extranacional, es decir, en tr¨¢ficos entre puertos no espa?oles, es muy peque?a. Una de las razones de esta escasa presencia es la falta de competitividad de nuestros buques. Ser¨ªa necesario tomar medidas para mejorar el alto coste de la construcci¨®n naval en Espa?a, donde est¨¢n obligados a construirse los buques de pabell¨®n espa?ol. Ya que la exportaci¨®n de buques es ahora poco menos que imposible, s¨ª podr¨ªa intentarse la exportaci¨®n de servicios (y esto es en esencia el tr¨¢fico extranacional), ayudando a las empresas que lo intentasen, como se hace con el resto de las exportaciones.
En cuanto al transporte a¨¦reo internacional, parece imprescindible, en puertas de la Comunidad Europea, fomentar los consorcios orientados a la creaci¨®n de un espacio a¨¦reo europeo. El fomento de las compa?¨ªas espa?olas en el mercado de vuelos charter, hoy en buena parte controlado por compa?¨ªas extranjeras, ser¨ªa un objetivo fundamental a realizar a corto plazo.
El transporte urbano es un problema cargado de contenido social y ligado intr¨ªnsecamente a la planificaci¨®n urban¨ªstica y a la calidad de la vida ciudadana. El objetivo fundamental en las grandes urbes deber¨¢ ser animar a los ciudadanos a emplear los transportes colectivos, mejorando la calidad de los servicios y estableciendo medidas de disuasi¨®n, por la v¨ªa del impuesto, al empleo de los autom¨®viles particulares.
Las tarifas del transporte urbano deben de ser significativamente sociales, y consecuentemente la explotaci¨®n debe de realizarse bajo t¨¦rminos protegidos. Evidentemente, si se quiere que los servicios sean de una calidad aceptable, su explotaci¨®n comportar¨¢ un d¨¦ficit. Cabe ahora preguntarse qui¨¦n pagar¨¢ ese d¨¦ficit. Parece claro que no resultar¨ªa justo hacer pagar las p¨¦rdidas del transporte urbano de Madrid o de Barcelona a un ciudadano de Palma de Mallorca, o viceversa, por ejemplo. Es, pues, razonable que, como regla general, las cantidades destinadas a cubrir las p¨¦rdidas de los transportes urbanos se obtengan de los impuestos municipales.
Objetivo principal
Al establecerse este impuesto municipal no debe de perderse de vista el objetivo principal: animar al uso del transporte p¨²blico y disuadir el del privado. Partiendo de esta premisa llegamos a la conclusi¨®n de que el impuesto debe de actuar, principal mente, sobre los veh¨ªculos privados. La carga impositiva, para ser justa, debe de ser proporcional a la potencia del veh¨ªculo en forma de impuesto sobre la circulaci¨®n y proporcional tambi¨¦n a la utilizaci¨®n del veh¨ªculo en forma de impuesto sobre el combustible. Este ¨²ltimo cobrado por el Municipio a las gasolineras que expenden dentro del ¨¢rea urbana (con el necesario margen geogr¨¢fico para evitar la picaresca) y repercutible, naturalmente, en el precio de venta. Reflexi¨®n independiente y seria merece la seguridad en el transporte. Los graves y recientes accidentes ocurridos en nuestro pa¨ªs obligan a mejorar prioritariamente las condiciones de seguridad del tr¨¢fico.
Las instalaciones de auxilio a la navegaci¨®n a¨¦rea en los aeropuertos han formado parte de los problemas presentados en la no muy lejana huelga de controladores a¨¦reos. Es obvio que dichas instalaciones necesitan mejoras sustanciales en un pa¨ªs donde el control del tr¨¢fico a¨¦reo es una labor dif¨ªcil y complicada, especialmente en per¨ªodos de congesti¨®n debido al tr¨¢fico tur¨ªstico. El problema entra tambi¨¦n dentro de la consideraci¨®n antes apuntada de racionalizar el tr¨¢fico a¨¦reo, evitando, la dispersi¨®n en aeropuertos de segundo orden y potenciando los aeropuertos regionales, moderniz¨¢ndolos convenientemente.
Salvamento mar¨ªtimo
En cuanto a la seguridad y salvamento en el espacio mar¨ªtimo, no se ha hecho m¨¢s que empezar. Hasta la reciente aprobaci¨®n de construcci¨®n de lanchas de salvamento, los ¨²nicos recursos disponibles en toda la costa eran los pocos medios con los que contaba la Cruz Roja del Mar, la generosa dedicaci¨®n de sus hombres y la importante labor realizada por la Marina de Guerra y el SAR en las operaciones de salvamento.
Se hace necesario institucionalizar, como sucede en otros pa¨ªses, una organizaci¨®n de salvamento con sus ¨®rganos regionales y su coordinaci¨®n central para desarrollar los servicios de salvamento eficazmente.
El control de tr¨¢fico mar¨ªtimo es pr¨¢cticamente inexistente. La situaci¨®n geogr¨¢fica de Espa?a la hace especialmente vulnerable a los accidentes de tr¨¢fico mar¨ªtimo que pueden afectar gravemente a sus costas. Se hace cada vez m¨¢s necesario el control de tr¨¢fico en las entradas de los puertos y pasos comprometidos, especialmente en aquellas zonas donde navegan petroleros o buques con cargas peligrosas o contaminantes. La propuesta de instalaci¨®n de torres de control de tr¨¢fico mar¨ªtimo en los puertos de Bilbao, La Coru?a y Algeciras, como primeras instalaciones conducentes a la protecci¨®n de la seguridad en el tr¨¢fico mar¨ªtimo no fue aceptada por razones presupuestarias. Como siempre, cuando surja el accidente nos lamentaremos de no haber tomado medidas. En la reciente reestructuraci¨®n del Ministerio de Transportes tampoco fue aceptada, me imagino que por el mismo motivo, la creaci¨®n de la Direcci¨®n General de Ordenaci¨®n y Seguridad Mar¨ªtima, cuyo vac¨ªo dif¨ªcilmente podr¨¢n rellenar ¨®rganos de inferior rango.
Las principales causas de los accidentes a personas son, estad¨ªsticamente, debidas a los transportes terrestres. Es absolutamente imprescindible evitar que existan accidentes dentro del ¨¢rea urbana o cerca de los n¨²cleos de poblaci¨®n, por imprevisi¨®n, por falta de medios o, peor a¨²n, por no haber tomado las m¨¢s elementales medidas para evitarlos. Especial ¨¦nfasis hay que realizar en la distribuci¨®n de los tr¨¢ficos de mercanc¨ªas peligrosas. Tr¨¢ficos que deben programarse eligiendo el medio m¨¢s adecuado, que generalmente deber¨¢ ser el ferrocarril o el barco, trat¨¢ndose de mercanc¨ªas o granel, y no la carretera, donde los riesgos aumentan considerablemente.
Es evidente que: la creaci¨®n de? Ministerio de Transportes representa un paso positivo en el desarrollo de una pol¨ªtica de transportes. Sin embargo, est¨¢ claro que se han quedado fuera de ¨¦l organuismos como Tr¨¢fico y Puertos, sin cuya inclusi¨®n no se comprende bien tal Ministerio, y, por el contrario, sobran otros, como la Pesca, que., en su funci¨®n extractiva, deber¨ªa depender de otro organismo.
Marco legal
Se hace necesario crear un marco legal del transporte. El derecho positivo se halla hoy disperso en innumerables leyes, decretos y diferentes instrumentos legales, establecidos muchos de ellos sobre la marcha y sin visi¨®n de futuro. Modernizarlos y conjuntarlos en una ley de Bases del Transporte con sus distintos instrumentos legales correspondientes a los diferentes medios es una labor que debe de realizarse lo antes posible.
Para finalizar, despu¨¦s de disponer del marco legal apropiado hay que fijar objetivos claros para desarrollar, m¨¢s que una pol¨ªtica, dogm¨¢tica de transportes, una direcci¨®n por objetivos alcanzables en plazos razonables.
La creaci¨®n de: un nuevo Ministerio y el crecimiento del aparato burocr¨¢tico que comporta no se justifica, con sus elevados gastos y sus dificultades de acoplamiento, si no viene seguida de unas acciones consecuentes con la intenci¨®n con que fue creado. Los cambios de t¨ªtulos o denominaci¨®n nunca han resuelto nada por s¨ª mismos.
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