Es improbable que Pinochet entregue a Contreras a Estados Unidos

Son muy pocos los que piensan en Chile que el Gobierno del general Augusto Pinochet acceder¨¢ a la petici¨®n de la justicia norteamericana de entregar al ex director de la DINA, general Manuel Contreras, y otros dos militares implicados, seg¨²n un gran jurado federal estadounidense, en el asesinato de Orlando Letelier, ocurrido en Washington en septiembre de 1976. Despu¨¦s del impacto producido en la opini¨®n por la decisi¨®n judicial norteamericana, toda la atenci¨®n se centra en la postura que adopten tanto los tribunales como el propio Gobierno de Pinochet.

De acuerdo con el tratado bilateral de extradici¨®n firmado por Estados Unidos y Chile en 1902, y rectificado a instancias chilenas en 1933, el procedimiento a seguir es claro: producida la petici¨®n formal de extradici¨®n, el Tribunal Supremo de Chile tiene un plazo de dos meses para determinar si las acusaciones formuladas por el jurado norteamericano poseen base suficiente. Si es as¨ª, las autoridades judiciales chilenas tienen dos opciones: o entregar a los tribunales estadounidenses a los acusados o someterlos a la propia justicia chilena. (Esta es, precisamente, la variaci¨®n introducida en el tratado de 1902, a petici¨®n de Chile.) Puede ocurrir, igualmente, que el Tribunal Supremo de Chile no considere suficientes las pruebas aportadas por la justicia norteamericana, con lo cual, en el plazo de dos meses, los encausados quedar¨¢n libres. En una rueda de prensa celebrada el mi¨¦rcoles, el general Pinochet sugiri¨® que las nuevas circunstancias del ?caso Letelier? formaban parte de una orquestaci¨®n de amplias ramificaciones para debilitar su posici¨®n en el Gobierno, pero descart¨® de manera tajante una hipot¨¦tica ca¨ªda de la Junta militar.

Pinochet insisti¨® en que la prensa extranjera hab¨ªa tratado de presentar al general Contreras como un ?¨ªntimo consejero?, y que esto no se ajustaba a la realidad. ?Para m¨ª -dijo textualmente- fue un alumno de la Academia de Guerra, luego profesor ayudante cuando yo era director. Despu¨¦s tuvo contactos conmigo en el Estado Mayor. Nadie puede sostener que era consejero m¨ªo. Consejeros no tengo. S¨®lo colaboradores que estudian medidas y me proponen alternativas.?

Uno de los m¨¢s graves problemas que se le plantea al Gobierno militar chileno es el de la posibilidad de que la petici¨®n de extradici¨®n del general Contreras provoque en el Ej¨¦rcito una crisis muy similar en magnitud, aun que de signo diferente, a la que ocasion¨® la destituci¨®n del general Gustavo Leigh, comandante en jefe de la Fuerza A¨¦rea. El general Manuel Contreras, que fue nombrado por Pinochet director de la DINA a principios de 1974, y que permaneci¨® en su cargo hasta la disoluci¨®n del siniestro organismo policial, cuenta con muchos respetos y solidaridades dentro del Ej¨¦rcito. Algunos observadores piensan que una conducta demasiado ?colaboracionista? de la Junta militar con las autoridades norteamericanas podr¨ªa producir enorme malestar en el seno del Ej¨¦rcito. Es por eso que se descarta casi por completo la eventualidad de que los tribunales de Chile entreguen a la justicia norteamericana al general Contreras.

Lo que s¨ª parece definitivamente claro es que los testimonios del agente de la DINA Michael Townley, norteamericano afincado en Chile, han resultado decisivos para las investigaciones. El mismo hecho de que, hasta ahora, no haya sido encausado formalmente por la justicia de Estados Unidos parece indicar que ¨¦ste ha sido una especie de premio a cambio de sus testimonios.