Constituci¨®n y elecciones
Vicepresidente de Acci¨®n Ciudadana Liberal
El borrador de la Constituci¨®n se ha aprobado ya, sin grandes variaciones, en el Congreso de los Diputados y est¨¢ ya en el Senado. Es posible que ¨¦ste retoque el texto en algunos aspectos, que pueden ser el concepto de nacionalidades, la ense?anza y otros art¨ªculos cuyo contenido y redacci¨®n resultan ambiguos. Con todo, creo que el proyecto constitucional estar¨¢ listo para el refer¨¦ndum en septiembre pr¨®ximo y en octubre podr¨¢ someterse a la consulta popular. Aunque ni ACL ni el PP de C hayan tenido participaci¨®n en la elaboraci¨®n constitucional, es claro que deber¨¢n tomar posici¨®n ante el nuevo ordenamiento jur¨ªdico de nuestra vida p¨²blica.
La nueva Constituci¨®n es, en principio, aceptable para la Espa?a de fines del siglo XX. Establece un r¨¦gimen de derecho, social y democr¨¢tico, basado en el sufragio, en el Parlamento, en el pluralismo y en las libertades; y ello parece corresponder adecuadamente a la sociedad que tenemos delante. Algunas expresiones de los art¨ªculos de la Constituci¨®n son equ¨ªvocas o farragosas y sujetas a interpretaciones confusas. A?adamos tambi¨¦n que se nos antoja excesivamente larga, profesoral y doctrinar¨ªa. Pero, en conjunto, la creemos v¨¢lida. Todas las constituciones que hay en el mundo moderno son utilizables si la clase pol¨ªtica y los ciudadanos saben qu¨¦ hacer con ellas y saben, sobre todo, respetar su contenido.
Imagino que tanto nuestro partido como la nueva mayor¨ªa que propugnamos recomendar¨¢n el voto favorable a la misma a sus afiliados y simpatizantes. Fuimos nosotros quienes en los ya lejanos d¨ªas del Partido Popular propusimos que se convocaran -en enero de 1976- elecciones generales para un Congreso Constituyente. Y aunque no se quiso dar ese nombre a las Cortes del 15 de junio, el hecho es que se convirtieron en constituyentes y han dado a luz una Constituci¨®n. Es preciso decir, sin embargo, que esa elaboraci¨®n se ha efectuado a espaldas del pueblo, al que ni se le ha informado debidamente ni se le ha convocado para que emitiera su Parecer. Los partidos, enfrascados en el espejismo del consenso, han redactado la Constituci¨®n en pactos cerrados, oscuros, de sobremesa: en una simple tertulia de portavoces nada democr¨¢tica. El resultado ha sido un texto del que las gentes conocen poco y, lo que es peor, apenas se interesan. Es un mal comienzo para el rodaje democr¨¢tico. Y es esa una de las m¨¢s poderosas razones por las que las elecciones generales son necesarias tan pronto como quede aprobada en refer¨¦ndum la nueva Constituci¨®n de la Monarqu¨ªa. Y es claro que, en cualquier caso, el presidente del Gobierno debe poner su cargo a disposici¨®n del Rey para que ¨¦ste le ratifique o le sustituya.
La convocatoria electoral debe hacerse porque las Cortes, que son constituyentes, han cumplido su mandato durante este a?o, de funcionamiento, sin que juzguemos ahora la escasa brillantez de casi todos los parlamentarios. Prorrogarlas ser¨ªa una contradicci¨®n con el esp¨ªritu de la Constituci¨®n que va a aprobarse y que debe empezar a marchar cuanto antes para que exista de una vez un Gobierno que gobierne y si es posible, que gobierne bien. El presidente ha afirmado repetidas veces que ¨¦l no puede hacerlo hasta que sea aprobada la Constituci¨®n. Con ello el pa¨ªs, desgobernado, no ha visto resuelto ninguno de los graves problemas que le amenazan y le destruyen: la grave situaci¨®n econ¨®mica; la total desconfianza de los inversores, el paro laboral, que aumenta cada mes en cincuenta o 60.000 trabajadores; el temor de los empresarios ante las agresiones verbales de que son objeto; el generalizado clima de rebeld¨ªa y violencia; la coacci¨®n que se ejerce desde ciertas plataformas sociales en abierta contraposici¨®n al supuesto esp¨ªritu de consenso de los correspondientes partidos; el desprestigio del poder; la falta de autoridad o el mal empleo de ¨¦sta; el clima de guerra civil en el Pa¨ªs Vasco; la indecisa flotaci¨®n de nuestra acci¨®n exterior; la falta de credibilidad del proceso preauton¨®mico; la p¨¦rdida de imagen, en fin, del partido del Gobierno ante sus electores.
Todo ello indica que la radiografia electoral de las tendencias pol¨ªticas del 15 de junio es sustancialmente distinta a la de aquella fecha. Las elecciones parciales de Alicante y Asturias confirman ese pron¨®stico. En Alicante, el partido del Gobierno no lleg¨® sino al 15% del voto emitido. En Asturias no alcanz¨® ni siquiera el 11 %. La abstenci¨®n fue masiva. ?C¨®mo puede hablarse en serio, con estos porcentajes, de ?partido mayoritario?? Es preciso convocar urgentemente elecciones para que el primer Congreso de la Monarqu¨ªa constitucional responda en su formaci¨®n a unas tendencias de hoy, no a un caprichoso aluvi¨®n del ayer. Unas elecciones en las que no se impida desde el poder, por motivaciones personales, la presencia en la palestra p¨²blica de personas responsables.
Es claro que para que esas elecciones tengan todas las garant¨ªas de imparcialidad ser¨ªa conveniente que se convocaran por un Gobierno neutral, pol¨ªticamente no comprometido. Precisamente, por ser las primeras que se celebran dentro del nuevo marco jur¨ªdico, habr¨ªa que rodearlas de la m¨¢xima seriedad y el respeto m¨¢ximo para todos los partidos. Muchos instrumentos municipales y provinciales est¨¢n todav¨ªa marcados por el poder. Todav¨ªa hay considerables medios de presi¨®n que se ejercen gubernativamente y que pueden servir para inclinar la balanza de los resultados. Todav¨ªa hay discriminaciones escandalosas. Por ejemplo, Acci¨®n Ciudadana Liberal, su presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, y yo mismo estamos vetados en Televisi¨®n Espa?ola. Es decir, no podemos aparecer en directo con sonido, porque por lo visto nuestra voz es sumamente peligrosa o demasiado convincente. Y hay orden tajante y reiterada de prohibirla.
Quiz¨¢s se comprenda mejor ahora por qu¨¦ pretendemos un Gobierno imparcial e independiente. Si al cabo de casi tres a?os de haber desaparecido el anterior sistema de autoritaria censura resulta que siguen vigentes tales arbitrarias y desp¨®ticas prohibiciones, ?c¨®mo no pedir que sea un Gobierno neutral, que ampare los derechos de todos, el que presida los comicios generales y, asimismo, las elecciones municipales si ¨¦stas tuvieran lugar antes de las Cortes?
Y, para decirlo todo de una vez, ser¨ªa conveniente tambi¨¦n que fuera este Gobierno imparcial quien convocara y presidiera el refer¨¦ndum constitucional.
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