La Direcci¨®n General del Patrimonio pretende el derribo de dos edificios con valor ambiental
Ese es el camino, se?or alcalde, y se?or gerente de Urbanismo; que si promotores e inmobiliarios alzan el dedo de la protesta, tambi¨¦n lo alzamos, pero como signo de asentimiento y gratitud, muchos de los sufridos habitantes de Madrid. Tem¨ªa uno, tal es la verdad, que a las licencias de derribo tramitadas en los dos meses precedentes viniera a sumarse un holgado centenar a lo largo del que corre. Y no s¨®lo se ha detenido el curso de aqu¨¦llas, sino que (y en ello median sorpresa y contento) desde comienzos de agosto a esta parte, y por lo que hace a edificios ambientales incluidos en el Precat¨¢logo, no ha vuelto a aparecer un solo decreto en el Bolet¨ªn Oficial de la Provincia de Madrid, del que, seg¨²n prometimos, seguimos siendo asiduos lectores. Quince fueron las alegaciones que, a caballo de junio y julio, interpuso Adelpha (Asociaci¨®n de Defensa Ecol¨®gica y del Patrimonio Hist¨®rico-Art¨ªstico), con el eventual respaldo del COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid), y las quince han surtido, por ahora, salut¨ªferos efectos, hasta el punto de haber sembrado el desconcierto en algunos de los propietarios y haberles incluso inducido (?cosas veredes!) a suplicar a la primera de las citadas entidades que retire la alegaci¨®n formulada frente a la tramitaci¨®n de la correspondiente licencia de derribo. ?Un rasgo de provechosa humildad versus las ¨ªnfulas de anta?o? Un indicio m¨¢s, me creo, de esa picaresca a que nos tienen habituados no pocos de los promotores inmobiliarios, consistente, por ejemplo, en borrar o arrancar las placas indicativas de los n¨²meros y de las calles mismas o tapar la fecha en que se construy¨® el edificio del caso, con el ¨¢nimo de dificultar su identificaci¨®n hist¨®rica.
Si la autoridad municipal se mantiene en sus trece, lograr¨¢ su efectivo cumplimiento el Precat¨¢logo que ella misma orden¨® compilar de cara al Plan Especial de Madrid y para consecuente preservaci¨®n de sus monumentos, casas singulares y edificios ambientales, a no ser que, como acaba de ocurrir, venga la mism¨ªsima Direcci¨®n General del Patrimonio Art¨ªstico a desmentir y entorpecer tan encomiable tarea rectificadora. Sucede, en efecto, que dicha Direcci¨®n General del Ministerio de Cultura ha resuelto autorizar el derribo de las casas sitas en los n¨²meros 14 y 20 de la calle de Almagro, edificios, ambos, de inconfundible traza ecl¨¦ctica, fechados entre finales del siglo, pasado y principios del nuestro, incluidos en el Precat¨¢logo municipal y comprendidos en la zona de respeto del conjunto hist¨®rico-art¨ªstico, cuya incoaci¨®n responde a orden ministerial de 4 de junio de 1977.
Se han invertido parad¨®jicamente los t¨¦rminos del habitual proceder. Lo normal era que ante cualquier arbitrariedad o descuido por parte de la gesti¨®n municipal, saliera al paso dicha Direcci¨®n General del Patrimonio Art¨ªstico. Ahora es al rev¨¦s. Decide aqu¨¦lla incluir en su Precat¨¢logo los citados edificios, y ¨¦sta, por mala obra y desgracia de su enigm¨¢tica y reci¨¦n creada comisi¨®n oficial para el casco hist¨®rico de Madrid (de cuya anomal¨ªa o abierta ilegalidad no es infundada la duda) autoriza, a lo que se ve, su derribo, habiendo colaborado, por m¨¢s se?as, en el proyecto de las casas que habr¨¢n de sustituir a las amenazadas de muerte por el anterior jefe inspector t¨¦cnico de Monumentos y Conjuntos de la Direcci¨®n General del Patrimonio Art¨ªstico. Toda una alegre comedia de enredo, si en ella no anduviera en juego la entidad fison¨®mica de la ciudad que nos cobija.
?Hay alguien que, frente a la previsora norma municipal, haya venido en apoyo de la insensata autorizaci¨®n cursada por la susodicha Direcci¨®n General dependiente del Ministerio de Cultura? S¨ª, uno y muy caracterizado: el promotor del derribo, se?or V¨¢rez Cisa. Metido a int¨¦rprete de la ley o autoinvestido de extra?a capacidad exeg¨¦tica en torno a ajena doctrina, tiene nuestro hombre la osad¨ªa de alegar que el COAM reconoce la falta de valor de los edificios que nos ocupan, agregando, para colmar el desatino, que Adelpha est¨¢ totalmente de acuerdo con la operaci¨®n demoledora. S¨®lo la imaginaci¨®n calenturienta o la situaci¨®n de absoluto temor y probado desconcierto cabe achacar la doble apoyatura en que el se?or V¨¢rez Cisa quiere sustanciar su alegato.
Una simple ojeada al op¨²sculo editado por el COAM, este mismo a?o, bajo t¨ªtulo general Ante la destrucci¨®n de la ciudad, le ser¨ªa suficiente a nuestro intr¨¦pido promotor para percatarse de la inexactitud de su referencia argumental. En la p¨¢gina 13, y refrendados por el correspondiente testimonio fotogr¨¢fico, se nos ofrecen las fincas n¨²meros 14 y 20 de Almagro, al lado de las n¨²mero 16 y 18 de la misma calle y otras de Zurbano y Garc¨ªa Morato, adoptando el COAM para todas ellas, una clara actitud de defensa en cuanto que conjunto y anteponiendo el problema urban¨ªstico, que forzosamente va a derivarse de las posibles demoliciones, por encima de los propiamente arquitect¨®nicos. Y por lo que concierne al supuesto voto favorable de Adelpha respecto al desmantelamiento de tales edificios, la falsedad s¨®lo podr¨ªa correr pareja con el m¨¢s absoluto desvar¨ªo.
No si¨¦ndole vinculante, seg¨²n creo, la intempestiva y absurda decisi¨®n de la Direcci¨®n General del Patrimonio Art¨ªstico, es de esperar que la autoridad municipal mantenga en el Precat¨¢logo dichas dos fincas y se niegue a tramitar la correspondiente e improcedente licencia de demolici¨®n.
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