Alc¨¢zar le dio el tercer puesto al Rayo

Rayo Vallecano y Racing White rompieron el pron¨®stico que se?ala a estos partidos de consolaci¨®n como un espect¨¢culo anodino. Esta vez los dos equipos se lanzaron desde el pitido inicial a la b¨²squeda del gol, que mantuvieron durante la casi totalidad del choque un ritino ¨¢gil y sin concesiones a la defensiva. El Rayo acab¨® imponi¨¦ndose finalmente amparado en la excelente actuaci¨®n del zuardameta Alc¨¢zar.Por el lado rayista, Luna y Alvarito se encargaron de llevar las mayores amenazas para el portal belga en la primera mitad, aunque al extremo siempre le sobrara un regate. Luna, habitual suplente de Nieto -que se qued¨® en la banda acaso por orden superior en un intento de que rebaje sus humos econ¨®micos a la hora de renovar-, sin nadie a quien marcar, prodig¨® las acciones por su banda combinando bien con Alvarito. El conjunto belga, por su parte, ten¨ªa su mej or hombre en el delantero Jansen, un jugador de excelente planta f¨ªsica, muy h¨¢bil, y con una buena capacidad t¨¦cnica.

Jansen tuvo dos claras oportunidades, tras el tempranero gol de Alvarito, para haber igualado el partido, pero Alc¨¢zar anduvo listo en ambas jugadas y comenz¨® su magn¨ªfica actuaci¨®n deteniendo dos balones Peligrosos. Al descanso se lleg¨® con la m¨ªnima ventaja del Rayo, en cierto modo merecida por su af¨¢n de ofrecer el juego que el d¨ªa anter¨ªor no pudorealizar.

El equipo belga sali¨® decidido en la reanudaci¨®n a igualar el partido, y Bonsink remat¨® al poste pr¨¢cticamente en el primer minuto de juego. El Racing busc¨® con m¨¢s insistencia que antes el empate, y carg¨® descaradamente ya el juego sobre Jansen. Este jugador, tanto de cabeza como con el bal¨®n en los pies, sigui¨® acreditando su innata peligrosidad. El equipo belga pas¨® a dominar la situaci¨®n de forma ostensible y el Rayo tuvo que limitarse a cerrar l¨ªneas y a jugar la baza del contragolpe.

Formidables regates desde todos los ¨¢ngulos del citado Jansen obligaron a Alc¨¢zar a lucir su espl¨¦ndido momento de juego, y ciertamente a ¨¦l, y un poco a la suerte, se debi¨® que el Racing no lograra el objetivo que en esta segunda mitad busc¨® con insistencia. El Rayo, rnientras, lo f¨ªo todo a la velocidad del entonado Alvarito que, bien lanzado por Landaburu, cre¨® las poqu¨ªsimas oportunidades del equipo vallecano en su mediocre segunda parte.