"Nuestra misi¨®n principal es preparar el retorno de Cristo"
Los fines de la orden han sido muy tergiversados en el transcurso de los tiempos -se?ala el maestre espa?ol-. Los objetivos reales, en la Edad Media y ahora, son: primero, restablecer la noci¨®n de la autoridad espiritual y del poder temporal en el mundo; segundo, afirmar la primac¨ªa de lo espiritual sobre lo temporal; tercero, devolver al hombre la conciencia de su dignidad; cuarto, ayudar a la Humanidad en su pasaje (pasi¨®n, sufrimientos para la purificaci¨®n); quinto, participar en la asunci¨®n de la tierra en sus tres planos: cuerpo, alma y esp¨ªritu; sexto, coadyuvar para la uni¨®n de las iglesias (especialmente, la uni¨®n de la cristiandad con el Islam). El s¨¦ptimo fin, y m¨¢s importante, es el de -a imagen de Juan, el Bautista- preparar el retomo de Cristo en su Gloria, tal y como est¨¢ profetizado en el Evangelio, en el Apocalipsis, etc¨¦tera.Lleva colgada al cuello una cruz roja. Es el s¨ªmbolo del Temple: la cruz de las ocho beatitudes. Explica que ?es una demostraci¨®n de la cuadratura del c¨ªrculo, entre otras cosas?.
-Clemente V, en el Concilio de Viena, les conden¨®. ?Por qu¨¦?
-Clemente V no conden¨® nada. En infame contubernio con Felipe IV de Francia el Hermoso, intent¨® condenarnos. Pero las acusaciones eran tan dif¨ªciles de mantener que el Concilio no pudo condenar al Temple. Lo ¨²nico que Clemente V pudo hacer fue suspender provisionalmente a la orden, mientras se adjuntaban nuevas pruebas para la reapertura del proceso. La orden no ha sido ni condenada ni excomulgada, sino suspendida provisionalmente. Con una provisionalidad que dura 666 a?os. Lo cual nos parece injusto, indigno y que habla muy poco bien de la justicia que debe asistir a Roma.
Monse?or Armando se?ala: ?La orden puede existir, como soberana que es, sin necesidad del reconocimiento pontificio, tal y como existi¨® desde 1118 hasta 1128, proclamaci¨®n del Concilio de Troyes, en que Roma reconoci¨® al Temple. Este seguir¨¢ existiendo independientemente del reconocimiento pontificio; ahora bien, deseamos, filial y fraternalmente, el reconocimiento del vicario de Cristo en la Tierra, el Papa.?
-La orden lleg¨® a poseer muchas riquezas. ?Cu¨¢nto tiempo conservaron sus posesiones y privilegios?
-Privilegios ser¨ªan, en todo caso, el de no pagar impuestos y no estar sometidos a ninguna jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, salvo a la de Su Santidad, el Papa. Las riquezas eran empleadas en propulsar las catedrales g¨®ticas (el 90% de los fondos para su construcci¨®n sali¨® de los templarios). Tambi¨¦n ese dinero se utilizaba para dar empleo y trabajo a millones de agricultores y para movilizar un ej¨¦rcito permanente para custodia y guarda de los caminos y seguridad de caminantes. La orden, pues, no atesoraba riquezas, sino que las empleaba para el desarrollo de todas las actividades humanas, econ¨®micas y sociales. Tal como quisi¨¦ramos poder hacerlo hoy d¨ªa.
La Guardia Civil del Cristo
-?Qu¨¦ votos observan?
-Se efect¨²an en el tercer grado, en el de caballero. Los tres votos que ahora, como entonces, se prefieren son: obediencia a la jerarqu¨ªa templaria (y a los dogmas de la santa Iglesia cat¨®lica, apost¨®lica y romana); pobreza en esp¨ªritu (no codiciar riquezas). Nos atenemos a la castidad conyugal (voto de pureza). Jam¨¢s se exige el celibato forzoso, al contrario.
Cuando le pregunto por los enemigos del Temple, se muestra terminante: ?Son la alta masoner¨ªa internacional, el sionismo, el marxismo, el capitalismo. Y todo lo que est¨¢ contra el Cristo, est¨¢ contra nosotros. Somos la milicia del Cristo. Un hermano nuestro, alto grado en la orden, suele autodenominarnos como "la Guardia Civil del Cristo", de modo que por ah¨ª van los tiros ... ?
-?Se les exigen pruebas de fuego?
-El fuego es espiritual. En la Edad Media se dec¨ªa de nosotros que nos aliment¨¢bamos de ni?os asados. La raz¨®n es la siguiente: para entrar en una orden hay que morir para el mundo. El fuego es un elemento purificador y juega un papel lit¨²rgico. El postulante se consideraba como ne¨®fito; simb¨®licamente, un ni?o. Se le aplicaba el fuego pascual. Y ese es el ?ni?o cocido? del que se ha hablado. Se debi¨® a la mala intenci¨®n de los oficiales de su majestad Felipe IV el Hermoso y de la Santa Inquisici¨®n.
Parece que hay muchas dificultades para que la orden se legalice. ?Hace tres a?os -se?ala- fue la ¨²ltima vez que se reclam¨® oficialmente a la Santa Sede. Como respuesta obtuvimos silencio administrativo. En Espa?a se nos ha dicho que no est¨¢ contemplada, desde el punto de vista de la jurisprudencia, la inclusi¨®n de la orden en ning¨²n tipo de modalidad. En el Ministerio del Interior no podemos ser reconocidos como asociaci¨®n pol¨ªtica por ser nuestros fines espirituales y religiosos. En el Ministerio de Justicia no podemos inscribirnos como orden cat¨®lica, puesto que la Santa Sede no se ha tomado la molestia de reconocernos todav¨ªa. Ofrece la posibilidad de ser inscritos como asociaci¨®n no cat¨®lica, pero tendr¨ªamos que abjurar del catolicismo, a lo que no estamos dispuestos. ?
-?Son ustedes preconciliares?
-Ni pre, ni pro, ni nada. En tiempos de Cristo hab¨ªa tres grandes sectas: los fariseos, los saduceos y los esenios. En estos momentos, los fariseos ser¨ªan los integristas a ultranza. Los saduceos ser¨ªan los progresistas. Y nosotros, en el medio, los esenios. Adquirimos lo que tiene la tradici¨®n adaptada a los tiempos corrientes, pero sin romper moldes.
Se dice que el Santo Grial (vaso m¨ªstico que se supone utiliz¨® Cristo en la Ultima Cena) se halla en poder de los templarios. Con respecto a los catorce dep¨®sitos, que constituyen la mayor riqueza del Temple, indica que ?ha habido muchos intentos para arrebatamos el Santo Grial. Yo no s¨¦ d¨®nde est¨¢. El n¨²mero de personas que saben d¨®nde se hallan estos dep¨®sitos sagrados -uno de los cuales es el Santo Grial- se puede contar con los dedos de la mano y, por supuesto, son ilocalizables. En contra de lo que se ha escrito, los c¨¢taros no han podido tener el Santo Grial, ya que, al ser unos her¨¦ticos manique¨ªstas, constituir¨ªa una contradicci¨®n teol¨®gica?.
Monse?or Armando cree en la reencarnaci¨®n: ?Al ser Dios infinitamente bueno y justo estar¨ªa en contra de su propia esencia el condenar a un castigo infinito a quien, por su propio ser, es finito. El Temple niega el castigo eterno. Ning¨²n pecado es tan grave como para merecerlo. El infierno, tal y como est¨¢ concebido, no existe. Est¨¢ aqu¨ª mismo. As¨ª, consideramos que el purgatorio es la reencarnaci¨®n de aquella persona que debe pagar una deuda. Y la paga por medio de sus peripecias en otra vida terr¨¢quea, en este u otro planeta. Seg¨²n las faltas cometidas, ser¨¢ m¨¢s o menos larga la purgaci¨®n de sus penas. La reencarnaci¨®n es, pues, un purgatorio en vida. No hay ning¨²n dogma que se oponga a ello.?
Veinte razas nos visitan
Asimismo, el maestre de la orden templaria en Espa?a, cree firmemente en la existencia de los extraterrestres. Acerca de esto explica: ?Teol¨®gicamente es absurdo imaginar que el hombre de la Tierra es el centro del Universo. Hay muchos planetas habitados. Planetas pos-ad¨¢micos, que no tienen nuestra forma ni nuestro metabolismo. El hombre es uno y trino. Padre, Hijo y Esp¨ªritu se corresponden con cuerpo, alma y esp¨ªritu. El sello templario tiene ese significado: dos caballeros sobre un caballo (alma y esp¨ªritu insertados en el cuerpo). Pensemos que el cuerpo es circunstancial. No hay imposibilidad teol¨®gica para la existencia de planetas con base de silicio y con seres cristalinos. Creo que las visitas que nos hacen son de curiosidad. Veinte razas nos visitan desde hace 8.000 a?os. Lo que hacen es llevarse ejemplares humanos para sus parques zool¨®gicos. Pero no hay tantos contactos como se pretende. ?
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