El imprevisible Hua Kuo-feng
RUMANOS Y yugoslavos posiblemente no calibra ron el alcance y el significado de la visita de Hua Kuo-feng. Tambi¨¦n puede ser que en la agenda del dignatario chino no estuviesen previstos desplazamientos tan audaces y gestos de tan delicada significaci¨®n, luego improvisados sobre la marcha. El caso es que las impertinencias de la diplomacia de Hua, con seguridad cometidas a conciencia, se equiparan, si no rebasan, a las de De Gaulle en Canad¨¢ y Fidel Castro en el Chile de Allende. Imaginemos que un hu¨¦sped del Gobierno de Madrid se dedicase a lanzar soflamas en el Campo de Gibraltar o en Torrej¨®n de Ardoz. Hua, como aqu¨¦llos, se convierte en el hu¨¦sped embarazoso que pese a las presuntas afinidades ideol¨®gicas con el anfitri¨®n acaba produciendo ciertas molestias por su inacabable curiosidad, su extremada simpat¨ªa y sus deseos de ir a todas partes. Incluso al mar Negro y a Macedonia.H¨²a no solamente ha querido salir del relativo aislamiento diplom¨¢tico en que su pa¨ªs se encuentra, aprovechando la onda de sus nuevas relaciones con Occidente, Estados Unidos en particular, y buscando contactos con colegas comunistas libres. Toda su renovada inclinaci¨®n exterior parece necesitar del acompa?amiento antisovi¨¦tico sin la cual aqu¨¦lla es insuficiente. As¨ª, Hua es tanto el rnensajero de la nueva China como el ap¨®stol de un antisovietismo que ni Estados Unidos, con todos sus aviones y sus tanques, se atrevieron nunca a practicar. Tampoco Rumania y Yugoslavia, por supuesto, con muchos menos aviones y tanques.
Ni rumanos ni yugoslavos se han sumado a la lucha contra el hegemonismo que abiertamente quiere conducir Pek¨ªn. Tampoco unos y otros est¨¢n decididos a levantar Ia tapa de la "caja de Pandora" de los Balcanes. Hua, el antihegem¨®nico, la ha levantado ya. Acudi¨® a las orillas del mar Negro, considerado tradicionalmente como la piscina privada primero de Rusia y luego de la URSS, y a Skopie, la capital de Macedonia y del embrollo de minor¨ªas nunca resuelto, cuna de innumerables conflictos y ciudad casi equidistante de las fronteras con Albania y Bulgaria. La presencia de Hua ha molestado a ambos Gobiernos, al de Bulgaria en particular. En el mar Negro, Hua mostr¨® su intenci¨®n de abrir un consulado chino en Constanza, lo que a su vez dar¨ªa lugar a las invectivas sovi¨¦ticas. La estancia en Macedonia provoc¨® las b¨²lgaras. Tanto en uno y otro lugar Hua se ha metido de lleno en las viejas querellas familiares de los Balcanes y despertado leones apenas dormidos.
Pese a la cortes¨ªa de Belgrado y Bucarest con el hu¨¦sped chino, su reticencia a montarse en el tren de sus entusiasmos hace creer que ver¨ªan con cierto alivio su vuelta a Pek¨ªn. Finalmente, para comprender la actitud de Hua hay que reconocer que no son los Balcanes zona por completo extra?a para Pek¨ªn. Lo que ha hecho Hua en su viaje es pasar de las fronteras asi¨¢ticas a las europeas, unas y otras delicadas para la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En ambas se codean comunismos dispares, hay focos conflictivos y concentraciones de tropas. Se ha dicho que Hua busca, en el fondo, un traspaso de tensiones. Renovando las inquietudes en los Balcanes, lo que podr¨ªa pretender el hu¨¦sped chino es un trasiego de soldados desde las fronteras chino-sovi¨¦ticas, donde la URSS tienen acantonadas 43 divisiones, a las balc¨¢nicas, con 31 divisiones del Pacto de Varsovia. Otra cosa es pensar que rumanos y yugoslavos -que los europeos en general- puedan estar de acuerdo con tal estrategia y que de alg¨²n modo se beneficiar¨ªan de la inestabilidad balc¨¢nica, que tan peligrosa ha sido siempre.
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