Terrorismo y estilo
He convivido unos d¨ªas con Camilo Jos¨¦ Cela, por los caminos de agosto, y me ha contado un poco su batalla gramatical en el Senado, su lucha por el estilo en la Constituci¨®n, sus correcciones. Pero pienso que la verdadera correcci¨®n constitucional la ha hecho, la est¨¢ haciendo el terrorismo.Ni la gente ni los peri¨®dicos se explican para qu¨¦ sirve el terrorismo a estas alturas. Porque parece anacr¨®nico so?ar con un Videlachet en Espa?a, en Europa, pero yo se lo he dicho estos d¨ªas al jardinero que siega a m¨¢quina la hierba del jard¨ªn, en mi urbanizaci¨®n, y que es un sabio a motor:
-El terrorismo no se hace ya para cargarse una democracia, sino para recortar una democracia.
V¨¦ase Italia. V¨¦ase el caso Moro. Entendiendo as¨ª las cosas es como quedan un poco m¨¢s claras. Ni Videlachet multinacional ni cuatro l¨ªricos de la marietta con solista de parabellum, que sue?an la utop¨ªa del ojo por ojo: m¨¢s sencillamente, unos golpes de mano y de terror delicadamente calculados para que no vayamos demasiado lejos, para que seamos buenos chicos, para pon¨¦rnoslas aqu¨ª, para que se nos suba el coraz¨®n, y lo de m¨¢s abajo, a la garganta.
Las democracias, hoy, se recortan a tiros, por la derecha y por la izquierda. Aparte las enmiendas estil¨ªsticas, tan oportunas, que le ponga Cela a nuestra Constituci¨®n, est¨¢n las enmiendas f¨¢cticas que el terrorismo le pone a la libertad. Me lo dijo Cocteau, en Par¨ªs, mientras se derramaba la sangre del poeta:
-Mon petit, hay que saber hasta d¨®nde se puede llegar demasiado lejos.
El terrorismo est¨¢ ah¨ª para recordar a los se?ores constitucionales y constitucionalistas hasta d¨®nde pueden llegar demasiado lejos. Ni un paso m¨¢s all¨¢. Ni una enmienda m¨¢s all¨¢ de las meramente estil¨ªsticas, Camilo, maestro. Se trata de sacar una Constituci¨®n a tiros para una democracia acollonada.
Una vez, hace a?os, el cr¨ªtico franc¨¦s Alber¨¦s, a Cela le llamaba anarquista literario. Son los otros anarquistas, los de la bomba, quienes le est¨¢n haciendo las verdaderas correcciones de estilo a la Constituci¨®n y a la conciencia nacional. Se trata de quitarle valor a ese laborioso papel que ahora vuela por el aire refrigerado de la C¨¢mara alta, como el Esp¨ªritu Santo, paloma de papel biblia, ha volado estos d¨ªas por la c¨¢mara vaticana.
Se trata, en fin, de quitarle apoyaturas y seguridades a la vida espa?ola, de recordarnos que los puntos y las comas, y los puntos negros sobre las ¨ªes conflictivas no es Cela, en ¨²ltimo extremo, quien los pone, sino un siniestro corrector de estilo de vida, de nuestro estilo, que barre para adentro y mata para afuera, y que es, en fin, como dijo el poeta del murci¨¦lago, ?el Esp¨ªritu Santo del demonio?. Ese.
Peces-Barba ha querido demostrarle al acad¨¦mico que ¨¦ste no conoce bien la ret¨®rica jur¨ªdica. Mejor. Ya sabemos que toda ret¨®rica profesional es una jerga calcificada de lugares comunes, f¨®siles latinos y frases sin sentido. Siempre viene bien pasarle la garlopa de un estilismo actual. Mi jardinero, el hombre que petardea la ma?ana con su m¨¢quina cortahierba, y va dejando el cielo perfumado de una sangre verde y fresca, me lo dec¨ªa ayer mismo:
-Don Camilo Jos¨¦ Cela. Ese s¨ª que sabe.
Lo que no sabe casi nadie, y todos saben y nadie dice, es que Rusia, USA, China, Jap¨®n, las grandes potencias ven con espanto c¨®mo se configura una nueva Europa fuerte y libre, perfilada ya, incluso, con Espa?a, Grecia y Portugal. El dinero sin bandera de los servicios secretos y la m¨²sica de c¨¢mara sangrienta y profesional, los Estados negros al margen del Estado que se han consolidado ya en URSS y USA -el dinero, en fin-, tienen hoy un sombr¨ªo pendolista, admirado Camilo (y qu¨¦ bueno estaba el cordero de Pe?aranda), que le va poniendo tildes de sangre a la Constituci¨®n democr¨¢tica de cada pa¨ªs. No se trata de desestabilizar nada ni ?del odio por el odio ?, como ha escrito alg¨²n peri¨®dico ingenuo. Se trata, sencillamente, de que no nos pasemos.
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