El dif¨ªcil e inalcanzable camino de la reforma sanitaria
El 4 de julio de 1977, y en el primer Gobierno nacido del triunfo electoral de UCD, aparece el Ministerio de Sanidad y Seguridad Social como respuesta a la necesidad de unificar en un solo organismo estatal las dispersas competencias que en materia de salud p¨²blica se distribu¨ªan hasta entonces en ministerios diversos. El Ministerio se crea sobre dos organizaciones estatales: la Direcci¨®n General de Sanidad del Ministerio de Gobernaci¨®n y la Seguridad Social, que hasta entonces se encontraba bajo la competencia del Ministerio de Trabajo. Con ello se establec¨ªan las bases para que toda la sanidad asistencial, tanto la p¨²blica como la privada, quedase bajo la competencia de un solo ministerio, al que m¨¢s tarde, y en una reforma m¨¢s profunda, pod¨ªan pasar competencias sobre la sanidad preventiva y de rehabilitaci¨®n que pr¨¢cticamente se encontraban sin un desarrollo adecuado.Pronto, muy pronto, iba a demostrarse que la unificaci¨®n no era f¨¢cil: la Seguridad Social hab¨ªa nacido, crecido y se hab¨ªa desmesurado como obra del franquismo Sus presupuestos eran casi tan importantes como los del Estado en su conjunto, y la falta de claridad en sus cuentas y en las enormes partidas de sus gastos eran un problema en cuya dif¨ªcil soluci¨®n pod¨ªa fracasar y ?quemarse? el nuevo Ministerio. El 28 de julio de ese mismo a?o, 1977, la prensa public¨® unas cartas del ministro de Sanidad en las que denunciaba la ?corrupci¨®n? existente en la Seguridad Social y ped¨ªa ayuda para continuar descubri¨¦ndola y erradicarla.
?Es mi prop¨®sito -escrib¨ªa sobre este tema el ministro de Sanidad al del Interior- impulsar al m¨¢ximo todos los medios de lucha contra la corrupci¨®n en lo que concierne a la sanidad y a la Seguridad Social, y en esta l¨ªnea he dado instrucciones al delegado general del Instituto Nacional de Previsi¨®n para que contin¨²en y se intensifiquen las investigaciones, apurando las que se refieren a Barcelona y extendi¨¦ndolas a cualquier otro lugar en que se presuma que tales actividades il¨ªcitas puedan realizarse.? (Informaciones, 28-7-1977)
Si el problema de la corrupci¨®n era y es importante, no parece que lo sea menos el de la falta de control de los gastos y de los ingresos, y el de la ineficacia de los importantes servicios que tiene encomendados el Instituto Nacional de Previsi¨®n, entidad aut¨®noma administradora de la Seguridad Social.
En mayo de este a?o, el Ministerio anunci¨® que ya se encontraba ultimado el anteproyecto de ley sobre Sanidad y Seguridad Social y en ¨¦l se contemplaba la desaparici¨®n del INP del Servicio de Mutualismo Laboral, de cinco servicios comunes de la Seguridad Social. cuatro servicios sociales y dos organismos aut¨®nomos, y en su sustituci¨®n se preve¨ªan nuevos organismos e instituciones de car¨¢cter p¨²blico por los que el Estado garantizar¨¢ el ejercicio del derecho a la salud y la ordenaci¨®n, planificaci¨®n, inspecci¨®n y jurisdicci¨®n de la pol¨ªtica sanitaria.
Todas las informaciones aparecidas sobre este problema indican no s¨®lo su dificultad, sino tambi¨¦n las diferencias de' criterios que separan a los ministerios econ¨®micos y al Ministerio de Sanidad y Seguridad Social. En tanto que ¨¦ste aboga por una intervenci¨®n del propio Ministerio mediante la creaci¨®n de un cuerpo de interventores propio, los econ¨®micos son partidarios de que sea la Intervenci¨®n General del Estado la que controle estas cuentas, ya que estiman que un control eficaz de las inversiones de las entidades gestoras de la Seguridad Social (INP y Mutualidades) reducir¨¢ sensiblemente el coste de la misma y, por tanto, la presi¨®n sobre los costes de producci¨®n de las cuotas de la Seguridad Social.
En el pasado mes de mayo trascendi¨® un proyecto del equipo econ¨®mico del Gobierno para centralizar los ingresos y los gastos de la Seguridad Social, que suponen unos 100.000 millones de pesetas mensuales, y que en este momento se encuentran en manos de m¨¢s de doscientas comisiones gestoras que ?act¨²an poco m¨¢s o menos como reinos de taifas?. ?La actual estructura -pod¨ªa leerse en la informaci¨®n dada por EL PAIS el 31 de mayo- de ingresos de pagos supone de hecho un campo abonado para el descontrol, las corruptelas y el pago de extratipos a mutualidades y dem¨¢s organismos aut¨®nomos dif¨ªcilmente perseguibles.? Debido a este ?descontrol ? y tambi¨¦n desde luego al atraso y falta de pag¨® de las cuotas de la Seguridad Social por parte de gran n¨²mero de empresas, dada la situaci¨®n de crisis, se ha presentado en este verano una situaci¨®n econ¨®mica pr¨®xima a la bancarrota en el INP y en su organizaci¨®n hospitalaria. El presupuesto de la Seguridad Social aprobado por las Cortes para el ejercicio actual estaba ya sobrepasado en los seis primeros meses de? a?o y el Ministerio de Sanidad se enfrentaba al a?o de su creaci¨®n con una grave crisis que parec¨ªa incapaz de solucionar.
Ante la gravedad de la crisis econ¨®mica, el Ministerio estableci¨® medidas restrictivas sobre algunas partidas de gastos de la Seguridad Social. Las guardias de m¨¦dicos, las pensiones alimenticias de los enfermos hospitalizados dos y las adquisiciones de ¨²tiles, lencer¨ªa y material fungible de los hospitales fueron el objeto directo de estas medidas. La supresi¨®n de la compensaci¨®n econ¨®mica de las guardias de los m¨¦dicos y su sustituci¨®n de compensaciones horarias, supon¨ªa una importante reducci¨®n de los ingresos de los m¨¦dicos, y la compensaci¨®n de las horas de guardia con la reducci¨®n de los horarios, dado que las plantillas son muy reducidas, supon¨ªa que se abandonasen los diferentes servicios, reduci¨¦ndose la utilidad de los hospitales a las urgencias cubiertas por los servicios de guardia.
Al propio tiempo, la justificaci¨®n de la medida basada en los abusos en las guardias por parte de los m¨¦dicos ofend¨ªa a ¨¦stos y los enfrentaba con el Ministerio. La reducci¨®n del 30% de las pensiones alimenticias y las otras restricciones supon¨ªan tambi¨¦n una seria deteriorizaci¨®n el servicio hospitalario de la Seguridad Social, que inmediatamente fue interpretado por las centrales sindicales y los partidos de izquierda como una maniobra del Ministerio para apoyar la privatizaci¨®n de la sanidad por el desprestigio de la sar¨¢dad p¨²blica, a la que se le recortaban una buena parte de sus med¨ªos. Esta intenci¨®n oculta del Ministerio parec¨ªa avalarse en el proyecto de reforma sanitaria a m¨¢s largo plazo potenciado por UCD, en el que se hac¨ªan importantes concesiones a la iniciativa privada.
Negociaciones con el INP
La reacci¨®n de los m¨¦dicos fue inmediata y el d¨ªa 21 de julio, cuatro d¨ªas despu¨¦s de la circular suprimiendo el pago de las guardias, se constituy¨® una comisi¨®n para negociar con el IN P este problema. En principio, la comisi¨®n estaba formada por representantes del Consejo General de Colegios M¨¦dicos, representantes de las centrales sindicales CCOO, UGT, USO, SU, CSUT, Sindicato Gallego de Sanidad y el corporativo Sindicato M¨¦dico Libre. Por su parte, el d¨ªa 26 celebraron en Madrid una asamblea estatal repre sentantes de catorce mesas de hospitales de otras tantas provincias, m¨¢s veintis¨¦is representantes de asambleas de otros tantos hospitales. De esta asamblea estatal sali¨® elegida una comisi¨®n para incorporarse a las conversaciones ya en tabladas con el INP.
En plena tensi¨®n -ya se hab¨ªa iniciado una huelga de m¨¦dicos en La Paz y en el hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid-, el d¨ªa 28 se reuni¨® la comisi¨®n negociadora con el INP y tras muchas horas de di¨¢logo se lleg¨® a un principio de acuerdo; pero como de esta reuni¨®n hab¨ªan sido excluidos por la oposici¨®n del Consejo General de Colegios M¨¦dicos y del INP los componentes de la comisi¨®n de mesas y asambleas de hospitales a los que se negaba toda representatividad, y como tras las diez primeras horas de reuniones se hab¨ªa retirado el Sindicato M¨¦dico Libre por su disconformidad con el acuerdo de que en las comisiones de regulaci¨®n de las guardias tuviera representaci¨®n el personal no m¨¦dico de los hospitales, el acuerdo s¨®lo se logr¨® entre el INP y las centrales sindicales, cuya representatividad entre los m¨¦dicos era, a todas luces, minoritaria.
Frente al INP el estamento m¨¦dico no presenta, n¨ªal parecer puede presentar, una postura unida, es ¨¦sta una de las condiciones
Y de su debilidad no ya de cara a la discusi¨®n y defensa de sus derechos, sino tambi¨¦n, y sobre todo, ante la etapa de reformas en profundidad que se aproxima.
Por una parte, aparece la estructura fuertemente estratificada del cuerpo m¨¦dico que separa en sus intereses fraccionales al staffdirectivo de los hospitales de los m¨¦dicos de a pie en los servicios y a ¨¦stos de los m¨¦dicos residentes. Por otra, conviven distintas relaciones profesionales que van desde las grandes figuras de la medicina que simultancan el ejercicio privado, las c¨¢tedras y jefaturas de servicio, hasta el m¨¦dico asalariado y totalmente dependiente del puesto hospitalario, sin olvidar el interno residente en pr¨¢cticas en los hospitales y los m¨¦dicos -de ambulatorios, con o sin clientela privada.
Esta situaci¨®n tan diversa en la que se mezcla el car¨¢cter asalariado con el ejercicio libre de la pro fesi¨®n en diversos grados, lo priva do y lo p¨²blico, ha tenido su reflejo inmediato en las elecciones sindi cales, en sus res ultados y en la si multaneidad de los colegios profe sionales y las centrales sindicales en las comisiones representativas.
En las elecciones sindicales el resultado dio el triunfo a candida tos independientes que lograron casi el 60% de los delegados, en tanto que CCOO s¨®lo alcanzaba el 10% y todas las centrales sindicales juntas no llegaban al 30%. El Sindicato de M¨¦dicos Libres (entidad gremial y corporativa), consegu¨ªa el 12%, sobre todo, en el sector de los ambulatorios.
Estos resultados a la hora de neg ; ociar con el INP han permitido a este que juegue con la desuni¨®n y falta de representatividad de sus interlocutores, ya que los propios m¨¦dicos no se consideran comprometidos por los acuerdos tomados por algunas de sus representaciones.
As¨ª, la actual huelga de los m¨¦dicos convocada por la Coordinadora de las Mesas y Asambleas de Hospitales no ha sido apoyada por las centrales sindicales y por el Sindicato de M¨¦dicos Libres: y el acuerdo al que llegaron sindicatos e INP, al parecer incumplido por este ¨²ltimo respecto a las guardias, ha sido denunciado por la coordinadora por considerar que los m¨¦dicos no estaban representados por los sindicatos, al menos en un 70%, al excluirles de la comisi¨®n. Unos y otros negaban toda representatividad al Consejo General de Colegios M¨¦dicos, ya que este consejo es un simple residuo sin renovar del r¨¦gimen autoritario al que ni siquiera reconocen la mayor parte de los colegios m¨¦cticos.
El l¨¢nguido desarrollo de la huelga y la modesta respuesta de las jornadas de informaci¨®n convocadas por los sindicatos en estos mismos d¨ªas dan la medida de la debilidad negociadora y de presi¨®n del estamento m¨¦dico en unos momentos graves y trascendentes para la organizaci¨®n de la sanidad a nivel del Estado.
Hasta el momento, el resto de las medidas de austeridad que no afectan directamente a la econom¨ªa del estamento m¨¦dico, sino al conjunto de los asegurados y beneficiarios de la Seguridad Social, s¨®lo han merecido protestas, que se podr¨ªan calificar de simb¨®licas por parte de las centrales y partidos de *la oposici¨®n, sin que hayan provocado ning¨²n intento de movilizaci¨®n de masas en torno a las misin as. L a batalla, si es que llega a darse, se producir¨¢ en base a la reforma gIobal del sistema, es decir, en la tercera y cuarta etapa anunciadas por el ministro.
Todo parece indicar que parad¨®jicamente la oposici¨®n soc¨ªalista y comunista y las centrales sindicales no est¨¢n decididas a un .ataque frontal al INP por temor a que su d esmante lam lento beneficie un proceso de privatizaci¨®n de la sanidad y a la larga represente un retroceso y una regresion en el proceso general de socializaci¨®n de los serviji¨®s p¨²blicos y del Estado.
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