No hablemos de las ni?as
No hablemos de las ni?as, de las ni?as quemadas ayer en una chabola, se?or Alcalde, ser¨ªa demasiado f¨¢cil, ser¨ªa demag¨®gico hablar de ni?as quemadas y chabolas eternas.Modesto Cuixart, el gran pintor de Palafruguell, hizo su mejor cuadro, cuando el pop de los sesenta, pegando un bajorrelieve de mu?ecas abrasadas sobre un fondo negro. El pop ha pasado, como moda, pero las ni?as pobres siguen abras¨¢ndose por culpa de la televisi¨®n -una chispa del cable-, que tambi¨¦n mata, y por algo V¨¢zquez Montalb¨¢n la llama ?el enemigo en casa?.
Despu¨¦s de los Botejara, tan ficticios, ah¨ª est¨¢n estos otros espa?oles, ah¨ª est¨¢ esa familia madrile?a, quemada, herida, muerta, seguramente inmigrante, se?or alcalde. Pero no hablemos de las ni?as. Hablemos de la ense?anza en el barrio del Pilar, por ejemplo, donde los vecinos luchan por educar a sus ninos -todav¨ªa incombustibles, por suerte-, y la delegada municipal de la cosa no les hace ning¨²n caso. Hablemos de lo que piensan hacer y no hacer en el barrio del Pilar. Hablemos del parque Norte, se?or alcalde, parque luminosamente inaugurado este mismo a?o, a mayor gloria de la municipalidad UCD, y que est¨¢ ya ruinoso como las termas de Caracalla, pero sin Caracalla. En fin.
S¨ª, el parque Norte se muere. En abril fue un grito verde del triunfalismo municipal. Ha costado casi setenta millones de pesetas. Est¨¢ detr¨¢s del barrio del Pilar. Bueno, pues en julio y agosto no ha habido un regador regado capaz de echarle un poco deagua a esa zona verde, que hoy est¨¢ seca. Entre los dos millones de parados nacionales, el se?or ?lvarez no ha encontrado un parado donde ahorcarse, rog¨¢ndole previamente que riegue un poco en ¨¦l parque Norte, para ganarse un jornal.. Seguimos, como con Franco, una pol¨ªtica de inauguraciones. Una pol¨ªtica Potemkin, de decorados. Luego, que se caigan los decorados,se sequen los parques, y el que venga detr¨¢s que arree, aunque la verdad es que los que vienen detr¨¢s, o sea la Oposici¨®n, no arrean nada.
No hablemos de las ni?as quemadas, se?or alcalde. Ser¨ªa demasiado f¨¢cil para un columnista. Ser¨ªa demag¨®gico. Es lo malo que tiene la verdad: que siempre es demag¨®gica. No hablemos siquiera del barrio de Chamart¨ªn. Hablemos de este otro del Pilar, donde no se han construido los colegios previstos, donde no se han acabado las l¨ªneas de Metro, donde no hay centros sanitarios ni de ancianos, ni nada de lo que requiere un barrio de casi 150.000 habitantes. Pero tambi¨¦n por ese barrio hay chabolas, se?or alcalde, y no le digo d¨®nde, que usted lo sabe, y un d¨ªa el telefilme puede soltar una chispa, como ha pasado ayer, y quemar la chabola y abrasar a dos ni?as, o a m¨¢s, que ya ha pasado otras veces, Lo que se va viendo por todo esto, querido ?lvarez -qui¨¦n nos lo iba a decir- es que el oficio de alcalde no es una cosa entre paternalista y castiza, no consiste en hacer de p¨¢rroco laico del personal, sino que es un juego a vida o muerte donde a veces sale echando llamas un ni?o o una ni?a. Cada d¨ªa es m¨¢s dif¨ªcil ejercer la bondad, se?or ?lvarez, cuando lo que el mundo pide es justicia.
Usted ven¨ªa de bueno, don Jos¨¦ Luis, y de momento ya tiene dos ni?as abrasadas en su haber municipal. Una de las ni?as, para mayor iron¨ªa, vest¨ªa una camiseta USA. Una vez fui a una chabola de Vallecas, donde tambi¨¦n hab¨ªan ardido ni?os, y estaba hecha con cartonajes USA. Al fin, se?or alcalde, hemos acabado hablando de las ni?as. Usted perdone. No se debe mentar la soga en casa del alcalde. Ni la soga ni el fuego. Hablemos entonces de pintura, se?or alcalde. Cuando vaya usted por Barcelona, yo le dir¨¦ en qu¨¦ galer¨ªa est¨¢ el gran cuadro de Cuixart, todo de mu?ecas negras, carbonizadas, descuartizadas. Una hermosa muestra del agresivo arte pop. Pero usted tranquilo, se?or alcalde, que, como moda, ya hace mucho que se ha pasado el pop. Aunque la vida, genial y siniestra como Cuixart -la Naturaleza, ya sabe, imita al arte-, de cuando en cuando prorrumpa en un pop-art. Por ejemplo, ayer en Chamart¨ªn, ya ve.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.