Los derechos de sindicacion y huelga no sufren modificaciones
La regulaci¨®n constitucional de los derechos de sindicaci¨®n y de huelga fue superada ayer por el Pleno del Senado sin que sufriera el consenso entre UCD y PSOE. Durante el debate se puso de manifiesto el diferente enfoque de uno y Ptro partido sobre esta materia, si bien ambos coincidieron en apoyar con sus votos el texto procedente del Congreso. La opini¨®n del socialista Jos¨¦ Vida, favorable a la huelga revolucionaria, suscit¨® una seria advertencia por parte del empresario y senador real Luis Olarra, quien junto con el almirante Gamboa fue el ¨²nico que se opuso a la aprobaci¨®n del art¨ªculo.Al comienzo de la sesi¨®n, el se?or Satr¨²stegui denunci¨® que hab¨ªa sido objeto de coacciones -no procedentes de ning¨²n senador- para que no defendiera su pensamiento respecto al art¨ªculo 28, referido a la libre sindicaci¨®n y al derecho a la huelga, en el sentido de evitar las ?huelgas salvajes?; y record¨® que hab¨ªa sido elegido con muchos votos socialistas, pero que tambi¨¦n ¨¦l hab¨ªa conseguido muchos votos liberales para los socialistas.
Le contest¨® el socialista Jos¨¦ Vida, quien se?al¨® que las enmiendas del se?or Satr¨²stegui pon¨ªan de manifiesto un recelo frente al fen¨®meno laboral, adem¨¢s de que conducir¨ªa a pensar que el cierre patronal es consecuencia del ejercicio del derecho a la huelga.
Los votos particulares defendidos sobre la sindicaci¨®n fueron rechazados. El de Luis Mar¨ªa Xirinaes solicitaba que no se admitiera ninguna exclusi¨®n al derecho de sindicaci¨®n; el de Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s era contrario a que pudieran ser excluidos de la sindicaci¨®n los cuerpos sometidos a disciplina militar y no integrantes de las fuerzas o institutos armados; Gregorio Monreal ped¨ªa la supresi¨®n de la ¨²ltima frase del n¨²mero uno del art¨ªculo -?nadie podr¨¢ ser obligado a afiliarse a un sindicato?-; Marcial Gamboa y Abel Matutes solicitaron una tajante exclusi¨®n del derecho a sindicarse de los cuerpos sometidos a disciplina militar.
Sobre el derecho de huelga s¨®lo fue sometido a votaci¨®n el voto part¨ªcular del se?or Olarra, que pretend¨ªa limitar este derecho a la defensa de los ?intereses profesionales? de los trabajadores. Un vot particular en igual sentido del uce dista Alejandro Royo Villanueva fue Finalmente retirado, tras manifestar este senador que el texto constitucional no amparaba la huelga pol¨ªtica.
Jos¨¦ Luis Monge, al exponer la postura oficial de UCD, insisti¨® en que no era preciso incluir el adjetivo ?profesionales?, porque en todo caso queda excluida la huelga pol¨ªtica. Esta explicaci¨®n fue bastante para que Joaqu¨ªn Satr¨²stegui, que hab¨ªa expresado su preocupaci¨®n ante los peligros de huelga salvaje, retirara su voto.
Por parte socialista, Jos¨¦ Vida rechaz¨® los recelos ante la clase trabajadora por parte de quienes, por un procedimiento u otro, pretenden restringir el derecho de huelga. Su argumento fue que la huelga es un hecho y que bastante hace la clase trabajadora con permitir que se integre en el ordenamiento jur¨ªdico. El se?or Vida termin¨® esta intervenci¨®n con las siguientes palabras: ?Se?ores, no le pongamos puertas al campo, que ser¨¢ peor.?
En la votaci¨®n del texto propuesto por el se?or Olarra, diecisiete senadores -entre ellos el ucedista se?or Royo V¨ªllanueva y varios senadores reales- votaron favorablemente. mientras que 150 se manifestaron en contra, y once -entre ellos dos de UCD, el se?or Irujo y otros dos senadores vascos, y los senadores de designaci¨®n real Gloria Begu¨¦, Enrique Fuentes y Justino Azc¨¢rate- se abstuvieron. El texto del art¨ªculo 28 obtuvo 165 votos a favor; dos en contra -Luis Olarra y el almirante Gamboa- y doce abstenciones (en su mayor¨ªa, senadores- de designaci¨®n real).
Los art¨ªculos 29, sobre el derecho de petici¨®n; 30, que regula la objeci¨®n de conciencia, y 31, sobre la obligaci¨®n de contribuir al sostenimiento de los gastos p¨²blicos, fueron aprobados con escaso debate y seg¨²n el dictamen de la Comisi¨®n Constitucional del Senado, que modific¨® el texto del Congreso.
Sobre el tema de la objeci¨®n de conciencia contrastaron las posiciones del almirante Gamboa y del se?or Xirinacs. El primero manifest¨® que si se admite la objeci¨®n de conciencia, el servicio sustitutorio no debe ser m¨¢s c¨®modo que el militarque hubiera correspondido. Porsu parte, el se?or Xirinacs pidi¨® las m¨¢ximas facilidades para el servicio civil sustitutorio.
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