Graves problemas laborales para los espa?oles que trabajan en el mar del Norte
Desde las seis de la ma?ana del pasado 24 de septiembre, los cerca de cien trabajadores espa?oles de la plataforma de perforaci¨®n petrol¨ªfera Statfjord A, del sector noruego del mar del Norte, se han lanzado a una huelga a la desesperada, reclamando una serie de reivindicaciones que dan al conflicto un aire anacr¨®nico, m¨¢s propio de la edad de hierro del capitalismo que de la imagen de justicia social que los noruegos disfrutan en el mundo actual.
Desde que la aventura del petr¨®leo comenz¨® en el mar del Norte, hace media docena de a?os, los islotes artificiales de las plataformas de perforaci¨®n se han multiplicado frente a las costas noruegas, a veces a cientos de kil¨®metros de ¨¦stas, en medio de un mar glacial, batidas continuamente por las tormentas ¨¢rticas. Aqu¨ª viven y trabajan hacinados unos seiscientos obreros espa?oles, en condiciones que est¨¢n entre las m¨¢s duras del mundo. Con cierta, frecuencia, representantes del consulado espa?ol en Oslo viajan al puerto de Stavanger para sellar las cajas de cinc en que llegan los restos machacados o carbonizados de espa?oles, tra¨ªdos en helic¨®ptero de alguna plataforma, antes de ser reexpedidos a Espa?a.Ahora, la embajada se encuentra con una tarea menos siniestra, pero, sin duda, mucho m¨¢s dif¨ªcil: la de defender los intereses de m¨¢s de mil trabajadores espa?oles (de los cuales la mitad se encuentran en todo momento en tierra, debido al sistema de rotaci¨®n, por turnos, de estancia en la plataforma). Estos intereses han de ser defendidos frente a todos: las multinacionales, que son los empresarios; las autoridades noruegas, que se desentienden de la suerte de estos extranjeros, aunque afirman su jurisdicci¨®n al mismo tiempo, y los sindicatos noruegos, con una pol¨ªtica parecida.
El conflicto de la plataforma Statfjord A se plantea, pues, contra un frente m¨²ltiple. La empresa es la multinacional Brown&Roots, contratista de compa?¨ªas tales como Movil y Philips, que en su d¨ªa explotar¨¢n los yacimientos, una vez terminados los trabajos de perforaci¨®n. Es para esta etapa de construcci¨®n para la que los noruegos y las multinacionales han contratado a trabajadores especializados (soldadores, montadores, etc¨¦tera) de muchas partes del mundo, entre los que abundan los espa?oles.
Los salarios son relativamente altos. Las condiciones de trabajo, jur¨ªdicas y materiales, ser¨ªan inaceptables normalmente en cualquier Estado civilizado del mundo. La indefensi¨®n de los trabajadores frente a la empresa es pr¨¢cticamente total, puesto que tanto autoridades como sindicatos noruegos, de hecho, se lavan las manos. Se da el caso, sin embargo, de que el Estado noruego descuenta un 30% del salario del trabajador en concepto de impuesto directo, no obstante el hecho de que estos hombres no tienen contacto alguno con Noruega, en la cual apenas llegan a poner los pies en su vida. Al mismo tiempo, las autoridades noruegas les niegan, por ejemplo, los seguros sociales (salvo el de accidente laboral), alegando, precisamente, que no residen en el pa¨ªs. Plantean ahora los noruegos que un 75% de los puestos de trabajo en el mar del Norte deben pasar a trabajadores noruegos, si bien en condiciones bien diferentes que las que han tenido los extranjeros. Centenares de ¨¦stos se ven, por tanto, amenazados de despido, y esto es, sin duda, la causa principal de la huelga.
Se anuncia esta ma?ana que la empresa ha pedido a las autoridades noruegas el env¨ªo de la polic¨ªa a las plataformas para desalojar a los rebeldes por la fuerza. Esto a?ade una nueva dimensi¨®n de gravedad al conflicto, puesto que si llega a intervenir la fuerza p¨²blica noruega podr¨ªan producirse situaciones de violencia imprevisibles.
Es poco probable que los buenos oficios de los representantes diplom¨¢ticos espa?oles en Noruega puedan resolver el conflicto de ra¨ªz. La reciprocidad, aplicada a los miles de noruegos que viven en Espa?a es, sin duda, lo que dar¨ªa resultados, dicen los trabajadores espa?oles del mar del Norte.
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