Conrado del Campo, y Garc¨ªa Abril y Bartok
Conrado del Campo fue, sin duda, una de las grandes figuras de nuestra m¨²sica. Representa una corriente distinta por su afiliaci¨®n germanista, su inspiraci¨®n de gran aliento rom¨¢ntico y su sinfonismo poem¨¢tico a lo Richard Strauss. Sin embargo, por muy diversas causas -entre las que no ser¨ªa l¨ªcito olvidar el propio car¨¢cter del compositor, nada cuidadoso de la promoci¨®n de su obra- el m¨²sico que fuera maestro de varias generaciones no ocupa ni en la historia ni, menos, en los programas el puesto que le corresponde.Este a?o, al cumplirse el centenario del nacimiento de don Conrado, vuelven algunos de sus t¨ªtulos m¨¢s significativos a los atriles de las orquestas espa?olas. La de RTVE, que ya hab¨ªa interpretado la Obertura madrile?a, Granada o la Suite para viola, ha programado ahora el Infierno, de la Divina Comedia, al que se refiriera con elogio Claudio Debussy en uno de sus art¨ªculos. Enrique Garc¨ªa Asensio lo dirigi¨® con mayor seguridad que intensidad expresiva. Y cedi¨® el homenaje de los largos aplausos al mestro, alzando repetidas veces la partitura.
Preciosa la versi¨®n del C¨¢ntico de la Piet¨¢, para soprano, violoncello, ¨®rgano, coro y orquesta, de Ant¨®n Garc¨ªa Abril, sobre texto de Antonio Gala. Ya escribimos sobre la obra cuando su estreno en Cuenca, cuyas Semanas de M¨²sica Religiosa encargaron a Garc¨ªa Abril la expresiva p¨¢gina. Obra libre y, por lo mismo, personal, tiende sobre todo a reflejar las emociones per sonales del compositor a trav¨¦s de un lenguaje directo. El C¨¢ntico de la Piet¨¢ parece una respuesta m¨¢s ¨ªntima y depurada al anterior C¨¢ntico delle Creatura, sobre San Francisco de As¨ªs, concebida para gran conjunto sinf¨®nico-coral. Pero, en el fondo, la emoci¨®n es la misma. Yo dir¨ªa que, por encima de la admirativa actitud ante la escultura de Miguel Angel o de las palabras del Santo de As¨ªs, hay en las dos obras evidentes ecos de las experiencias italianas del m¨²sico turolense que van desde los paseos por el Giannicolo a los an¨¢lisis de Goffredo Petrassi, pasando por los viajes y estancia en Florencia, Siena o Perugia. Mar¨ªa Or¨¢n, Pedro Corostola y el organista Miguel del Barco dieron a la obra de Garc¨ªa Abril todos los matices que precisa para su mejor comunicatividad. El ¨¦xito fue grande y el compositor no pudo recoger los aplausos por encontrarse en M¨¦xico, asistiendo al estreno de su Concierto para guitarra, por la Orquesta Nacional y Bitteti.
Sensacional violinista la rumana Silvia Marcovici. Su t¨¦cnica, su ¨ªmpetu. Tambi¨¦n su comprensi¨®n musical gracias a la cual desentra?¨® la complejidad del Segundo concierto, de Bartok. Arte joven y fresco y, a la vez, maduro y experto el de nuestra visitante, ejecutante-int¨¦rprete en el m¨¢s profundo sentido de los t¨¦rminos. Garc¨ªa Asensio y la orquesta colaboraron con fidelidad y expresiva dicci¨®n a la consecuci¨®n de una versi¨®n de gran categor¨ªa, como la alcanzada por director y conjunto en la p¨¢gina de Garc¨ªa Abril.
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