El Madrid puso el f¨²tbol; el Burgos, la garra
Burgos y Madrid ofrecieron el domingo un excelente espect¨¢culo futbol¨ªstico, con entrega, orden, muchos aciertos, algunos fallos y cuatro goles repartidos a partes iguales. Molowny present¨® una alineaci¨®n de ataque que respondi¨® bien, hasta el punto de desconcertar absolutamente al Burgos en algunas fases del partido. El genio fue lo que le permiti¨® a este equipo salvar un punto ante un Madrid claramente superior en juego. Tras este resultado -s¨¦ptimo empate del Burgos- los dos equipos siguen imbatidos.La alineaci¨®n ofensiva del Madrid -tres puntas y tres hombres del centro del campo con proyecci¨®n claramente atacante, como son Jensen, Guerini y Del Bosque- pareci¨® ?comer la moral? al equipo burgal¨¦s, que sali¨® encogido, como si jugase fuera de casa. Plante¨® un cauto cuatro-cuatro-dos, con la preocupaci¨®n de formar una pantalla defensiva, como si jugase fuera de casa. El Madrid adelant¨® a Sol, libre de hombre a quien marcar, a la media, y se hizo con el control del partido, jugando al ataque, dado que el rival le facilitaba muchos metros. Su f¨²tbol fue soberbio en los primeros veinte minutos, en los que casi siempre estuvo en posesi¨®n del bal¨®n y con sus individualidades en un buen tono. A destacar la gran tarea de Guerini, pe¨®n de batalla en la media. Gorospe tuvo que hacer en este per¨ªodo un, par de buenas paradas y encaj¨® un gol absurdo en el minuto veintid¨®s -cuando el Burgos parec¨ªa dispuesto a equilibrar algo el juego- al dejar pasar sobre ¨¦l un bal¨®n que ni el propio Juanito -as¨ª lo confes¨®- hab¨ªa enviado con esa intenci¨®n.
Todo se hab¨ªa encarrilado bien para el Madrid, pero no pod¨ªa asegurarse que tuviera el partido f¨¢cilmente resuelto, ni mucho menos. Antes incluso del gol hab¨ªan existido motivos para pensar que el Madrid pod¨ªa pasarlo mal, porque Benito comenz¨® a acusar un principio de contractura desde los primeros minutos -tuvo que ser atendido en la banda, y lleg¨® a calentar Isidro a la espera del cambio- y Jensen fue cazado en el tobillo, lo que le hizo cojear ostensiblemente durante varios minutos, y precisar tambi¨¦n asistencia. El Burgos advirti¨® estos problemas en el juego del l¨ªder, y eso fue lo que le dio fuerza para abandonar su agarrotamiento defensivo.
Desde el primer gol, el de Juan? lo, el partido fue una sucesi¨®n de amplias fases de dominio madridista con otras, m¨¢s cortas, en las que el Burgos, a base de genio, consegu¨ªa sacudirse la superioridad del rival. Benito y Jensen se recuperaron de sus molestias, Wolff hizo un buen partido como l¨ªbero y el Madrid fue, con diferencia, el mejor de los dos equipos, aunque al Burgos sus arranques de furia le permitieron llegar a puerta con cierta frecuencia. Casualmente los goles no llegaron en las mejores jugadas, sino a trav¨¦s de fallos tontorros, como hab¨ªa pasado ya con el primero, y las mejores ocasiones o se escaparon por falta de precisi¨®n en el disparo, o las frustr¨® uno de los dos metas, o incluso acabaron en la madera, donde se estrell¨® un disparo de Aguilar.
Parec¨ªa tener decidido el encuentro el Madrid cuando compareci¨® en el Burgos Pach¨ªn, jugador de nervio y sentido de gol suficientes como para que resulte inexplicable su ausencia del equipo titular. Una galopada suya en la que Aguilar le persigui¨® hasta la l¨ªnea de fondo para all¨ª, tras breve forcejeo, detenerse a reclamar que el bal¨®n hab¨ªa salido y dejarlo ir, se convirti¨® en el gol del empate, s¨¦ptimo del Burgos en la s¨¦ptima jornad de Liga. El y el Madrid siguen imbatidos.
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