Triunfo c¨®modo y f¨¢cil para el Madrid
Poco mostr¨® el Huelva en su presentaci¨®n en Madrid como equipo de Primera. Hizo algunas buenas cosas aisladas en la primera mitad, pero en general mostr¨® ser un conjunto flojo, de quebradiza moral y falte de fondo f¨ªsico. Frente a ¨¦l, el Madrid se limit¨® a cumplir el expediente con un partido c¨®modo en el que Pirri y Santillana se repartieron los goles. Mediado el segundo tiempo, Molowny se permiti¨® incluso mover el banquillo, dando entrada a Roberto y a Garc¨ªa Hern¨¢ndez.Comenz¨® bien el partido para el Huelva, que en los dos primeros minutos cre¨® otras tantas jugadas de grave peligro. Primero fue un lanzamiento a Zambrano I, que forz¨® a Miguel Angel a salir fuera de su propia ¨¢rea para cortar con el pie in extremis la jugada; en la otra, una colada de este jugador puso el bal¨®n en el pie a Rivero, cuyo atolondrado remate sali¨® sin colocaci¨®n y pudo ser detenido por el meta madridista. Hab¨ªan sido dos ocasiones claras, y parec¨ªan anunciar un partido en el que el Huelva, favorecido por los boquetes defensivos del Madrid, pod¨ªa dar la batalla.
Pero no fue as¨ª. El equipo andaluz apenas mantuvo el tipo un cuarto de hora. Pretendi¨® jugar de t¨² a t¨², hizo algunas buenas cosas, pero poco a poco se fue esfumando. El Madrid, bien movido desde atr¨¢s por un desconocido Guerini, distante a?os luz del desesperante fall¨®n de tantas tardes, se asent¨® en el campo. Wolff sal¨ªa de cuando en cuando hacia adelante para sumar su trabajo al ataque, Jensen buscaba suerte por las dos bandas y arriba Juanito inquietaba lo suyo, pese a la persecuci¨®n de Sivianes.
Pronto se pudo ver que el Huelva no era equipo con el orden y el fondo f¨ªsico precisos para aguantar un equipo de toma y daca como pretend¨ªa, y en sus contraataques comenzaron a faltar hombres y fe. El Madrid termin¨® de adue?arse del partido cuando se encontr¨® repentinamente con dos goles de ventaja en el marcador, tantos de Santillana y de Pirri
A partir de que quedara establecida esta distancia en el marcador, el Huelva no pretendi¨® ya hacer otra cosa que escapar con el mayor decoro posible de lo que se anunciaba como una goleada f¨¢cil; en el descanso dej¨® fuera a su extremo Lapi, que se hab¨ªa,empe?ado demasiadas veces en absurdos intentos individualistas, y meti¨® un hombre m¨¢s del centro del campo, el veterano Lora, para aguantar lo mejor posible en esa zona. Con eso, Wolff se convirti¨® ya en un pleno centrocampista y el Madrid sigui¨® jugando con comodidad, con medio campo regalado por el rival. Las pegas surg¨ªan en las proximidades del ¨¢rea, pero los caracoleos de Juanito abr¨ªan siempre un camino al gol. Fue, sin embargo, una excelente pared Santillana-Guerini lo que permiti¨® a aqu¨¦l marcar el tercer gol del partido. Poco despu¨¦s de conseguirlo dejaba su puesto a Roberto, recibido con una enorme ovaci¨®n, que justific¨® despu¨¦s por su buen juego. Una falta sufrida por ¨¦l dio paso al cuarto gol del partido, en cabezazo de Pirri, tan espectacular como el primero. Molowny volvi¨® entonces a mover el banquillo y sustituy¨® a Jensen algo renqueante, por Garc¨ªa Hern¨¢ndez.
El partido concluy¨® ya sin m¨¢s goles, aunque s¨ª hubo oportunidades de lucimiento para el meta Alonso, de reflejos vivos pero bastante inseguro. El Madrid asegur¨® dos puntos que se presum¨ªan f¨¢ciles, y el Huelva, pasado el espejismo de esas dos primeras jugadas, dej¨® en Chamart¨ªn la impresi¨®n de ser un equipo sin cuajar, un once sin fe en sus propias posibilidades o sin fondo f¨ªsico para pelear noventa minutos por todo el campo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.