"Ca?ones" consigue la mejor entrada del a?o en Carabanchel
Nada m¨¢s empezar la funci¨®n, Antonio Arroyo se hizo un l¨ªo con el capote, los terrenos, las querencias y todo eso, y hubo de echar cuerpo a tierra para que no le arrollara el novillo. Toda la tarde se la pasaron los novilleros hechos un l¨ªo. Los productos de S¨¢nchez Rico ten¨ªan casta, y ya se sabe qu¨¦ pasa cuando hay casta en las reses y poco oficio en los lidiadores.En verdad, lidiadores en sentido estricto, s¨®lo lo eran los subalternos (tampoco todos). Los hombres de plata intentaban poner orden en aquel desaguisado de carreras y telonazos sin sentido. Rafael Redondo templ¨® con el capote hasta pasarse; Camarasa, despu¨¦s de una voltereta en su primera entrada, coloc¨® un par de banderillas de mucho m¨¦rito; y otro, bell¨ªsimo, Mart¨ªn Recio.
Plaza de Carabanchel
Novillos de Carlos S¨¢nchez Rico, muy justos de trap¨ªo, salvo cuarto y quinto; con casta y quiz¨¢ edad, mansos, manejables. Antonio Arroyo: Bajonazo exagerado (silencio). Pinchazo, estocada contraria, otro pinchazo, estocada tendida, dos pinchazos m¨¢s, estocada y aviso, con tres minutos de retraso (silencio). Manolo Nozal: Estocada corta atravesada, bajonazo que asoma, tres descabellos, pinchazo, aviso con dos minutos de retraso, pinchazo y tres descabellos (silencio). Estocada (oreja). Josele: Dos pinchazos, estocada atravesada que asoma por un brazuelo y dos descabellos (silencio). Tres pinchazos y estocada atravesada que asoma (palmas). Hubo muy buena entrada.
Los de oro, en cambio, estaban a pegar pases en el marco de sus muchas limitaciones y, a veces. era la guerra. La novillada, salvo un par de ejemplares, apenas ten¨ªa presencia, pero parec¨ªa tener edad, lo cual es mucho peor para la integridad f¨ªsica de quien se pone delante. La lidia infame sum¨® problemas a los propios de la casta y de la edad, y los novillos, casi todos muy nobles, aunque parezca incre¨ªble en aquellas circunstancias, estuvieron muy por encima de los matadores.
Tan inexperto como valiente, Arroyo logr¨® salvar la piel, de lo cual nos felicitamos. Con m¨¢s facilidad en el primero, que era noble, pero el cuarto, insuficientemente Picado, que desarrollaba sentido. le hizo pasar continuos apuros por todo el redondel. Una de las muchas veces que le perdi¨® la cara, Arroyo recibi¨® un tremendo ga?af¨®n por detr¨¢s, y sali¨® impulsado en vertical, como un misil.
Con m¨¢s oficio, Manolo Nozal consigui¨® algunos muletazos aceptables en el transcurso de sus dos interminables faenas, y dio ver¨®nicas de manos bajas, suaves y templadas. Josele ocupaba el tercer lugar del cartel, no se sabe por qu¨¦ raz¨®n, pues es m¨¢s veterano que sus compa?eros del cartel. La veteran¨ªa s¨®lo le sirvi¨® para recurrir al truco del tremendismo, con rodillazos m¨²ltiples y desplantes, mas nada de esto se le agradeci¨®. Antes bien, le chillaban: ??Torea de una pu?etera vez!? Con el capote dio cinco largas de rodillas (una de ellas, a porta gayola) e hizo un buen quite por chicuelinas.
Pero la fiesta no estaba en el ruedo, sino en los tendidos. Hubo la mejor entrada de todo el a?o en Carabanchel y nadie abandon¨® su localidad hasta que hubo concluido la novillada. La afici¨®n disfrutaba con el espect¨¢culo, aunque, como quien dice, no valiera un duro. El hecho mismo de la fiesta, en tarde deliciosa de sol, era lo que ten¨ªa verdadero valor. La gente quiere ir a los toros, pero los empresarios no se enteran. Las Ventas cerr¨® (los administradores de aquel coso sabr¨¢n por qu¨¦) y Carabanchel no abre, y mientras la clientela se queda con las ganas.
Bueno, s¨ª, abri¨® el domingo Carabanchel, pero tuvo que ser uno de los banderilleros de las cuadrillas, Ca?ones -el hombret¨®n aquel de grana y plata-, el que organizara el espect¨¢culo, quiz¨¢ con el dinero de otro. Le sali¨® muy bien, porque abarat¨® las entradas y de poco se le llena la plaza. Ca?ones es el hombre del d¨ªa en el concierto taurino. Ca?ones les dio un repaso a los mism¨ªsimos empresarios de Madrid. Un par de Ca?ones es lo que les hace falta a los empresarios de la capital del reino. Aparte de otras cosas.
La empresa no se decide
Seg¨²n fuentes allegadas a la empresa de Carabanchel, ¨¦sta no se decide a abrir la plaza el pr¨®ximo domingo, por si empeora el tiempo. Parece ser que, para dar toros, necesita garant¨ªas absolutas, nada menos. En estas condiciones es f¨¢cil ser empresario.
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