La conflictiva identidad de los "travestis"
El di¨¢logo seria imposible sin la palabra aceptar. Es el verbo supremo, el eje de todo su vocabulario, Santiago Garc¨ªa Fern¨¢ndez, Mamba desde que hace ya bastantes a?os decidiera transformarse, convertirse en esta especie de Margarita Gautier l¨¢nguida, que es hoy pase¨¢ndose imperturbable por una Sevilla hostil, que le sonr¨ªe con una burda picaresca de incomprensi¨®n, maneja muy bien ese concepto. ?Pero si no me aceptan, yo creo que terminar¨¦ por marcharme para siempre?. Fue a los catorce, trece o catorce altos, en Galicia, donde naci¨®. Y no es que repentinamente se encontrara con que le iba la gente de su sexo. ?Yo me sent¨ªa ya entonces como una mujer, detestaba los juegos violentos y me gustaban las cosas femeninas.? Se ladea Mamba una gorrita a cuadros escoceses que ha dise?ado ella misma, ?igual que esta falda y la chaqueta que llevo? y se esconde literalmente detr¨¢s de unas gafas enormes, dice que porque va sin maquillaje. Su metro ochenta de estatura y la rigidez conque se balancea en unos discret¨ªsimos tacones hacen volver la vista ir¨®nica a casi todo el mundo. Ella est¨¢ acostumbrada. ?Salgo sola casi siempre y con cierta frecuencia de noche. As¨ª me pasa, que me dice un taxista el otro d¨ªa: "?Y t¨² vas siempre vestido as¨ª?", pues claro que s¨ª, le dije, o qu¨¦ se creen, ?qu¨¦ voy disfrazada??.Su padre y sus hermanos, guardias civiles en Orense, ignoran voluntariamente esta otra identidad de Santiago. ?Mi padre me dec¨ªa, no hace mucho, en una carta, que por cierto he roto ya, "Olv¨ªdate de nosotros, porque en mi familia no ha habido maricones" y llevo ya tres a?os sin ver a mi madre ni a mis hermanos peque?os.? Su historial es muy largo a pesar de tener s¨®lo veinti¨²n a?os. Mamba ha sido, en Madrid, prostituta y artista de variet¨¦s durante unos meses. ?Era todo muy sucio, no volver¨¦ a pisar un escenario. Aguantar al t¨ªpico carroza que te dice, has estado muy bien, caso como una mujer.?
?Nos ha perjudicado el t¨ªpico travesti showman?
Aspiraci¨®n inalcanzable, ser una mujer, tener hijos alrededor, sentirse respetada. Hace tiempo que las mujeres se dieron cuenta de que nada de esto era hoy cierto, ni funcionaba tampoco para ellas. Pero Mamba y todas las travestis que como ella aspiran a ser otra cosa que un ins¨®lito numerito de circo, persiguen esa imagen deslucida de la feminidad en sus tacones exagerados y en los maquillajes estridentes. ?Yo me visto as¨ª porque me gusta, pero no por llamar la atenci¨®n, aunque si lo piensas bien, pues exhibicionistas lo somos todos.?Creer en el amor plat¨®nico y aspirar al respeto y la aceptaci¨®n de los dem¨¢s son los grandes ejes vivenciales de esta criatura singular que escribe poes¨ªas y piensa mucho, mientras cuida ni?os ajenos, que si la aceptan, en un barrio comunista de Sevilla, aunque ?los comunistas tampoco van a hacer nada por nosotras?. Normalmente lleva una vida muy solitaria y no habla con nadie de su barrio, un saludo escueto y la confianza en que un d¨ªa, por fin, nadie se de la vuelta para mirarla. ?Aqu¨ª en Sevilla, no creas, tengo buenos amigos. He encontrado un grupo de gente muy liberal, son parejas de la burgues¨ªa que hacen swinging, por ejemplo, y que no se escandalizan de nada. Pero la inmensa mayor¨ªa de la gente no nos entiende. Nos ha perjudicado mucho la imagen del t¨ªpico travesti showman y lo que no aceptan es que quieras ser una persona normal. Incluso dentro del movimiento homosexual nos pasa lo mismo, hay mucha falocracia. Yo no digo que ellos no tengan sus problemas, pero aqu¨ª, en Sevilla, la homosexualidad se acepta muy bien.?
Hace apenas tres a?os que el fen¨®meno del travestismo se manifiesta en Espa?a con una cierta libertad, aunque en esta ciudad andaluza tan especial que es Sevilla, existen espect¨¢culos basados en el potencial c¨®mico de esa ambig¨¹edad sexual, desde hace, por lo menor, diez a?os. ?Uf, qu¨¦ horror, yo he estado s¨®lo una vez en ese sitio, en La Venta de la Esmeralda, es deprimente, de verdad.? Porque Mamba piensa, adem¨¢s, que travestis debe haber por lo menos 5.000 en Espa?a, aunque es imposible saberlo ni siquiera por aproximaci¨®n. ?No ves t¨² que hay muchos encubiertos. Aqu¨ª en Sevilla he conocido a tres homosexuales que lo que en realidad quer¨ªan es vestirse de mujer siempre y ser como yo, pero les da miedo la trasformaci¨®n. No se deciden a luchar y romper, prefieren quedarse en esa situaci¨®n que, al fin y al cabo, es m¨¢s c¨®moda. Porque ten en cuenta que s¨ª yo fuera un homosexual normal, tendr¨ªa mucha m¨¢s facilidad de encontrar un trabajo y de que la sociedad me admitiera y me comprendiera.?
?Hay demasiado morbo en la gente?
En los ocho meses que Mambo lleva en Sevilla ha llegado a la convicci¨®n de que es necesario luchar para que las cosas cambien. Por eso est¨¢ decidida a abandonar su actividad de cuidar ni?os y lanzarse a una nueva profesi¨®n. ?Quiero ser Ayudante T¨¦cnico Sanitario, porque esta vida que llevo me parece ya demasiado f¨¢cil. S¨¦ que los primeros d¨ªas va a ser el cachondeo padre con los dem¨¢s alumnos, pero ya me estoy preparando.? Despu¨¦s de todo tambi¨¦n en la discoteca Mojama, adonde suele ir con cierta frecuencia, se oyen las mismas expresiones: ?Que si ¨¦se es un t¨ªo, que si ya viene el numerito, que si mira ese maric¨®n. Y ya me ha pasado muchasveces, ir a una discoteca, y perdona mi falta de modestia, donde habla hombres que estaban con chicas y con amigos y me critican e incluso me despellejan, y luego, al final, cuando salgo, porque yo suelo salir sola, y voy a la parada de taxis, me siguen e intentan ligar, t¨² ya me entiendes. Hay demasiado morbo en la gente que se acerca a nosotras. Luego te dicen cosas como: "?Y si yo me acostara contigo, t¨² qu¨¦ me podr¨ªas hacer?". y frases por el estilo.?
Lo malo para Mamba en esto del travestismo es que la mayor¨ªa no piensa as¨ª. ?No, ya lo s¨¦, hay una rivalidad extrema, ser¨ªa imposible pensar en formar un grupo medio pol¨ªtico o algo parecido. Los celos entre las travestis son terribles, es una guerra total, que si t¨² tienes nuez, que si la otra tiene barba, que si una se parece a tal, que si la otra a cual, que si ¨¦sta est¨¢ muy delgada, que si se hormona. Porque lo que pasa es que todas tenemos un nivel cultural muy bajo. A m¨ª me gustar¨ªa dar conferencias, pero as¨ª, a nivel humano, y expresarles cu¨¢les son mis deseos y los de las dem¨¢s, aunque muchas no persiguen las mismas cosas, pero, de todas formas, somos bastantes. Y si, por lo menos, consigui¨¦ramos hacerle asimilar a la sociedad cierto tipo de ideas, seria suficiente.?
En el bar de El avi¨®n nadie se vuelve a mirarla, ser¨¢ porque aqu¨ª han instalado su cuartel general muchos homosexuales y travestis de Sevilla, pero unos metros m¨¢s lejos, los taxistas del aeropuerto se dan codazos y hasta comentan en voz alta, "?Pero d¨®nde vais con eso!", cuando pasamos con esta chica de la boina a cuadros, estilizada y un poco t¨ªmida. ?Pues lo que son las cosas, los polic¨ªas que algunas veces me han pedido la documentaci¨®n -como te digo, yo salgo sola por la noche y, a veces, me encuentro a los coches-patrulla- siempre educad¨ªsimos y eso que yo tampoco les tengo mucha simpat¨ªa.?
Tambi¨¦n el Ej¨¦rcito se ha mostrado comprensivo en esta ocasi¨®n. Le han eximido del servicio militar sin pasar siquiera los cuatro o cinco d¨ªas de observaci¨®n reglamentaria. Piensa Mamba que quiz¨¢ la vida no es tan terror¨ªfica y que todo lo que existe es en el fondo un problema de ignorancia, ?a ti qu¨¦ te parece, he pensado formar un grupo musical, pero muy serio, ?eh!, para cantar los poemas que tengo escritos?. Mamba Garc¨ªa, que no se reprime en sus tacones, ni en sus salidas nocturnas, repliega cuidadosamente su vocabulario para dejar constancia de su imagen perfecta de se?orita modosa. No se le escapa una sola palabra dura de las que a ciencia cierta utilizar¨¢ en otras conversaciones y toda ella se amolda a una imagen diurna de la vida con algunos violentos revulsivos ideol¨®gicos.
Sus preferencias sexuales est¨¢n claras: ?A mi me gustan los hombres heterosexuales, porque los homosexuales que he conocido eran m¨¢s complicados e incluso pretend¨ªan que yo ejerciera un papel activo en la relaci¨®n, cosa absolutamente imposible?, pero sigue so?ando con historias de gran complejidad. Si no fuera por el horror que siente hacia todos los psiquiatras, fruto de cinco internamientos en hospitales para enfermos mentales, a lo mejor hasta se decid¨ªa a consultarles respecto de estos sue?os oscuros. En cualquier caso, todav¨ªa es muy joven y su personalidad est¨¢ poco formada, por eso precisamente no piensa operarse, de momento, hasta que la medicina avance un poco m¨¢s,
Mientras tanto le quedan sus amigos liberales, la familia con la que vive y la posibilidad de marcharse de Sevilla si las cosas van a peor, porque hay momentos de depresi¨®n en los quede verdad est¨¢ harta. Pero, en cualquier caso y pens¨¢ndolo bien, reconoce que tampoco es una mujer, que pertenece a un tercer sexo todav¨ªa sin definir que se asimila a una hojarasca falsa de comportamientos femeninos y que ella es una travest¨ª y de momento quiere vivir as¨ª.
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