Previsibles enfrentamientos en el Gobierno ante los proyectos de suprimir el comercio de Estado
Seis a?os despu¨¦s de que se publicase en el Bolet¨ªn Oficial del Estado un decreto de Presidencia del Gobierno por el que se regulaban las importaciones de alimentos y se terminaba con el sistema de comercio de Estado, Espa?a no ha avanzado significativamente en este sentido, y contin¨²a manteniendo el r¨¦gimen de comercio de Estado, propio de autarqu¨ªas y de pa¨ªses con econom¨ªa centralizada. En este sistema se basa buena parte de la pol¨ªtica proteccionista del sector agrario, ya que se ha convertido la importaci¨®n agraria en una variable dependiente de la pol¨ªtica agraria interior, situaci¨®n esta inaceptable de cara a nuestro ingreso en las Comunidades Europeas y fuente inagotable de conflictos entre ministerios interesados en el tema. Tras el reciente congreso de UCD, la pol¨¦mica ha resurgido con m¨¢s fuerza.
En un momento en que son varios los sectores dentro del propio Gobierno de UCD los que propugnan un sistema de econom¨ªa social de mercado, parece una contradicci¨®n el mantenimiento de este r¨¦gimen comercial cuya utilizaci¨®n no en todas las ocasiones beneficia al sector agrario sino que le convierte en algo poco menos que privilegiado y en absoluto alienta los procesos de rentabilidad y eficacia deseables en el sector.
Protagonismo agrario
Un elevado e importante n¨²mero de productos agrarios tiene el r¨¦gimen de comercio de Estado para sus importaciones (especialmente los agrupados en los cuatro primeros cap¨ªtulos del Arancel) y hay muchos que a¨²n no estando cuentan con los privilegios de una burocracia que hace poco menos que imposible el traer dichas materias desde fuera cuando se ha podido comprobar una desviaci¨®n injustificada de sus precios. Basta se?alar que de las 76 posiciones arancelarias que se encuentran en el comercio de Estado, setenta pertenecen a productos agrarios.Mientras unos se?alan el favoritismo de que se hace gala con el sector agrario en un momento culminante de nuestro proceso de acercamiento hacia la CEE que exige que nuestro pa¨ªs vaya adoptando sus mecanismos de regulaci¨®n comercial exterior a los puestos en pr¨¢ctica con probada eficacia en la Comunidad, otros consideran que las inflexibles y monopol¨ªsticas estructuras de comercio interior engullen sin problemas el posible beneficio al consumidor y la bajada del precio al productor a corto plazo. Por ¨²ltimo, los responsables de la importaci¨®n dicen a los consumidores que no se preocupen, que ya bajar¨¢ el precio en la plaza, que la ley de la oferta y la demanda est¨¢ ah¨ª para algo. ?Y efectivamente -se?alan expertos de Agricultura- est¨¢ ah¨ª para mostrar una vez m¨¢s que sin estructuras de comercio interior n¨ªtidas y transparentes no se consigue bajar un precio aunque nos pasemos la vida importando.?
Dejando al margen enfrentamientos interministeriales, la realidad, y a la vista de las ¨²ltimas actuaciones en materia de importaciones en r¨¦gimen de comercio de Estado, es que la existencia de esta f¨®rmula importadora es cuando menos in¨²til para el inter¨¦s general, aunque posiblemente muy rentable para grupos interesados en los privilegios que el mantenimiento del comercio de Estado puede darles.
Bot¨®n de muestra
Pongamos un ejemplo. El 10 de agosto del presente a?o, un real decreto de Presidencia del Gobierno fijaba los niveles de precios de regulaci¨®n de la carne de vacuno, es decir, los precios que seg¨²n informes de Agricultura no deber¨ªan ser superados, ya que se consideraban como absolutamente rentables para la campa?a. Cuatro eran los niveles que se fijaban: garant¨ªa, intervenci¨®n inferior, indicativo e intervenci¨®n superior, este ¨²ltimo quedaba fijado en 210 pesetas kilo-canal. Pues bien, cogiendo este ¨²ltimo nivel que, en cualquier caso, es el ¨®ptimo fijado por el Ministerio de Agricultura para el ganadero, vemos que el resultado de esta regulaci¨®n ha sido totalmente in¨²til, ya que en octubre el precio del vacuno regulado -a?ojo de segunda, 10% del mercado- alcanzaba las 260 pesetas-kilo-canal, es decir, cincuenta pesetas por encima de la intervenci¨®n superior. Si en lugar de a?ojo de segunda se comparase con el de primera el incremento ser¨ªa, de sesenta pesetas. A este punto se ha conseguido llegar gracias al mantenimiento de las actuales estructuras de aplicaci¨®n del comercio de Estado y al impedimento de unas importaciones suficientemente reguladas que hubieran evitado tan disparatado incremento de precios. Durante el presente a?o se han importado un total de 37.000 toneladas de carne de vacuno, a pesar de lo cual el precio ha superado ampliamente los precios de intervenci¨®n superior fijados al inicio de la campa?a, lo cual muestra que este tipo de complicado, intervencionista y sumamente proteccionista comercio de Estado no ha funcionado. La situaci¨®n lleg¨® a ser tan tensa que hasta en una ocasi¨®n el Ministerio de Defensa tuvo que apoyar la importaci¨®n de vacuno para poder ofrecer este producto a la tropa, ya que con los precios existentes en los mercados interiores no hab¨ªa posibilidad de garantizar la manutenci¨®n c¨¢rnica de los cuarteles. Esta situaci¨®n, de hecho, s¨®lo tiene, en opini¨®n de expertos consultados por EL PAIS, un claro beneficiario: la industria c¨¢rnica, si bien no se precis¨® en qu¨¦ escal¨®n recae el m¨¢ximo inter¨¦s en impedir las importaciones de comercio de Estado cuando la situaci¨®n as¨ª lo demanda.Seg¨²n expertos del Ministerio de Comercio, la supresi¨®n del r¨¦gimen de comercio de Estado conllevar¨ªa dos acciones muy concretas. La primera, el establecimiento de los reglamentos sectoriales, conjuntamente discutidos entre la Administraci¨®n y los representantes de los subsectores agrarios respectivos, de manera que sean realmente asimilados por ambas partes, y los mecanismos en defensa de la producci¨®n nacional sean operativos. En segundo lugar, deber¨ªa conocerse a fondo previamente el grado de transparencia y competencia de cada mercado, el papel de las firmas privadas en el mismo, con el fin de que la desaparici¨®n del comercio de Estado no significara la entrega, de hecho, de este r¨¦gimen al control de determinados grupos particulares.
En opini¨®n, de las fuentes consultadas, una definici¨®n clara de objetivos en este sentido se considera absolutamente necesaria si se quiere ir a una reordenaci¨®n de la pol¨ªtica agraria, y colocar¨ªa, a su vez, a la pol¨ªtica comercial de importaciones en una posici¨®n activa y no meramente de seguimiento como viene ocurriendo hasta ahora.
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