El rebelde af¨¢n de los goliardos
Villena dice que el goliardo es ?alguien para quien la intensidad de la vida se auna con la intensidad del saber, de la cultura?. La definici¨®n hace suficientemente atractivo el estudio de esta clase de cl¨¦rigos y estudiantes medievales, cuyo rebelde af¨¢n de gozo y libertad se inserta en el esplendor del siglo del amor cort¨¦s. La aventura que el goliardo vive y su amor por la verdad de las cosas brindan a su tiempo el ox¨ªgeno salvador que el nuestro espera de otras rupturas y vanguardias. El goliardo es el primer rebelde de Occidente. Su concepci¨®n de la vida y su rebeld¨ªa nos familiarizan en el tiempo con estos personajes, tan radicalmente vivos y actuales, opuestos al hombre de armas y al caballero de su ¨¦poca. ?Que todo esto cabe advertirlo, s¨®lo si se hace, una libre lectura de los contenidos de la actitud goli¨¢rdica, tal como ha apuntado un cr¨ªtico?: ?que la identificaci¨®n que Luis Antonio de Villena observa en algunos movimientos contraculturales de hoy en relaci¨®n con los goliardos, hay que interpretarla en la direcci¨®n de esa libre lectura? Bien. La fascinaci¨®n que el comportamiento del goliardo pueda despertar en el hombre de hoy tal vez haya que situarla en el ¨¢mbito de la familiaridad de su contestaci¨®n con la de los movimientos contraculturales que Villena ha estudiado, de manera prolija, en su libro Revoluci¨®n cultural (Un desaf¨ªo de la juventud). No cabe entender, pues, como gratuita especulaci¨®n u oportunismo el intento de aproximaci¨®n de dos actitudes contestatarias, si ello se hace -tal es el caso del libro que comentamos- marcando las amplias diferencias hist¨®ricas. Tampoco se puede se?alar como ausencia de rigor lo que, evidentemente, es un apasionado entendimiento de la visi¨®n goli¨¢rdica del mundo, desde la perspectiva de un hombre sensibilizado con nuestro tiempo, de la manera en que,demuestra serlo, por su obra, el autor de Dados, amor y cl¨¦rigos. Uno de los aciertos de este libro es que est¨¢ escrito con el mismo apasionado vitalismo que pose¨ªan los seres de los cuales se habla. Es esta su virtud y nunca su riesgo. ?Qu¨¦ ha de aconsejar al narrador abandonar su pasi¨®n por las cosas? A trav¨¦s de la pasi¨®n por el tema, Luis Antonio de Villena consigue una din¨¢mica narraci¨®n de inter¨¦s creciente. Por otra parte, no ha sido prop¨®sito del autor -y as¨ª lo confiesa- realizar un libro acad¨¦mico, ajeno, si as¨ª fuera, al viv¨ªsimo esp¨ªritu goli¨¢rdico. Por esta raz¨®n no resulta casual el logro de contagi¨® al lector de la admiraci¨®n que el autor siente por la actitud libertaria de estos estudiantes medievales. Pero la apasionada exposici¨®n no indica, sin embargo, ausencia de rigor. Villena no sustituye la imprecisi¨®n o la falta de argumentos o datos con otros recursos que otorguen al libro irresponsabilidad investigadora o una m¨ªnima superficialidad. Tampoco lo tienta la erudici¨®n f¨¢rragosa: navega sobre un mar de citas y referencias con la misma alegr¨ªa de un goliardo.Dados, amor y cl¨¦rigos presenta un mundo de s¨¢tira, iron¨ªa, locura sugestiva de vividores, con ingenio y respuestas desconcertantes, al que, de otro modo, como indica el autor, se pudo asistir despu¨¦s en el renacimiento, en el romanticismo o en el surrealismo. Esta rebeld¨ªa, no nacida desde la ideolog¨ªa, sino desde la actitud vital, deslumbra de manera permanente al aut¨¦ntico hombre libre. Muchas cosas son comunes al individuo medieval y al contempor¨¢neo, y una de ellas de manera especial: El af¨¢n de libertad, desde un entendimiento cultural de ese af¨¢n. Esta lucha, ayer y hoy, ha sido concretada en la rebeld¨ªa contra estructuras antiguas, algunas de las cuales resultaban tan r¨ªgidas entonces como ahora, y en el deseo de transformaci¨®n y de vida que impulsaba a los cl¨¦rigos y caminantes medievales y que orienta hoy a muy variados grupos y movimientos, conscientes de la necesidad de un verdadero cambio social. Entre esos grupos se encuentran los que nuestra juventud ha creado en el seno de las universidades. Mas, tanto en el caso de los goliardos como en el de los contraculturalistas de nuestro tiempo, Luis Antonio de Villena advierte desviacionismos comunes, porque una parte de aqu¨¦llos y de ¨¦stos olvidaron los m¨®viles iniciales. Muchos goliardos acabaron en ?ajuglarados actores, sin apenas conexi¨®n cultural?, y algunos de nuestros j¨®venes, envolviendo su vitalismo en vana superficialidad. La rebeld¨ªa de ¨¦stos queda reducida, a veces, al ejercicio de la moda o de algunas expresiones formales, m¨¢s o menos escandalosas, muy f¨¢cilmente asumidas por la sociedad.
Dados, amor y cl¨¦rigos
Luis Antonio de Villena. Preliminar de Mar¨ªa Hern¨¢ndez Esteban. Cupsa Editorial, Madrid 1978
Tambi¨¦n estudia Luis Antonio de Villena las relaciones de la poes¨ªa goli¨¢rdica con el nacimiento de la l¨ªrica europea, repasa la tem¨¢tica de la poes¨ªa goli¨¢rdica y analiza otros aspectos de ¨¦sta. Nos habla del goliardismo en Espa?a y del fin del goliardismo, destruido desde fuera por el rechazo social y desde dentro por los efectos de la relajaci¨®n que suele producirse en estos movimientos. El libro se cierra con una breve antolog¨ªa, ejemplo de la calidad y la modernidad de la poes¨ªa de los goliardos; exultante, rendida al placer, al gozo, a la belleza.
En Dados, amor y cl¨¦rigos se nos presentan varios ejemplos de aut¨¦ntico goliardismo, desde Pedro Abelardo -sus tensiones con el Papa, sus amores con Eloisa, sus pol¨¦micas en las aulas, sus relaciones encontradas con San Bernardo, gran inquisidor de aquel tiempo- hasta el primado Hugo de Orleans -arquetipo libertario, originalidad e ingenio en la poes¨ªa goli¨¢rdica-, el archipoeta de Colonia -fascinante individuo que relega lo intelectual por lo sensorial- o Gualterio de Ch¨¢tillon, ejemplo de goliardismo intelectual
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