Castilla y Algeciras echaron al p¨²blico de Chamart¨ªn
La casi totalidad de aficionados que hab¨ªan presenciado el pr¨®logo de Primera Madrid-Sp¨®rting, permanecieron en Chamart¨ªn, esperanzados en comprobar las excelencias del filial blanco, equipo de moda. Las deserciones en las gradas comenzaron a los quince minutos, y antes de llegar al descanso apenas quedaban 15.000 espectadores. El fr¨ªo y el partido televisado, al amparo de una buena estufa, pesaron lo suyo en esa huida. Pero lo que acab¨® por echar a la gente del campo fue el tedioso juego que ?brindaron? Castilla y Algeciras. El partido, malo de solemnidad, lo gan¨®, seg¨²n costumbre, el filial madridista, por la m¨ªnima y sin ning¨²n brillo.Seis partidos ha disputado Castilla en casa con el balance de otros tantos triunfos, todos por la m¨ªnima, y bajo el signo del aburrimiento, salvo el anterior con el Elche, equipo ¨¦ste que jug¨® sus bazos ofensivas. El Algeciras, el domingo, hizo lo que el resto de equipos que han pasado por Chamart¨ªn, amontonar, hombres atr¨¢s y en el medio campo e impedir al Castilla la utilizaci¨®n de su mort¨ªfero contragolpe. Se demostr¨®, por tanto, una vez m¨¢s, que el Castilla es equipo de ?fuera?, y que cuando sus piezas clave -Blanco y Gallego en el medio campo, y Pozo delante- se encuentran atenazados por un f¨¦rreo marcaje, las luces del conjunto de Santisteban son m¨¢s bien cortas.
Lo mejor del Algeciras fue esa disciplina prusiana en la situaci¨®n de sus jugadores sobre el campo, posici¨®n que estrat¨¦gicamente intent¨® variar tras el tempranero gol de Pascual, en una de las escasas jugadas meritorias del Castilla. Toda la fuerza ofensiva del Algeciras para contrarrestar el resultado se perdi¨® en forzar saques de esquina, circunstancia en la que super¨® con claridad a su rival (quince a siete).
En ning¨²n momento, pese, a todo, se vio claro que el equipo andaluz fuera a conseguir la igualada.
Su capacidad de remate fue m¨ªnima, pese. al aparente dominio que ejerci¨® sobre el l¨ªder. El Castilla, perdidos Blanco y Pozo, actu¨® siempre amparado en su ventaja y pr¨¢cticamente se dedic¨® a verlas venir, consciente de que el Algeciras amagaba, pero se mostraba incapaz de dar. Comoquiera que los blancos se mostraron, por su parte, incapaces de hilvanar contraataques r¨¢pidos, el partido transcurri¨®, en suma, mon¨®tono, tedioso y sin ninguna vibraci¨®n.
S¨®lo en los minutos finales Pozo sali¨® del marasmo general y pudo haber ampliado la brecha en dos claras ocasiones, salvadas con apuros por el meta visitante. En realidad, estas dos oportunidades intentaron justificar el nuevo triunfo mediocre del Castilla, que sigue su paso firme con resultados positivos, pero que se muestra reacio a ofrecer una imagen aceptable en Chamart¨ªn y guarda sus calidades y brillantez para los partidos de fuera. El pr¨®ximo domingo tendr¨¢ una nueva ocasi¨®n de confirmarlo en Las Margaritas.
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