La ¨²nica salida, seguir adelante
El primer ministro Menahem Begin y sus dos principales negociadores en Washington, Dayan y Weizman, saben que la aprobaci¨®n por el Gobierno israel¨ª del proyecto de tratado de paz con Egipto, presentado por los norteamericanos el pasado 11 de noviembre, no representa en realidad un relanzamiento de las conversaciones con El Cairo.Ayer, el propio ministro de Defensa, Ezer Weizman, dijo que la decisi¨®n del Gabinete llega, por lo menos, con ?una semana de retraso?. Este mismo plan fue presentado al Gobierno por Weizman el 12 de noviembre, sin conseguir el visto bueno de los ministros. Pese a que Weizman casi implor¨® y explic¨® que el proyecto hab¨ªa sido aprobado en principio por los negociadores egipcios, el Gobierno no hizo nada positivo. Se limit¨® a rechazarlo y a darle a Weizm¨ªan una serie de instrucciones que a los ojos de los egipcios deber¨ªan aparecer, necesariamente, como un endurecimiento de la posici¨®n israel¨ª. La respuesta no se hizo esperar: Sadat llam¨® a ?consultas? a su ministro de Asuntos Exteriores, Butros Gali, y su delegaci¨®n en Washington present¨® a continuaci¨®n una nueva serie de exigencias.
Al aprobar ayer este esquema de tratado rechazado el 12 de noviembre, el Gobierno israel¨ª retorna a la situaci¨®n de ocho d¨ªas atr¨¢s. Pero esa situaci¨®n ha evolucionado y ya no es b¨¢sicamente la misma. Desde entonces, Egipto ha reclamado el establecimiento de una agenda precisa para,la instauraci¨®n de un r¨¦gimen de autonom¨ªa en Cisjordania y Gaza, y una presencia simb¨®lica de Egipto en el corredor de Gaza. Como se sabe, Israel se opone a esas exigencias.
?Quiere esto decir que las negociaciones se encuentran en un nuevo punto muerto? No necesariamente. El presidente S¨¢dat, previendo quiz¨¢ el no israel¨ª, ha sugerido ya a Begin una nueva cumbre para poner en marcha otra vez las conversaciones.
Los esfuerzos diplom¨¢ticos de Jerusal¨¦n, El Cairo, y, por supuesto, Washington, se concentrar¨¢n en esa tarea durante los pr¨®ximos d¨ªas. Habr¨¢ que encontrar el momento y el contexto m¨¢s apropiados para esa cumbre y asegurar su ¨¦xito. Hoy, como ayer, resulta claro para todos los protagonistas que no se puede retroceder. La ¨²nica salida es seguir adelante.
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