La mediocridad, al poder
La degeneraci¨®n absoluta de los g¨¦neros que anta?o hicieron furor parece haberse agudizado en los ¨²ltimos tiempos. Ahora le ha tocado el turno al melodrama familiar, a la epopeya intimista. Y la ca¨ªda ha sido estrepitosa: filmes como Al otro lado de la medianoche. El griego de oro y, ahora, Betsy son la peor, basura hollywoodiense. Al margen de juicios ideol¨®gicos, morales, etc¨¦tera, que son muy aburridos y est¨¢n excesivamente usados, lo que m¨¢s sorprende de estas pel¨ªculas es su torpeza absoluta, su poca inteligencia, su endeble estructura, su deficiente factura industrial, cosas que no impiden su m¨¢s que discreto ¨¦xito. Por otro lado, no ofrecen ning¨²n tipo de carnaza espectacular, en realidad ofrecen bien poco, nada que no podamos encontrar en cualquier follet¨ªn televisivo. Su mejor coartada, quiz¨¢ su ¨²nico atractivo, resida en que no sorprenden, en que son conocidas a priori por aquel p¨²blico al que van destinadas. La visi¨®n de estas pel¨ªculas deja un regusto a C¨ªrculo de lectores, a Reader?s Digest y a Colecci¨®n Reno, a serial radiof¨®nico y a revista de cotilleo.
Betsy
Director, Daniel Petrie. Gui¨®n: William Bast y Walter Bernstein, seg¨²n la novela de Harold Robbins ?Betsy?. Fotograf¨ªa: Mario Tosi. M¨²sica: John Barry. Int¨¦rpretes: Laurence Olivier, Robert Duvall, Tommy Lee Jones, Jane Alexander, Katherine Rossy Lesley-Anne Down. Norteamericana, 1978. Locales de estreno: Bulevar y Pompeya.
Harold Robbins o la cr¨®nica de las virtudes y defectos sociales
Betsy, que aqu¨ª han subtitulado La saga de los Hardeman, est¨¢ basada en una novela de ese inagotable autor de best-sellers que es Harold Robbins. Se presenta como la cr¨®nica de las vicisitudes de tres generaciones de una poderosa familia americana, dedicada a la fabricaci¨®n de coches. Los Hardeman est¨¢n tratados como un todo, en el cual se dan cita los defectos, las virtudes, los valores, las aberraciones y los pecados de una determinada mentalidad. En Betsy no falta nada: homosexualidad, incesto, corrupci¨®n, lujo, poder, pero tambi¨¦n amor, generosidad y todo tipo de buenos sentimientos. Todo ello debidamente empaquetado y, condimentado para que no resulte indigesto, realizado sin incurrir en ning¨²n atentado al buen gusto elemental, sin ninguna escena que pueda herir la sensibilidad del espectador. Betsy es lo que hace algunos a?os se calificaba como una pel¨ªcula fuerte...Lo ¨²nico salvable en este inmenso bodrio es el reparto: Laurence Olivier convertido -al fin- en un gran actor de cine, ese secundario genial que es Robert Duvall y Jane Alexander, la gran actriz que descubrimos en La gran esperanza blanca. Junto a ellos, dos espectaculares bellezas: Katherine Ross y Lesley-Anne Down. Si el reparto no es redondo, ello se debe a la presencia de un infiltrado: Tommy Lee Jones, una especie de maniqu¨ª que se est¨¢ poniendo de moda en el cine yanqui, como prueba su presencia en Ojos, y que, entre los antes citados, resulta realmente grotesco.
Babelia
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